Del Monte Foods en bancarrota: el fin de una era de alimentos enlatados

La histórica empresa estadounidense se acoge al Capítulo 11 tras casi 140 años de historia debido a cambios en los hábitos de consumo y presiones económicas

Del Monte Foods, el icónico productor de frutas y vegetales enlatados con una historia de 139 años, se ha declarado en bancarrota, marcando el declive de una era en la industria alimentaria de Estados Unidos. La compañía, con sede en Walnut Creek, California, ha solicitado la protección del Capítulo 11 mientras intenta vender sus activos bajo supervisión judicial tras una serie de desafíos económicos, comerciales y socioculturales que desestabilizaron su modelo de negocio tradicional.

Un gigante que alguna vez reinó en las despensas

Fundada en 1886, Del Monte se convirtió en sinónimo de alimentos enlatados, convirtiéndose en una de las marcas más reconocibles del país durante los siglos XX y XXI. Frutas, vegetales, sopas, caldos y productos de tomate llenaban los estantes de supermercados y despensas de hogares norteamericanos. Su lema "Growers of Good Food" (Productores de Buena Comida) reflejaba un enfoque agrícola centrado en la calidad y accesibilidad.

En la década de 1950, era un símbolo del auge del consumidor estadounidense, cuando los alimentos enlatados representaban modernidad, conveniencia y durabilidad. Pero ese reinado comenzó a resquebrajarse en las últimas dos décadas, a medida que las preferencias del consumidor dieron un giro hacia opciones más frescas, orgánicas y libres de conservantes.

¿Qué causó la bancarrota?

Del Monte no fue ajena a los cambios culturales ni a las presiones económicas que transformaron la industria alimentaria. Existen múltiples factores que contribuyeron a su decadencia:

  • Cambios en las preferencias del consumidor: Según Sarah Foss, directora global de reestructuración legal en Debtwire, "los consumidores han dejado de lado productos enlatados llenos de conservantes en favor de alternativas más saludables".
  • Competencia con marcas propias y más baratas: La inflación de comestibles también empujó a las familias estadounidenses a buscar marcas genéricas o distribuidor (store brands), más económicas y percibidas como similares en calidad.
  • Impacto de aranceles: Las políticas comerciales, como el arancel del 50% sobre el acero importado implementado en 2018 durante la presidencia de Donald Trump, aumentaron los costos de producción de las latas.
  • Problemas financieros internos: Un grupo de prestamistas demandó a la empresa en 2023 por desacuerdos con su plan de reestructuración de deuda. Aunque el juicio se resolvió en mayo de 2024, generó un aumento de $4 millones al año en gastos por intereses.

Marcas que no pudieron salvar el barco

Del Monte Foods es más que frutas enlatadas. Opera con marcas como Contadina (productos de tomate), College Inn y Kitchen Basics (caldos y sopas), y la moderna línea de té de burbujas Joyba, apuntando al público joven y urbano.

En el año fiscal 2024 se reportó un crecimiento en las ventas de Joyba y caldos, pero fue insuficiente para contrarrestar la caída generalizada en sus productos centrales: frutas, vegetales y comidas preparadas enlatadas. Esto muestra una desconexión progresiva entre la empresa y las nuevas generaciones de consumidores.

Una venta planificada bajo la lupa judicial

La compañía confirmó que su declaración de bancarrota forma parte de su estrategia para vender activos. No es una liquidación inmediata, sino más bien una reorganización bajo supervisión judicial que le permitirá seguir operando de forma regular mientras avanza el proceso de venta.

Para sostener esta transición, Del Monte aseguró un financiamiento de $912,5 millones bajo la modalidad de préstamo para deudores en posesión (Debtor-in-Possession). Este tipo de financiación —común en empresas bajo protección del Capítulo 11— proporciona liquidez para pagar salarios, proveedores y mantener operaciones durante la reestructuración.

Greg Longstreet, CEO de la compañía, declaró que “tras una evaluación completa de todas las opciones disponibles, determinamos que un proceso de venta supervisado por el tribunal es la forma más efectiva de acelerar nuestra recuperación”.

Impacto internacional: un dueño extranjero y una marca estadounidense

Es importante recordar que Del Monte Foods opera bajo la propiedad de Del Monte Pacific Ltd., con sede en Singapur. Esta separación entre Del Monte estadounidense y Del Monte internacional (Del Monte Europe es propiedad de un consorcio diferente) ha causado históricamente confusión entre los consumidores, pero también afecta la unidad de marca y estrategia empresarial global.

La decisión de reestructurar y vender no solo afecta el mercado estadounidense, ya que algunas de las marcas subsidiarias tienen presencia en Canadá, América Latina y el Sudeste Asiático.

Un símbolo de otra era

La caída de Del Monte representa mucho más que una noticia empresarial: es un reflejo del fin de la era de los alimentos procesados tradicionales como símbolo alimentario dominante. A partir de la década de 2000, con el auge del movimiento farm-to-table (de la granja a la mesa), productos frescos, locales, orgánicos y mínimamente procesados comenzaron a dominar las preferencias del consumidor.

Estudios como los de Nielsen y Mintel han mostrado que el 62% de los consumidores estadounidenses revisan las etiquetas nutricionales y buscan minimizar la ingesta de conservantes artificiales y sodio. Los productos enlatados, muchas veces percibidos como menos saludables, fueron rápidamente relegados a un segundo plano por alternativas frescas, congeladas o en envases más amigables como el cartón Tetra Pak.

¿Tiene futuro Del Monte?

La pregunta inevitable es si una marca como Del Monte puede reinventarse exitosamente en un mercado donde la sostenibilidad, transparencia y frescura definen el consumo moderno. Algunas de sus apuestas recientes, como Joyba Bubble Tea, buscan acercarse a audiencias más jóvenes, pero podrían ser demasiado tardías y desconectadas del núcleo histórico de la empresa.

Además, su portafolio de productos enlatados sigue siendo la columna vertebral de las operaciones. Competir en nichos modernos sin desprenderse completamente de esa identidad podría ser la clave de su eventual recuperación o su definitiva desaparición.

¿Qué sigue para los consumidores?

En el corto plazo, los consumidores no verán desaparecer los productos Del Monte de los estantes de supermercados. El proceso de bancarrota no implica cierre inmediato sino reorganización. Sin embargo, es muy probable que los activos más rentables sean vendidos a otras compañías, que eventualmente podrían integrar las marcas en sus catálogos, modificar fórmulas o incluso eliminar ciertos productos no rentables.

Por ahora, Del Monte se suma a una lista creciente de empresas históricas que, por no adaptarse a tiempo a los cambios sociales y del mercado, terminan enfrentando su reconversión o su extinción.

El futuro está por definirse, pero lo que es claro es que el tiempo de reinado absoluto de los alimentos enlatados ha quedado atrás.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press