Balas por comida: el lado oscuro de la ayuda humanitaria en Gaza
Contratistas estadounidenses disparan municiones reales en puntos de distribución de alimentos mientras los palestinos desesperados luchan por sobrevivir
Por: Redacción Bar y Vida
La ayuda que duele: Gaza en el abismo humanitario
Desde que comenzó la guerra entre Israel y Hamas el 7 de octubre de 2023, Gaza ha sido un escenario de catástrofe humanitaria sin precedentes. Más de 2 millones de palestinos viven encerrados en una franja de tierra devastada por los bombardeos, el asedio y ahora, por la gestión violenta de lo que debería ser una tabla de salvación: la distribución de ayuda humanitaria.
La Gaza Humanitarian Foundation (GHF), una organización estadounidense creada en febrero de 2025 con respaldo israelí, ha sido señalada por contratar personal de seguridad sin experiencia ni supervisión suficiente, usando armas letales y material antidisturbios contra multitudes palestinas hambrientas. ¿Es esto ayuda humanitaria o una réplica más del control militar disfrazado de compasión internacional?
El caos en los centros de distribución: testimonios y evidencia visual
“Hay personas inocentes siendo heridas. Gravemente. Innecesariamente,” dijo un contratista estadounidense que pidió el anonimato. Según videos y testimonios de empleados contratados por UG Solutions, subcontratada por GHF, se usan regularmente en estos centros:
- Municiones reales
- Granadas aturdidoras
- Spray de pimienta
Los palestinos, muchos de los cuales llegan desesperados tras días sin comer, se ven acorralados entre rejas metálicas, expuestos a tiroteos, explosiones de aturdidoras y gas lacrimógeno. En un video, se escucha cómo tras una ráfaga de disparos, un contratista grita: “¡Creo que le diste a uno!”.
“Operación humanitaria” americana con respaldo militar israelí
GHF recibió su primera donación estadounidense en junio: $30 millones. En teoría, busca aliviar el colapso del sistema humanitario tras el bloqueo casi total de Israel a la distribución de alimentos y medicinas coordinada por la ONU. Pero a diferencia de la ONU, GHF emplea guardias armados.
La ONU ha expresado que sus operaciones no incluyen personal armado. ¿Por qué una organización que reparte comida necesita contratar cientos de exmilitares equipados con rifles automáticos y granadas?
47 días: armas, algoritmos y algoritmos desde un container
Los contratistas relataron que desde un contenedor en el paso de Kerem Shalom, analistas estadounidenses junto a soldados israelíes monitorean en vivo las cámaras instaladas en los centros. Algunas de estas poseen software de reconocimiento facial.
Según uno de los contratistas, cuando el sistema detecta un “individuo de interés”, aparecen datos como nombre y edad. Un informe interno hablaba de la creación de una “POI Mugs Card” (tarjeta de sospechosos) con fotos de los palestinos.
GHF, a través de su operador logístico Safe Reach Solutions (SRS), negó el uso de reconocimientos biométricos. Sin embargo, reconocieron que coordinan con las autoridades israelíes, requisito casi imposible de evitar en la Gaza sitiada.
¿Cuánta violencia para repartir comida?
Uno de los documentos internos compartidos con la prensa reveló cifras alarmantes durante una sola jornada de distribución en junio:
- 37 granadas aturdidoras
- 27 proyectiles de goma y humo
- 60 latas de gas pimienta
Y esto, sin contar las balas reales. Durante dos semanas de operaciones, 31% de las distribuciones provocaron heridos entre los palestinos, de acuerdo con un informe interno de SRS.
¿Fuerza letal por desesperación?
El uso de la fuerza no parece responder a amenazas reales. Los propios contratistas revelaron que en muchas ocasiones disparaban sin provocación, incluso cuando los palestinos ya estaban retirándose con su ayuda.
Un testigo relató cómo vio a una mujer herida en un carro tirado por burro: “Le cayó un fragmento de granada aturdidora en la cabeza.”
"Tenemos hambre, no somos enemigos"
En las puertas del horror, los testimonios de los palestinos son un eco de lo inhumano: “Venimos por comida para nuestras familias. No tenemos nada. ¿Por qué nos disparan?”
Es una lucha por arroz, azúcar, harina y legumbres, repartidos en cajas que, según GHF afirma, suman el equivalente a 50 millones de comidas desde mayo de 2025.
Reclutamiento exprés y armas sin calibrar
Los empleados no fueron sometidos a pruebas de aptitud con armas, y muchos no lograron ni si quiera calibrar sus rifles. Una carta filtrada por un alto cargo describía la operación como “una improvisación total, sin liderazgo, sin personal suficiente, sin protocolos claros.”
La ONG GHF insistió en que sus protocolos son estrictos y que los incidentes han sido mínimos. Pero los contratistas advierten: “Si esto sigue así, más personas morirán en vano”.
¿Gestión o militarización humanitaria?
Estamos ante una crítica sin precedentes: una organización estadounidense que, bajo el nombre de ayuda humanitaria, emplea tácticas de control de multitudes, armas letales y tecnología de vigilancia. Y todo esto subsidiado por el gobierno de EE. UU. e implementado dentro de un sistema donde el ejército israelí coordina técnicamente al margen, pero no tan lejos como afirma.
Según el Ministerio de Salud de Gaza, desde el inicio de la guerra han muerto más de 57,000 palestinos. El número no distingue entre civiles y combatientes. Pero los videos, las imágenes, las voces de los propios contratistas indican que los muertos de hambre están siendo disparados por... quienes vinieron a «ayudarlos».
Una nueva modalidad de guerra: hambre, fuego y control
No se trata ya solo de la violencia militar, sino de una nueva forma de conflicto donde la ayuda humanitaria se convierte en un mecanismo de opresión, vigilancia y miedo. Gaza es sitiada desde hace décadas, pero hoy parece también ser un laboratorio de ensayo para sistemas de control que mezclan ayuda con dominación.
Cuando la línea entre un campo de ayuda humanitaria y un teatro de guerra comienza a desaparecer, el verdadero rostro del colapso moral en la geopolítica moderna se hace visible. Gaza no solo está hambrienta de alimentos. Está hambrienta de dignidad, de paz... y de humanidad.
“No son cifras, son personas” — y dispararles mientras buscan sobrevivir no es ayuda. Es complicidad.
Fuente de imagen: Una fotografía entregada por un contratista estadounidense muestra a palestinos aglomerados detrás de rejas de metal mientras esperan ingresar a un centro de distribución operado por GHF. La imagen capta el momento exacto en que comienza el caos: hombres empujando, mujeres cargando niños, y al fondo, el eco de un estallido. Solo estaban allí por arroz... y recibieron fuego.