Crisis educativa y ataque político: la guerra de Trump contra la inclusión y la diversidad
La retención de fondos educativos y las amenazas contra Mamdani marcan una peligrosa escalada en el discurso político conservador
Un nuevo blanco en la política de Donald Trump: educación e inclusión
La administración Trump ha encendido una nueva polémica con la congelación de más de 6.000 millones de dólares destinados a subvenciones educativas enfocadas en estudiantes inmigrantes, de bajos recursos, y programas de alfabetización. Detrás de esta decisión hay una narrativa combativa que acusa a las escuelas estatales y locales de apoyar lo que llaman una “agenda radical de izquierda.”
Esta medida ha generado alarma en distritos escolares, comunidades de padres y defensores de derechos educativos que han visto cómo los recursos destinados a programas esenciales para niños inmigrantes y familias vulnerables quedan en vilo en plena temporada de planificación de actividades de verano y clases especiales.
Motivaciones políticas detrás del bloqueo de fondos
Según la Oficina de Gestión y Presupuesto (OMB por sus siglas en inglés), una revisión preliminar reveló que el dinero financiaba actividades como becas para inmigrantes indocumentados en el estado de Washington, clases de inglés en Nueva York con vínculo a organizaciones de defensa de inmigrantes sin estatus legal, y seminarios sobre arte y resistencia queer.
La retórica empleada para justificar esta decisión ha levantado fuertes críticas, al calificar las acciones educativas como una “extralimitación ideológica.” De hecho, la OMB aseguró: “Muchos de estos programas han sido usados de manera grotesca para subsidiar una agenda izquierdista.”
Educación y legalidad: entre la Constitución y la desinformación
A pesar de las acusaciones, el uso de estos fondos está amparado legal y constitucionalmente. En 1982, el fallo de la Corte Suprema en Plyler v. Doe determinó que los estados no pueden negar la educación pública a niños indocumentados. Afectar estos fondos implicaría, por ende, una violación indirecta de este principio constitucional.
Como indica Amaya García, del think tank progresista New America: “La mayoría de los aprendices de inglés en el sistema escolar público nacieron en Estados Unidos. Confluirlos con inmigrantes ilegales es engañoso y perjudicial.”
En cifras, existen actualmente 5,3 millones de estudiantes que aprenden inglés en Estados Unidos, muchos provenientes de hogares en donde se habla más de 350 idiomas, y no únicamente español, como erróneamente asume gran parte del discurso antiinmigrante.
Instrumentalización del miedo: la cárcel "Alligator Alcatraz"
Sumado a esta retórica, la apertura de un centro de detención para inmigrantes en los Everglades de Florida ha intensificado las señales de una política migratoria decididamente punitiva. Bautizado como “Alligator Alcatraz”, este centro prometido como disuasivo, se ha construido en apenas ocho días y alardea de tener más de 200 cámaras de vigilancia, 28.000 pies de alambre de púas y una ubicación elegida deliberadamente por su aislamiento, clima hostil y simbolismo.
“Este lugar está hecho para disuadir. El nombre ‘Alcatraz’ dice suficiente,” afirmó el gobernador republicano Ron DeSantis.
Zohran Mamdani: el nuevo enemigo público conservador
Pero no solo la educación y la migración han sido blanco del discurso trumpista. El político neoyorquino de origen ugandés e indio, Zohran Mamdani, se ha convertido en el nuevo antagonista ideal para Donald Trump.
Mamdani, de 33 años y autoidentificado como socialista democrático, ganó la interna del Partido Demócrata venciendo al exgobernador Andrew Cuomo. Su plataforma incluye políticas avanzadas como tiendas de comestibles públicas, gratuidad del transporte público, congelamiento de alquileres y aumento de impuestos a vecindarios adinerados.
Trump no tardó en convertirlo en motivo de ataques personales y amenazas veladas: “No dejaré que este lunático comunista destruya Nueva York. Estoy vigilando muy de cerca y tengo todas las cartas en mi poder.” Incluso sugirió arrestarlo y evaluar su ciudadanía.
Racismo, islamofobia y desinformación
Las críticas han trascendido lo ideológico para adentrarse en el terreno de lo racial y religioso. Diversos líderes republicanos han usado epítetos islamofóbicos como “pequeño Mahoma”, y han compartido videos de Mamdani comiendo con las manos aduciendo que “los estadounidenses civilizados no comen así.”
Estas declaraciones, lejos de ser un episodio aislado, representan un clima político crecientemente hostil hacia figuras políticas que rompen con el molde tradicional blanco y cristiano dentro del panorama estadounidense. Según Mamdani: “Donald Trump quiere distraer de cómo ha traicionado a la clase trabajadora que prometió defender. Yo lucho por esa misma clase.”
Educación multicultural vs. nacionalismo excluyente
Más allá de lo anecdótico, lo que está en juego es la orientación del sistema educativo y político en Estados Unidos. ¿Debe la educación reflejar la pluralidad lingüística y cultural del país o responder a una visión homogénea, autoritaria y nacionalista?
Las subvenciones ahora en disputa son fundamentales para garantizar igualdad de oportunidades. El estado de Oregón, por ejemplo, ha señalado que sin estos recursos se minan “los esfuerzos estatales para cerrar brechas de oportunidades y apoyar a los estudiantes multilingües.”
La historia demuestra que crisis similares ya han sucedido. Durante el periodo de Séneca Falls y posteriormente la Ley de educación bilingüe (1968), hubo resistencia similar a los enfoques multiculturales. Sin embargo, fue esa inclusión la que permitió mejoras notables en retención escolar y desempeño de estudiantes no angloparlantes.
Reconfiguración ideológica del Partido Demócrata
La aparición de Mamdani ha puesto en evidencia las fracturas internas del Partido Demócrata. Mientras los moderados ven su triunfo como un revés para sus aspiraciones de centro, los progresistas lo celebran como una bocanada de aire fresco en una política dominada por calculadoras electorales y compromisos con grandes donantes.
Referentes como Bernie Sanders o Alexandria Ocasio-Cortez han aplaudido su ascenso como prueba de un movimiento arraigado entre jóvenes, clases populares y minorías étnicas, racializadas y religiosas.
Una batalla cultural en expansión
Este conflicto no es exclusivo de Nueva York o de las subvenciones educativas. Es parte de una batalla cultural que se multiplica en Virginia, Oklahoma, Texas, Florida, y más allá. En esos estados se han impulsado leyes para restringir el acceso educativo de hijos de inmigrantes y revisar el currículo para eliminar contenidos que consideren woke.
La narrativa de Donald Trump y su entorno se sostiene en el empleo del miedo como instrumento político. Pero en su camino, están dejando de lado a millones de estudiantes que no necesitan ideología, sino oportunidades, estabilidad y futuro.