El renacimiento de 23andMe: Una segunda oportunidad con Anne Wojcicki al mando

La cofundadora de 23andMe rescata a su empresa tras la bancarrota mediante una adquisición por parte de su instituto sin fines de lucro, reavivando el debate sobre la privacidad genética y el futuro de la medicina personalizada.

Un regreso inesperado

En uno de los giros más intrigantes en la biotecnología moderna, Anne Wojcicki, cofundadora de 23andMe, ha logrado lo que parecía improbable: recuperar a su empresa insignia del abismo financiero. A través de su organización sin ánimo de lucro, el TTAM Research Institute, Wojcicki comprará prácticamente la totalidad de los activos de la compañía por 305 millones de dólares. La adquisición fue aprobada por el juez de bancarrotas Brian C. Walsh, desbancando a Regeneron Pharmaceuticals, que ofrecía 256 millones.

La caída y resurrección de 23andMe

Fundada en 2006, 23andMe cambió radicalmente la forma en que las personas se relacionan con su información genética, al ofrecer kits de saliva domésticos capaces de entregar información sobre ascendencia, salud y predisposiciones genéticas. Llegó a convertirse en sinónimo de medicina personalizada para el consumidor. Sin embargo, como muchas startup biotecnológicas, luchó por mantener un modelo de negocio sostenible, especialmente tras su salida a bolsa en 2021.

En marzo de 2024, 23andMe presentó bancarrota bajo el Capítulo 11, tras intensas fricciones internas y la renuncia en masa de sus directores independientes en 2023. En un movimiento estratégico, Wojcicki dimitió como directora ejecutiva poco antes de la declaración de bancarrota, lo cual le permitió volver como ofertante externo.

¿Qué incluye TTAM en su compra?

Además del emblemático servicio de pruebas genéticas, TTAM adquirirá:

  • La operación de investigación asociada a 23andMe
  • Lemonaid Health, empresa de telemedicina propiedad de 23andMe
  • Los datos de más de 13 millones de usuarios que han utilizado sus servicios

Wojcicki expresó su entusiasmo por continuar con la misión de la empresa: “el futuro del cuidado de la salud nos pertenece a todos”. Pero con el respaldo de una organización sin fines de lucro, el enfoque podría ahora virar más hacia investigación y beneficio colectivo, que hacia presión por retornos inmediatos para accionistas.

La sombra de la privacidad genética

Aunque 23andMe siempre prometió confidencialidad, una filtración de datos en 2023 dejó a muchos clientes expuestos, y a la empresa en el ojo del huracán mediático. En junio de 2024, 27 estados y el Distrito de Columbia interpusieron una demanda para impedir la venta de los datos genéticos sin consentimiento previo de los usuarios.

Aunque gran parte de esas objeciones ya han sido solucionadas según las actas judiciales, California, Texas, Kentucky, Utah y Tennessee aún se oponen formalmente a la venta.

El fiscal general de California, Rob Bonta, declaró: “La venta no cumple con la legislación de privacidad genética del estado” y añadió que su oficina evalúa próximos pasos legales tras la decisión judicial.

La privacidad se vuelve aún más crucial cuando se considera lo vulnerable que puede ser la información genética: desde riesgos sanitarios hasta predisposiciones a enfermedades como Alzheimer, ciertos tipos de cáncer o enfermedades autoinmunes.

El nuevo enfoque: transparencia y empoderamiento

Según 23andMe, TTAM se comprometió a honrar la política de privacidad existente, lo cual incluye:

  • Permitir a los usuarios eliminar sus datos
  • “Optar fuera” del uso de sus datos para investigación
  • Notificar a los clientes con al menos dos días hábiles antes del cierre de la adquisición
  • Ofrecer dos años de monitoreo de robo de identidad a través de Experian

Estoy convencida de que las personas deben tener elección y transparencia sobre sus datos genéticos”, recalcó Wojcicki, reiterando uno de los valores fundamentales que ella ha impulsado desde los inicios de la empresa.

¿Qué viene ahora para 23andMe?

Una de las grandes interrogantes es si Wojcicki volverá a ejercer como CEO o dirigirá la empresa desde un rol más institucional. Hasta ahora, ha permanecido en la junta directiva y su regreso como directora ejecutiva podría representar continuidad con una nueva visión.

Lo que sí está claro es que con el respaldo de TTAM, 23andMe podría volver a centrarse en investigación científica de largo plazo, asociaciones con universidades y hospitales, y avances médicos sin la presión constante de entregar retornos inmediatos a inversionistas bursátiles.

Una historia de pioneros: de la genómica al futuro

Desde su fundación, 23andMe marcó hitos históricos:

  • Fue la primera empresa en recibir aprobación de la FDA para vender directamente tests de ADN para salud sin receta médica (2017).
  • Acumuló más de 13 millones de usuarios en todo el mundo.
  • Generó una de las bases de datos genéticos más valiosas del planeta.

Su modelo se tornó polémico al permitir a terceros pagar por el acceso a datos desidentificados para investigaciones, como las farmacéuticas. Esto derivó en alianzas con gigantes como GSK y otras compañías biomédicas.

Si no estás pagando por el producto, tú eres el producto”, decían los críticos. Pero el ecosistema ha cambiado. El nuevo control por parte de TTAM —sin necesidad de satisfacer inversionistas— podría reformas profundas en cómo se explota el ADN como big data.

Una oportunidad para redefinir la medicina personalizada

La medicina del futuro se basará en algoritmos genéticos, inteligencia artificial y datos longitudinales de millones de personas. En ese mundo, 23andMe sigue siendo un jugador fundamental, si se maneja con la ética y el enfoque correcto.

Con el nuevo rol de Wojcicki y los compromisos asumidos, se abre la esperanza de que 23andMe deje de ser solo un experimento comercial para convertirse en un motor de innovación médica pública.

“El cuidado de la salud debe ser un derecho, no un producto”, ha dicho Wojcicki en más de una ocasión. Ahora tiene en sus manos la plataforma para transformar esa frase en infraestructura digital que beneficie a millones.

Desde sus cenizas, 23andMe podría renacer como un modelo híbrido donde lo científico, lo ético y lo utilitario convivan. Mucho dependerá de las políticas públicas, regulaciones de privacidad y de cómo los usuarios respondan al nuevo planteamiento.

En una era donde los datos valen más que el petróleo, reimaginar el acceso genético como un bien común, y no como mercancía, podría cambiar para siempre la emergencia global en salud.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press