Ladoum, el Ferrari de los carneros: orgullo y estatus en los concursos de belleza de Senegal

En Senegal, los carneros Ladoum no solo son animales: son símbolos de prestigio, cultura y excelencia genética. Descubre el fascinante mundo de los concursos de belleza ovina.

En una noche vibrante en Guediawaye, en las afueras de Dakar, el público estalla en aplausos, música y fuegos artificiales. Pero no es una estrella de pop quien se roba el show: es Prive, un carnero de apenas un año y siete meses que desfila con elegancia absoluta en una pasarela iluminada.

Así es el esplendoroso mundo de los concursos de belleza de carneros Ladoum en Senegal, donde cada ejemplar es tratado como una celebridad. Con miles de espectadores y jueces especializados, estos concursos son mucho más que una competencia animal: son una fiesta nacional de cultura, orgullo y estatus social.

¿Qué es un Ladoum?

El Ladoum es una raza de carnero originada por cruces selectivos entre otras razas como el Bali-bali y el Touabir. Pero esto va más allá de la genética: el Ladoum ha evolucionado hasta convertirse en un símbolo de lujo viviente.

Con un peso que puede alcanzar los 180 kilogramos y una altura de hasta 1,2 metros, estos animales destacan por sus:

  • Cuernos curvos y simétricos
  • Piel brillante y sin imperfecciones
  • Musculatura bien definida
  • Presencia «noble» al desfilar

En palabras de Elhadji Ndiaye, uno de los jueces: “No se puede ver un carnero así en África ni en el mundo. El Ladoum es especial”.

Prestigio y cifras astronómicas

Los Ladoum no son animales comunes. Mientras que un carnero convencional puede costar entre 200 y 300 dólares, un Ladoum adulto puede alcanzar más de 70,000 dólares, y algunos ejemplares superan los 100,000 en el mercado internacional.

Prive, el ganador de este año en la categoría de Mejor Macho Adulto, es valorado precisamente en esa cifra. Su cuidador, Isaiah Cisse, lo describe como “una joya que representa años de amor, inversión y disciplina”.

Una pasarela con alma senegalesa

Los concursos están divididos en tres categorías principales: Macho Adulto, Hembra Adulta y Joven Promesa. Cada competidor es presentado con su nombre de alabanza, acompañado por música Assiko interpretada en vivo y vítores del público.

Los jueces puntúan a cada animal con base en criterios como:

  • Tamaño general
  • Altura en cruz
  • Forma de los cuernos
  • Textura y brillo del pelaje
  • Postura en la pasarela

La competencia es intensa, pero también emotiva. Para muchos, es un reconocimiento a generaciones de tradición.

Más que un concurso: una herencia intergeneracional

La crianza del Ladoum traspasa familias. Ibrahim Diagne, un joven de 12 años, ya se prepara para competir en futuras ediciones. “Mis padres lo hacen desde siempre. Es parte de ser senegalés”, dice con una sonrisa tímida pero orgullosa.

Esta pasión se transmite no sólo con cariño sino también con disciplina. Ejemplo de ello es Maniane Ndaw, cuyo carnero joven Alou ganó este año en la categoría Junior. “Su padre ganó muchos trofeos antes que él. Esto es continuidad, es genética de calidad”, afirma emocionado.

El fenómeno Ladoum: identidad cultural y riqueza económica

El fenómeno de los Ladoum es una representación viva de cómo una tradición rural puede convertirse en un fenómeno nacional con repercusiones económicas serias. Según datos del ANSD (Agence nationale de la statistique et de la démographie), más del 34% de los hogares rurales en Senegal dependen de la ganadería, y el Ladoum ha crecido como una inversión sólida dentro de ese mercado.

Más allá de la crianza tradicional, muchos criadores venden semen de Ladoum de alta calidad para inseminaciones artificiales, una práctica que permite mantener la línea genética elite sin necesidad de comprar un animal adulto completo.

Esta industria se ha sofisticado tanto que existen clínicas veterinarias especializadas en carneros de concurso, con servicios de nutrición, fisioterapia, diagnóstico prenatal y entrenamiento adaptado para «desfilar».

¿Moda pasajera o símbolo duradero?

El Ladoum ha ocupado titulares por casi una década y su popularidad ha traspasado fronteras. Criadores de países como Nigeria, Marruecos, Costa de Marfil y hasta Dubái han ido hasta Senegal para adquirir ejemplares o importar semen.

Según el experto en ganadería africana, Mamadou Sagna, “el Ladoum es un activo cultural y económico. Si se regula con criterios de sostenibilidad, puede convertirse en una fuente de ingresos de exportación altamente rentable”.

El lado social del Ladoum: lujo, rivalidad y estatus

En los barrios de clase media y alta en Dakar, poseer un Ladoum es sinónimo de estatus social. Se asocian a políticos, empresarios e incluso artistas que compiten entre sí por tener el ejemplar más llamativo. Estas rivalidades tienen eco en redes sociales, donde cuentas de Instagram y TikTok muestran entrenamientos, sesiones de spa caprino y momentos familiares con sus carneros-estrella.

Es como tener un Ferrari en tu garaje”, dice Fatoumata Thiam, una influencer senegalesa que muestra a su carnero llamado «Sultan» a su millón de seguidores en TikTok.

Una vez al año, todos miran a Dakar

Los concursos de belleza de Ladoum se han transformado en eventos anuales esperados por miles. En cada edición se renueva la intensidad de la competencia y también la expectativa de superar los récords del año anterior.

Organizados en alianza con autoridades locales, asociaciones ganaderas y empresas privadas, los eventos se desarrollan como verdaderas ferias internacionales, con stands de nutrición animal, genética y startups agrícolas.

La edición más reciente contó con más de 12,000 espectadores y distribuyó premios en efectivo de hasta $10,000 para los ganadores, además de abono animal, sacos de alimento y certificados de pedigree para los carneros campeones.

Cuando el orgullo nacional tiene cuatro patas

En un país donde la cultura y la ganadería están entrelazadas desde generaciones, el Ladoum no es sólo un carnero hermoso, es una representación del corazón senegalés. Desde los más jóvenes hasta los experimentados criadores, todos comparten un objetivo común: preservar el legado y exaltar a estos “Ferraris de lana y cuernos”.

Y mientras el sol cae en los suburbios de Dakar, no queda duda: en Senegal, el verdadero oro no brilla, bala bajo los focos... con cuernos perfectamente curvados y piel lustrosa.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press