La rebelión estudiantil que sacude Serbia: ¿puede el pueblo romper el férreo control de Vucic?

A ocho meses del trágico colapso en la estación de tren en Belgrado, los estudiantes lideran una ola de protestas que desafían al autoritarismo de Aleksandar Vucic

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Belgrado, Serbia — La creciente ola de manifestaciones lideradas por estudiantes en Serbia ha encendido una chispa política capaz de alterar el rumbo del país balcánico. A casi ocho meses del colapso de una estructura en una estación de tren que mató a 16 personas y dejó al descubierto una preocupante red de corrupción y negligencias, las calles de Belgrado resuenan con los pasos de miles de ciudadanos exigiendo justicia, transparencia y elecciones anticipadas.

Un colapso que desató la tormenta

El 1 de noviembre de 2024, la reciente renovación de una cubierta de concreto en una importante estación ferroviaria terminó en una tragedia: el techo se desplomó durante la mañana, en hora pico, matando a 16 personas —en su mayoría trabajadores y pasajeros— e hiriendo gravemente a más de 40.

Lo que en principio fue considerado un desafortunado accidente reveló una red de irregularidades: licitaciones amañadas, materiales de baja calidad y supervisiones laxas proporcionaron el caldo de cultivo para el desastre. Las sospechas apuntaron de inmediato a contratistas cercanos al poder, y los estudiantes universitarios decidieron que era hora de actuar.

El resurgir del activismo estudiantil

Inspirados en los movimientos de protesta que han marcado la historia reciente de Europa —como los "chalecos amarillos" en Francia o las manifestaciones estudiantiles en Chile—, miles de estudiantes serbios se han transformado en motores de un cambio social.

No se trata simplemente de organizar marchas, sino de una resistencia organizada que ha ocupado los espacios públicos durante meses, debatiendo ideas, proyectando documentales informativos, y transformando plazas como la emblemática Plaza de la República en verdaderos foros ciudadanos.

No pedimos milagros, exigimos responsabilidad”, dice Jelena, estudiante de derecho en la Universidad de Belgrado y vocera del movimiento. “La tragedia fue el detonante, pero la corrupción estructural es el verdadero enemigo”.

El poder bajo fuego: Vucic en el ojo del huracán

El presidente Aleksandar Vucic, conocido por su pasado como ultranacionalista y por su deriva autoritaria, enfrenta su mayor desafío desde que asumió el poder en 2012. Líder del Partido Progresista Serbio (SNS), Vucic ha consolidado un poder prácticamente incontestado en Serbia, dominando tanto el Ejecutivo como el Parlamento y el aparato judicial.

Las elecciones presidenciales y legislativas están programadas para 2027, pero la presión en las calles ha forzado el debate sobre una posible convocatoria anticipada, algo que el mandatario se niega a contemplar. “El Estado será defendido y los delincuentes procesados”, declaró Vucic rodeado de sus simpatizantes durante una ceremonia oficial mientras miles reclamaban fuera del recinto presidencial.

En una señal clara de desprecio político, Vucic también ha optado por continuar con actos protocolarios y repartir premios a periodistas y artistas leales, lo que generó fuertes críticas acusándolo de ignorar las legítimas demandas populares.

Detenciones, amenazas y obstáculos a la protesta

La respuesta gubernamental ha sido contundente, rozando lo represivo. En días previos a las manifestaciones más recientes, la policía detuvo a varias personas bajo acusaciones de conspiración para derrocar al gobierno. Las autoridades también expulsaron del país a ciudadanos croatas y a un director de teatro montenegrino sin justificación alguna.

Además, la compañía ferroviaria estatal suspendió algunos servicios citando supuestas amenazas de bomba, algo que muchos consideran un intento deliberado para limitar la afluencia a las marchas.

Estos métodos recuerdan los días oscuros de la represión yugoslava, cuando el aparato de inteligencia estatal intervenía bajo cualquier pretexto para silenciar la disidencia.

Una marcha llena de simbolismo: el legado del 28 de junio

Las manifestaciones de este sábado coinciden con el Día de San Vito (Vidovdan), una fecha cargada de simbolismo histórico en Serbia. Se conmemora la Batalla de Kosovo en 1389, cuando las tropas serbias enfrentaron a los otomanos, marcando el comienzo de siglos de dominio turco.

Para muchos, este día representa la lucha por la identidad y la soberanía serbia. Que se celebre hoy una marcha contra el autoritarismo y la corrupción le otorga a la protesta un poder simbólico aún mayor. “En el pasado luchamos contra el Imperio Otomano; hoy luchamos contra el imperio de la corrupción”, gritó un joven manifestante desde una tarima improvisada.

Tecnología, arte y resistencia: la revolución del siglo XXI

El movimiento estudiantil ha hecho un uso inteligente de las redes sociales y las plataformas digitales. Telegram, Instagram y TikTok se han convertido en las herramientas clave para convocar y coordinar a miles de personas sin depender de los canales tradicionales —la mayoría controlados por el Estado o por empresarios afines al gobierno.

También han surgido acciones culturales como la organización de eventos de poesía, proyección de películas y conciertos gratuitos. “La revolución no solo se grita; también se canta, se pinta, se escribe”, decía un cartel en la Plaza Terazije.

Un eco europeo en un país euroescéptico

Aunque Vucic afirma desear la entrada de Serbia en la Unión Europea, sus constantes acuerdos energéticos y militares con Rusia y China alimentan la desconfianza hacia su retórica europeísta. Los estudiantes, por su parte, ven el modelo del Estado de derecho europeo con interés, aunque también con cautela.

No queremos ser otro satélite de Bruselas, pero sí queremos tener un sistema judicial independiente y medios que no estén sometidos al poder”, afirmó Marko, estudiante de periodismo.

Serbia ha estado oficialmente en proceso de adhesión a la UE desde 2014, pero el progreso se ha estancado debido a constantes denuncias de retrocesos democráticos, entre ellos la presión sobre el Poder Judicial, la falta de libertad de prensa y el hostigamiento a la oposición política.

¿Qué futuro le espera a Serbia?

Las protestas actuales han despertado una conciencia política nueva, sobre todo entre los más jóvenes que crecieron en un país estabilizado económicamente pero plagado de desigualdades, favoritismos y autoritarismo.

Es imposible predecir si el movimiento logrará forzar elecciones anticipadas o una significativa apertura democrática. Sin embargo, el hecho de que Vucic haya considerado necesario levantar un campamento permanente de seguidores frente a su propia sede presidencial habla de su nerviosismo frente a esta inédita presión social.

Históricamente, Serbia ha demostrado que los movimientos impulsados por la juventud pueden tener resultados significativos. En el año 2000, el grupo estudiantil Otpor! jugó un rol clave en la caída de Slobodan Milosevic. ¿Se repetirá la historia?

Por ahora, las voces no se han apagado y los estudiantes siguen marchando. Quizá la próxima primavera no solo traiga flores, sino también nuevos vientos de cambio.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press