Apuestas y escándalos: ¿Está amenazada la integridad de la NBA?

El caso Malik Beasley provoca una nueva ola de dudas sobre el vínculo entre jugadores y el mundo de las apuestas deportivas

Una liga bajo la lupa

La NBA, considerada durante décadas un faro de integridad deportiva, enfrenta una vez más las duras consecuencias del auge de las apuestas deportivas. Malik Beasley, agente libre tras una temporada estelar con los Detroit Pistons, ahora está siendo investigado por fiscales federales en relación con supuestas irregularidades de apuestas. Aunque aún no se han presentado cargos formales, las alarmas han vuelto a sonar en una liga que recientemente expulsó de por vida a un jugador por conducta similar.

¿Quién es Malik Beasley?

Beasley, de 27 años, es un escolta con un historial notable en la NBA. Elegido en el puesto 19 del Draft de 2016 por los Denver Nuggets, ha pasado por múltiples equipos como Minnesota, Utah, los Lakers, Milwaukee y, más recientemente, Detroit. En la temporada 2024-25, estableció un récord de franquicia en triples: 319 triples en la temporada regular. Con un promedio de 16.3 puntos por partido, fue clave en devolver a los Pistons a los playoffs por primera vez desde 2019, cortando una racha de 15 derrotas consecutivas en postemporada.

Firmó por $6 millones el pasado año con un solo objetivo: relanzar su carrera y conseguir un contrato más largo y lucrativo este verano. Sin embargo, la investigación actual podría poner en jaque esas aspiraciones.

El fantasma de Jontay Porter

La investigación contra Beasley llega tan solo 14 meses después de que la NBA impusiera una sanción ejemplar a Jontay Porter, jugador entonces de los Toronto Raptors. Porter fue suspendido de por vida tras descubrirse que había proporcionado información privilegiada sobre su estado físico a un apostador, quien luego realizó una jugada arriesgada de 80.000 dólares en una casa de apuestas online, que podría haber rendido $1.1 millones si no hubiera sido descubierta.

El caso sacó a relucir una red compleja que pone en duda la integridad de ciertas actuaciones individuales cuando el dinero —y no el deporte— parece el objetivo final. Porter terminó por declarar culpabilidad de fraude electrónico, una acusación federal seria.

El auge de las apuestas: ¿la NBA abrió la caja de Pandora?

No es casualidad que este tipo de problemas hayan emergido con mayor frecuencia después de que la Corte Suprema de EE. UU. revocara, en 2018, la prohibición federal de apuestas deportivas en el país. Desde entonces, más de 30 estados han legalizado diversas formas de juego deportivo. Según la American Gaming Association, se apostaron más de $118 mil millones legalmente en 2023 en eventos deportivos.

Este fenómeno ha forzado a las ligas a adaptarse, muchas veces de forma tardía. La NBA ha firmado acuerdos multimillonarios con casas de apuestas como FanDuel, DraftKings y BetMGM, convirtiéndose no solo en regulador interno de integridad, sino también en socio comercial del mismo sistema que hoy pone en entredicho a algunos de sus jugadores.

¿Cómo funciona una apuesta de 'prop bet'?

Muchas de las investigaciones recientes, incluyendo la de Beasley según fuentes cercanas al caso, se centran en las llamadas 'prop bets'. Este tipo de apuesta no depende del resultado del partido, sino de estadísticas individuales: cuántos puntos anota un jugador, cuántas asistencias reparte, si comete faltas o incluso si juega o no un partido.

Este formato genera gran atracción entre aficionados y apostadores, pero también provoca una tentación peligrosa para jugadores con acceso a información privilegiada o capacidad directa para manipular resultados.

Beasley: ¿acusado o víctima del sistema?

Por ahora, ni la NBA ni las autoridades han presentado cargos contra Beasley. Su abogado, Steve Haney, pidió no sacar conclusiones anticipadas: “Esperamos que las personas reserven su juicio hasta que se presenten cargos —si es que se presentan.”

La postura oficial de la NBA ha sido cooperar con la investigación, pero sin emitir mayores juicios. Sin embargo, Detroit Pistons —equipo que se ha mostrado interesado en renovar el contrato de Beasley— podría replantearse su posición de cara a la próxima temporada.

Más casos, más sospechas

Además de Beasley y Porter, ESPN reportó que Terry Rozier, exjugador de los Hornets (hoy en Miami Heat), también fue objeto de una investigación por patrones sospechosos de apuestas en un juego de marzo 2023. Aunque nunca fue acusado ni sancionado, el simple hecho de estar en la mira basta para afectar la imagen de los jugadores y generar dudas en el público.

En un deporte donde los márgenes entre victoria y derrota son tan delgados, la credibilidad es el bien más preciado, y los casos en curso dañan no solo las carreras individuales, sino la legitimidad percibida del espectáculo en su conjunto.

¿Qué medidas toma la NBA?

Desde 2019, la NBA trabaja con Sportradar, una firma encargada de monitorear en tiempo real los patrones de apuestas en todo el mundo. Fue esta misma empresa la que alertó sobre el caso de Porter. Pero el monitoreo reactivo ya no es suficiente.

El comisionado Adam Silver ha reiterado el compromiso de mantener la integridad competitiva, pero mientras los acuerdos con casas de apuestas sigan aumentando —al igual que los montos de las apuestas por jugador—, surge una tensión inherente entre negocio y deporte.

El futuro incierto de Beasley

Irónicamente, Beasley firmó con Detroit por una modesta cantidad en comparación con otros grandes contratos, precisamente para ganarse una extensión. Con números contundentes, parecía haber logrado ese objetivo. Antes del escándalo, era lógico imaginar una extensión de $30-40 millones por varios años. Ahora, todo eso cuelga de un hilo, al igual que su credibilidad profesional.

Si no se encuentran pruebas, podría continuar su carrera sin sanción. Pero incluso si se demuestra que no influyó directamente en apuestas, solo estar involucrado empaña su reputación.

¿Qué está en juego para la NBA?

Más allá del futuro inmediato de Beasley, la situación plantea un dilema grave para la NBA. A medida que la liga se entrelaza más profundamente con el mundo de las apuestas, aumentan los riesgos reputacionales, legales y éticos.

Con más jóvenes jugadores entrando a una liga hiperconectada y comercialmente interdependiente con casas de apuestas, ¿será posible trazar una línea clara entre el negocio y la competencia limpia? ¿O la NBA deberá reconsiderar si su estrecha relación con las apuestas es una amenaza para su supervivencia a largo plazo?

El caso Beasley, aún en investigación, es solo la punta visible del iceberg. Quizás el verdadero interrogante no sea solo si Malik violó una norma, sino cuánto está dispuesto a ceder el deporte profesional en nombre del espectáculo y el dinero.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press