Fútbol, Identidad y Exclusión: El Debatido Futuro de las Jugadoras Trans en el Reino Unido

La reciente decisión judicial británica y la prohibición de la FA marcan un capítulo crucial en la lucha por los derechos de las personas trans en el deporte

Un gol, un sueño y una identidad

Cuando Natalie Washington marcó su primer gol con un equipo femenino en 2017, no se trataba del mejor tanto de su carrera ni de un partido decisivo. Pero para ella significó algo completamente distinto: una validación. No solo como jugadora, sino como persona transgénero que encontraba, finalmente, un espacio donde podía ser verdaderamente ella misma.

Después de años intentando encajar en equipos masculinos y detener su carrera cuando decidió comenzar su transición, unirse a un equipo femenino significó una reafirmación de su identidad. Algo que hoy, tras decisiones legales y deportivas recientes en el Reino Unido, parece estar en peligro.

Una sentencia que redefine el juego

En abril de 2024, la Corte Suprema del Reino Unido dictó una sentencia histórica que establece que, a efectos legales en contextos de discriminación, las palabras “hombre” y “mujer” hacen referencia al sexo biológico. Con esta sentencia, se abrió la puerta para excluir a personas trans de espacios exclusivos para un solo sexo, incluyendo baños, hospitales y equipos deportivos.

Un día después, la jefa de la Comisión de Igualdad y Derechos Humanos se pronunció en favor de la sentencia, afirmando que ofrecía “claridad necesaria”. Poco después, la Asociación de Fútbol del Reino Unido (FA) anunció la prohibición de las mujeres trans en equipos femeninos de Inglaterra y Escocia, efectiva desde junio.

La exclusión bajo el lente del deporte

Washington, quien también dirige el colectivo Football v Transphobia, era una de las 28 mujeres trans oficialmente registradas por la FA para jugar fútbol amateur. Estas futbolistas cumplían los requisitos de mantener niveles de testosterona dentro del rango considerado biológicamente femenino. La nueva normativa anula dicho criterio y elimina su derecho a participar en competiciones femeninas.

La FA justificó el cambio argumentando que debía adaptarse a nuevos descubrimientos científicos y cambios en la legislación. Sin embargo, reconoció que la decisión sería "difícil para quienes solo desean jugar al fútbol en el género con el que se identifican".

Reacciones dentro y fuera del campo

Clubes como Goal Diggers FC, que promueven la inclusión de mujeres y personas no binarias, decidieron retirarse totalmente de competiciones afiliadas a la FA como respuesta a la normativa. El mismo día en que entró en vigor la prohibición, organizaron un torneo inclusivo en Londres con participación de más de 100 jugadoras.

“Siempre tendré un lugar aquí, y siempre seré una mujer trans. Nadie puede quitarme eso,” declaró Billie Sky, jugadora del equipo. La resistencia se organizó con rapidez, pero la incertidumbre acecha a cientos de deportistas trans.

Un problema global, no exclusivo del Reino Unido

La controversia por la participación de personas trans en el deporte no es nueva ni coloca al Reino Unido como único escenario. En Estados Unidos, por ejemplo, más de 20 estados liderados por gobiernos republicanos han prohibido explícitamente la participación de deportistas trans en equipos femeninos escolares y universitarios. Incluso, el expresidente Donald Trump firmó órdenes ejecutivas en esta dirección.

Los argumentos a favor de la exclusión se centran principalmente en la “equidad” y la “seguridad”, alegando que permitir la participación de personas designadas hombres al nacer —aunque hayan hecho su transición— puede suponer una ventaja física injusta.

Frente a ello, agrupaciones trans sostienen que tales argumentos exageran los beneficios biológicos y subestiman los efectos tanto físicos como psicológicos de los tratamientos hormonales. Además, recalcan que el debate no debería centrarse únicamente en el deporte de élite sino también en el derecho a la práctica recreativa para todas las personas.

La estadística tras la polémica

En el censo más reciente, cerca de 116.000 personas identificadas como trans fueron registradas entre Inglaterra, Escocia y Gales, de un total de 66 millones de habitantes. Es decir, representan menos del 0.2% de la población. La cantidad de personas trans activas en el deporte es todavía menor.

A pesar de ello, la decisión judicial está teniendo un efecto desmesurado en su día a día, como lo expresó Washington: “Se siente como que cada día nos quitan algo más. Es otro golpe, otro ataque, en un momento en el que ya estábamos sufriendo.”

Otros deportes que siguen el mismo camino

El precedente sentenciado no solo afecta al fútbol. Deportes como cricket y netball (una variante del baloncesto femenina) también han restringido el acceso a mujeres trans, limitando la participación a quienes fueron designadas mujeres al nacer.

La Junta de Cricket de Inglaterra y Gales declaró que las mujeres trans podrán competir en categorías mixtas, pero no en femeninas. Lo mismo anunció England Netball, con planes para instaurar una nueva categoría “mixta” desde septiembre de 2024.

La paradoja legal: ¿dos sexos al mismo tiempo?

El caso que dio origen a esta jurisprudencia giraba en torno a una ley escocesa de 2018 que obligaba a que la mitad de los cargos en organismos públicos fueran ocupados por mujeres. Se contemplaba incluir a mujeres trans con certificados legales de cambio de género para cumplir con esta cuota. La Corte dictaminó que esto entraba en conflicto con la definición de sexo biológico.

Este pronunciamiento ha generado dudas sobre el valor mismo del Certificado de Reconocimiento de Género del Reino Unido —un documento creado bajo la Ley de Reconocimiento de Género de 2004—, el cual permite modificar el género en documentos oficiales como el acta de nacimiento.

"Podríamos estar frente a una situación donde alguien tenga una partida de nacimiento que lo reconozca como mujer, mientras la Ley de Igualdad lo reconoce como hombre,” explicó el académico Alexander Maine, experto en género y derecho.

El miedo como nuevo compañero de juego

Washington y otras activistas temen que este tipo de decisiones legales y deportivas terminen justificando la discriminación más allá del ámbito institucional. “Por primera vez en mucho tiempo, tuve miedo de cómo la gente podía reaccionar hacia mí en la calle,” dijo. “Ya no puedo decir con seguridad que tengo el respaldo de las autoridades.”

Para muchas personas trans, el deporte era uno de los últimos espacios de libertad, una vía para conectarse con su cuerpo y con la comunidad. Hoy, ese terreno también ha comenzado a cerrarse.

¿Cuál es el camino a seguir?

Algunos expertos consideran que esta disputa no termina aquí. Es probable que casos similares lleguen a cortes internacionales como el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, con argumentos centrados en la protección de minorías y el derecho a no sufrir discriminación.

Mientras tanto, clubes independientes y colectivos inclusivos seguirán ofreciendo alternativas a los deportistas trans, aunque sea fuera de los estamentos oficiales. La batalla ahora parece estar en definir si el deporte es un privilegio o un derecho fundamental. Y, más importante aún: quién decide quién pertenece y quién no.

En palabras de Billie Sky antes de saltar al césped para un torneo inclusivo: “Jugar no debería ser un privilegio condicionado a tu identidad. Jugar es un acto de alegría. Y nadie, absolutamente nadie, debería arrebatar eso.”

Este artículo fue redactado con información de Associated Press