Jeannette Jara sacude el tablero político de Chile: ¿Renacimiento del comunismo o último suspiro de la izquierda?

Con una victoria arrolladora en las primarias, Jara se convierte en la esperanza presidencial del oficialismo en una carrera marcada por la polarización y la amenaza de la ultraderecha

Por primera vez en la historia reciente de Chile, una candidata del Partido Comunista se posiciona como la opción presidencial más fuerte de la izquierda oficialista. Jeannette Jara, exministra del Trabajo y rostro del ala más a la izquierda del gobierno de Gabriel Boric, obtuvo un contundente triunfo en las elecciones primarias de la coalición de gobierno Unidos por Chile, posicionándose para competir por la presidencia en noviembre de 2025.

Una victoria inesperada, pero no accidental

Con el 60,5% de los votos, Jara se impuso con claridad sobre Carolina Tohá, exministra del Interior y representante del Partido Socialista Democrático, quien consiguió apenas 27,7%. El triunfo dejó atónitos a analistas y medios, que proyectaban una competencia más reñida o incluso una victoria para Tohá.

“Hoy comienza un nuevo camino que caminaremos juntos, con la convicción de construir un Chile más justo y democrático”, escribió Jara en sus redes luego del triunfo, con un tono que mezcla idealismo político y pragmatismo electoral. A la vez, su mensaje fue claro sobre el adversario: “Frente a la amenaza de la ultraderecha, respondemos con unidad, diálogo y esperanza”.

¿Quién es Jeannette Jara?

Abogada de profesión y militante comunista desde su juventud, Jara ya tiene un perfil bien conocido dentro del aparato político chileno. Durante el gobierno de Michelle Bachelet fue subsecretaria de Previsión Social, y más recientemente, bajo Gabriel Boric, asumió como ministra del Trabajo.

En esa cartera, Jara impulsó una ambiciosa reforma laboral que redujo la jornada laboral a 40 horas semanales y promovió aumentos del salario mínimo. Estas medidas, aunque criticadas por sectores empresariales, fueron bien recibidas por los sectores populares e, incluso, le valieron elogios de empresarios moderados por su estilo negociador. Algunos analistas la han comparado con Michelle Bachelet, tanto por su pragmatismo como por su capacidad de representar al electorado femenino progresista.

La izquierda chilena en su momento más complejo

La victoria de Jara ocurre en un contexto complejo para el oficialismo. El presidente Gabriel Boric, que asumió con una histórica mayoría en 2022, enfrenta un desgaste significativo. Su popularidad ha descendido a niveles preocupantes, en parte debido a una economía estancada, pero sobre todo por la percepción generalizada de inseguridad, incremento del crimen y la migración irregular.

Este escenario ha sido capitalizado por los candidatos de derecha, especialmente el ultraconservador José Antonio Kast, quien ha mantenido un discurso duro sobre orden, migración y economía de mercado. Kast, líder del Partido Republicano y crítico feroz del legado de la izquierda, se consolida como el principal adversario de Jara con miras a las presidenciales de noviembre.

¿Volver al pasado o desafiar el futuro?

La irrupción de Jara como candidata presidencial no sólo remueve las aguas dentro del oficialismo. También reaviva el eterno debate sobre el papel del comunismo en el siglo XXI en América Latina. ¿Es su presencia una corriente legítima que defiende a los trabajadores o una amenaza al equilibrio institucional?

Según el politólogo Claudio Fuentes de la Universidad Diego Portales, “el triunfo de Jara muestra que dentro de la izquierda chilena hay un electorado firme que privilegia posiciones más ideológicas frente a la moderación. Ese voto se ha visto fortalecido ante la percepción de amenaza desde la ultraderecha”.

No obstante, no todos están convencidos de la viabilidad de una candidatura comunista en un país como Chile, históricamente marcado por el golpe de Estado de 1973 y su transición neoliberal. “Los sectores de centro probablemente se inclinarán por una opción más conservadora si perciben que Jara representa una izquierda nostálgica del pasado”, alerta la cientista política Lucía Dammert.

¿Qué tan comunista es Jeannette Jara?

Paradójicamente, quienes mejor conocen a Jeannette Jara se apresuran a subrayar que, más que una ideóloga doctrinaria, es una operadora política pragmática. En su paso por el Ministerio del Trabajo, no propuso nacionalizaciones ni discursos incendiarios, sino que se enfocó en alcanzar acuerdos con empresarios y trabajadores.

“Lo que distingue a Jara de otros comunistas es su capacidad de negociar, escuchar y ceder. No es una dirigente barricadera”, explicó Esteban Valenzuela, analista chileno y exministro. En efecto, durante su gestión destacó por haber concertado acuerdos con gremios empresariales en temas sensibles como la cotización previsional y el aumento del salario mínimo.

Esto no significa que haya moderado su discurso en temas estructurales como la redistribución de la riqueza o el feminismo. Jara ha sido una firme impulsora del enfoque de género en políticas públicas y ha criticado los privilegios de las élites chilenas, aunque sin caer en la retórica incendiaria que caracteriza a otros líderes radicales de América Latina.

La participación: el talón de Aquiles del oficialismo

Uno de los datos más preocupantes de la elección primaria fue la baja participación: sólo 1,4 millones de los 15,4 millones de votantes habilitados acudieron a las urnas. A pesar de ser obligatorio desde 2022, el cumplimiento ha sido desigual y el desinterés generalizado indica que la ciudadanía aún no se siente comprometida con este proceso electoral.

Este fenómeno no es nuevo. Desde el retorno a la democracia en los 90, Chile ha experimentado un declive progresivo en la participación política, especialmente entre los jóvenes. La irrupción de figuras como Boric parecía revertir esta tendencia, pero la desilusión con los resultados ha reinstalado el escepticismo.

¿Qué se puede esperar en noviembre?

Jara enfrentará a una oposición fragmentada pero potente. José Antonio Kast encabeza las encuestas, mientras que otra figura fuerte de la derecha es Evelyn Matthei, exministra y exalcaldesa de Providencia, reconocida por su estilo directo y sus propuestas favorables al mercado.

Ambos candidatos representan visiones antagónicas a la de Jara. Kast propone un recorte del Estado, militarización para enfrentar la delincuencia y restricción migratoria. Matthei apuesta por una gestión eficiente y un enfoque tecnocrático. En ese escenario, Jara deberá captar no solo a los votantes progresistas, sino también al centro desencantado con Boric.

Para lograrlo, deberá caminar una cuerda floja. Será necesario que reafirme su compromiso social sin asustar a los moderados que aún temen al fantasma del comunismo, todo mientras enfrenta una derecha envalentonada y una ciudadanía apática.

Un guiño a Bachelet… ¿y a la moderación?

En su discurso de victoria, Jara rindió homenaje a Michelle Bachelet: “Ella fue quien nos enseñó que nada es imposible”. Además del gesto simbólico, esta cita puede ser leída como un intento de acercamiento hacia el electorado moderado y femenino, históricamente identificado con la expresidenta.

Si Jara logra emular a Bachelet no sólo en estilo, sino también en estrategia —combinando convicciones de izquierda con políticas factibles— podría tener una oportunidad real en noviembre. Pero si no lo consigue, su candidatura podría diluirse frente a un electorado polarizado y una derecha movilizada.

Chile al filo de una nueva encrucijada política

La candidatura de Jeannette Jara cristaliza un momento histórico: el choque entre dos visiones diametralmente opuestas de país. En un año clave y con un electorado cada vez más desconfiado, su mensaje de unidad y justicia social debe competir contra el miedo, la desesperanza y la furia conservadora.

Mientras tanto, en cada debate, entrevista y discurso, Jara deberá demostrar que más allá de las etiquetas, puede ser la mujer que lidere una nueva etapa para Chile.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press