La WNBA se expande: un salto histórico para el baloncesto femenino en EE. UU.

Cleveland, Detroit y Filadelfia se suman a la mayor expansión de la liga en su historia, reflejando una creciente demanda por el deporte de mujeres

La WNBA está experimentando una transformación histórica, y no es una exageración. Cleveland, Detroit y Filadelfia han sido anunciadas como nuevas franquicias que se sumarán a la liga femenina de baloncesto profesional en Estados Unidos en los próximos años. Con esto, la liga alcanzará un total de 18 equipos para el 2030, consolidando su posicionamiento en la cultura popular, el mercado deportivo y la estructura mediática estadounidense.

Un crecimiento sin precedentes

La expansión fue anunciada por la comisionada de la WNBA, Cathy Engelbert, quien declaró: “La demanda por el baloncesto femenino nunca ha sido tan alta, y estamos encantados de dar la bienvenida a Cleveland, Detroit y Filadelfia a la familia WNBA”. Este anuncio pone en evidencia el auge que está viviendo el deporte femenino, en especial el baloncesto, que ha registrado aumentos consistentes en asistencia, audiencias y patrocinios.

Lo que comienza como un impulso competitivo para la liga, con estas ciudades incorporándose en 2028, 2029 y 2030 respectivamente, se convierte también en un evento económico mayúsculo: cada franquicia ha pagado una cuota de expansión de 250 millones de dólares, cinco veces más que lo abonado por Golden State hace unos años cuando entró a la liga.

Volver al pasado con la mirada en el futuro

Tanto Cleveland como Detroit son viejas conocidas. Los nombres “Rockers” y “Shock” aún resuenan en la memoria de las y los aficionados. La WNBA las vio desaparecer en el pasado por falta de recursos y apoyo, pero con el nuevo impulso colectivo hacia el deporte femenino, ambas ciudades están listas para renacer.

Detroit fue sede de las Detroit Shock, campeonas en tres ocasiones (2003, 2006 y 2008), equipo donde la leyenda Katie Smith brilló antes de su desaparición en 2009. Cleveland, por su parte, tuvo a las Rockers entre 1997 y 2003. Ahora, con infraestructura moderna y el respaldo de los grupos propietarios de los Cavaliers y Pistons de la NBA, las ciudades están listas para brindar una nueva era competitiva.

Filadelfia: un nuevo actor con tradición deportiva

Filadelfia no tuvo una franquicia WNBA formal, pero fue hogar de un equipo ABL (American Basketball League), la liga alternativa en los años 90. Este nuevo equipo estará respaldado por Harris Blitzer Sports & Entertainment, propietarios de los 76ers.

Es relevante remarcar que Filadelfia planea construir un nuevo coliseo para su equipo femenino, con finalización prevista (optimistamente) para 2030. Mientras tanto, utilizarán recintos existentes como el Wells Fargo Center para sus juegos.

Estadísticas que respaldan el momento

  • Audiencias de televisión de la WNBA aumentaron un 46% entre 2022 y 2023, según ESPN.
  • La final de 2023 tuvo los ratings más altos desde 2003, con más de 1.5 millones de espectadores por partido.
  • La asistencia promedio a los estadios se incrementó un 16% en la temporada 2023, alcanzando su mejor nivel en una década.
  • La participación de niñas en programas de baloncesto aumentó en aproximadamente un 30% anual en Ohio, según el Cavs Youth Academy.

Jugadoras como catalizadoras del movimiento

Este auge no podría explicarse sin figuras clave como Breanna Stewart, A’ja Wilson, Sabrina Ionescu, Angel Reese y Caitlin Clark, entre otras, que han elevado la calidad y visibilidad del juego. Caitlin Clark, por ejemplo, se convirtió en la jugadora colapsadora de entradas más rápida de la historia de la WNBA en su año de novata.

Además, atletas retiradas como Candace Parker, recientemente homenajeada por Los Angeles Sparks al retirar su dorsal, también han contribuido como analistas, inversoras o embajadoras estratégicas.

La importancia de contar con las ciudades correctas

La elección no fue aleatoria. Engelbert explicó que ciudades como Houston, Miami o Denver también mostraron interés, pero que se optó por mercados con raíces profundas en el baloncesto profesional. “Estar en estas tres grandes ciudades del este será clave para la estrategia mediática y el interés de socios corporativos”, señaló.

La ubicación también facilitará la creación de rivalidades naturales. Detroit y Cleveland —vecinos geográficos— ya compiten ferozmente en la NBA. Se espera que esa energía migre a la WNBA. Lo mismo entre Nueva York y Filadelfia, ciudades con largos historiales de antagonismo deportivo en básquet, fútbol y béisbol.

Inversión e infraestructura: más que baloncesto

Además del costo de entrada, las nuevas franquicias invertirán millones en la creación de instalaciones de entrenamiento propias, desarrollo de academias juveniles, contratación de staff y dirección técnica, y programas de integración comunitaria.

Figura clave en este desarrollo es Tom Gores, propietario de los Pistons, quien afirmó: “Este es un gran triunfo para Detroit y para la WNBA. Nuestra ciudad tiene una tradición deportiva rica, y estamos listos para aportar infraestructura, energía y recursos a la liga y la comunidad”.

Además, estrellas del deporte de la ciudad como Chris Webber, Grant Hill y Jared Goff participarán como socios minoritarios de la nueva franquicia en Detroit, lo que sin duda agrega atractivo e interés para los aficionados.

Identidad de marca: nostalgia vs renovación

En cuanto a los nombres y marcas, Barlage, CEO de Rock Entertainment Group, comentó: “Sí, los Rockers están sobre la mesa, pero no hay compromisos aún. Queremos involucrar al público, hacer estudios de marca y crear algo significativo”.

Cabe destacar que en el caso de Portland y Toronto —dos franquicias nuevas que comenzarán a jugar ya en 2025— también se realizó un proceso similar, consultando a comunidades, aficionados e historiadores deportivos.

Una apuesta multimillonaria por la equidad deportiva

Iniciativas como esta impulsan no solo el entretenimiento deportivo, sino también una agenda de equidad, representación y rol de la mujer en industrias históricamente masculinizadas. En palabras de la comisionada Engelbert: “Expandir la liga es ampliar el acceso a sueños posibles para miles de niñas que ahora ven al baloncesto como un camino tangible”.

Es más que una franquicia nueva. Es una puerta que se abre. Una oportunidad que se multiplica. Y, de paso, un negocio creciente: el deporte femenino generó más de 1.000 millones de dólares en ingresos totales en 2023, cifra récord que apunta a duplicarse en esta década, según un informe de Deloitte.

¿Qué podemos esperar para 2030?

El calendario es desafiante, pero ambicioso. La WNBA será otra liga en 2030: más ciudades, más jugadoras, más inspiración. Estados Unidos será el reflejo de un nuevo modelo de profesionalismo femenino que no pide permiso, sino espacio justo.

Con más oportunidades, mejores instalaciones y mayor visibilidad, no es descabellado imaginar una próxima generación de atletas rivales a la par de sus colegas masculinos en términos de fama, rendimiento y legado cultural.

Mientras tanto, Cleveland, Detroit y Filadelfia afinan sus estrategias, escogen sus nombres, diseñan sus uniformes y preparan canchas que no solo albergarán partidos, sino sueños que rebotarán hasta convertirse en historia.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press