Gaza en ruinas: entre la tragedia humanitaria y una tregua que no llega
Más de 57,000 muertos, el 90% de la población desplazada y una desesperada lucha por ayuda humanitaria marcan la tragedia en la Franja de Gaza, mientras Israel y Hamás negocian una dudosa tregua
Gaza vive una de las peores crisis humanitarias del siglo XXI. En medio de un conflicto que ya supera los 21 meses de duración, cifras devastadoras reflejan el tremendo costo humano: más de 57,000 muertos palestinos, incluidos miles de mujeres y niños, según el Ministerio de Salud de Gaza. Sumado a esto, la infraestructura ha sido en su mayoría destruida, y el 90% de los 2.3 millones de habitantes del enclave costero se encuentran desplazados.
Una noche de sangre y desesperación
La madrugada del 2 de julio de 2025, ataques aéreos israelíes dejaron 82 muertos adicionales, muchos de ellos mientras esperaban comida. En total, 38 palestinos murieron mientras intentaban obtener ayuda humanitaria, cinco de ellos cerca de instalaciones de la Fundación Humanitaria de Gaza, una organización neonata respaldada por Israel y EE. UU., y otros 33 fallecieron esperando camiones de ayuda en otros puntos.
La situación ha llegado a un punto crítica: personas muriendo no solo bajo bombas, sino también de hambre, una combinación letal que subraya la insuficiencia o manipulación de los canales de ayuda. El bombardeo alcanzó incluso zonas de refugio como la región de Muwasi o escuelas en Gaza City, que acogían a numerosos desplazados.
Una guerra de imágenes y discursos
El ejército israelí defendió sus acciones alegando que apunta a combatientes de Hamás o lanzadores de cohetes ubicados en zonas pobladas, lo que según ellos justificaría los ataques a civiles. Por su parte, Hamás ha elevado una exigencia clara como condición para la paz: el fin total de la guerra.
Las negociaciones, estancadas. Aunque Estados Unidos, con Donald Trump liderando una nueva ofensiva diplomática, anunció la aceptación por parte de Israel de una tregua de 60 días, Hamás sigue firme en que no aceptarán ningún cese al fuego temporal si no incluye la retirada militar plena israelí del enclave.
Refugiados múltiples veces expulsados
La Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) estima que en Gaza:
- El 90% de la población ha sido desplazada de sus hogares.
- Una misma familia ha cambiado de refugio en promedio 3 veces.
- Más de 1 millón de gazatíes viven actualmente en tiendas o estructuras improvisadas.
Incluso las zonas supuestamente seguras como Muwasi han sido blanco de ataques, lo que refuerza la percepción de que no hay ningún lugar seguro en Gaza.
La ayuda humanitaria: un botín en medio del hambre
Una de las escenas más reveladoras y trágicas ocurrió recientemente: una multitud se congregó alrededor de un convoy de ayuda alimentaria, solo para ser blanco de disparos y explosiones. El resultado: decenas de cadáveres, y sacos de harina, arroz y lentejas desperdigados entre el polvo y la sangre. ¿Qué tan desesperada debe estar una población para arriesgar su vida por un kilo de arroz?
La presencia de la Fundación Humanitaria de Gaza, creada en parte por aliados de EE. UU. e Israel, ha sido objeto de fuertes críticas por su falta de transparencia y eficacia. ¿Es un brazo propagandístico? ¿Una estrategia para canalizar la ayuda solo a sectores «seguros»? Hasta ahora, más preguntas que respuestas.
Cifras que gritan
Desde el inicio de la guerra (7 de octubre de 2023), el balance humano y estructural resulta escalofriante:
- 57,000 muertos en Gaza reconocidos oficialmente.
- 1,200 israelíes muertos en el ataque inicial de Hamás.
- Más de 250 rehenes israelíes capturados originalmente, con muchos aún sin liberar.
- 223 personas siguen desaparecidas, presumiblemente muertas, según Gaza.
- Destrucción total o parcial de más del 60% de las edificaciones residenciales en Gaza.
- Centros de salud colapsados y una escasez grave de medicamentos y médicos.
El papel de Trump: presión, promesas e impaciencia
Donald Trump ha ejercido una fuerte presión sobre todas las partes, presentándose como mediador de una paz condicionada. Según sus palabras del 1 de julio:
“Israel ya aceptó una tregua de 60 días. Es hora de que Hamás haga lo mismo antes de que todo empeore aún más”.
Sin embargo, su discurso vacila entre la conciliación diplomática y las políticas belicistas, como demostraría su reciente paquete económico aprobado en la Cámara de Representantes, que incluye $350 mil millones para defensa y medidas severas de inmigración.
¿Puede alguien creíblemente promover la paz en Gaza mientras expande la inversión militar y apoya a Israel con recursos logísticos, financieros e inteligencia?
¿Y la ONU?
La comunidad internacional observa, pero con impotencia. La ONU ha denunciado múltiples veces que impedir el acceso humanitario constituye un crimen de guerra, pero ni el Consejo de Seguridad ni la Asamblea General han logrado frenar la ofensiva.
Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, declaró el 15 de junio:
“Lo que está ocurriendo en Gaza no es solo una tragedia, es una mancha moral para la humanidad”.
Aún así, las sanciones se paralizan, los vetos se repiten y los cuerpos siguen acumulándose.
Israel: entre justificación militar y deterioro de imagen
El gobierno israelí continúa responsabilizando a Hamás por ocultarse entre civiles. Pero cada nuevo ataque a un hospital, escuela o campamento de refugiados erosiona más la credibilidad internacional de Israel.
Incluso aliados como Francia, Alemania o Canadá han expresado inquietud sobre el uso excesivo de la fuerza. Y en foros de derechos humanos, el término “crímenes contra la humanidad” ya no es raro cuando se refieren a Gaza.
Una tregua en el aire
La posibilidad de un cese al fuego parece, hasta ahora, más un anhelo que una realidad. En anteriores intentos, las treguas nunca superaron las 72 horas sin violaciones de alguna de las partes.
Para muchos palestinos comunes, no es suficiente una pausa: exige el fin absoluto de los bombardeos, la retirada israelí y el levantamiento del bloqueo que sofoca Gaza desde hace más de 16 años.
¿Hacia dónde vamos?
La situación en Gaza es el sombrío espejo de un conflicto sin resolución fácil. Mientras tanto, niños enterrados bajo escombros, madres que dan a luz en carros, y una comunidad internacional que guarda silencio o promete lo que no cumple.
¿Podrá alguna vez el mundo mirar a Gaza no como problema geopolítico, sino como tragedia humana?
Hasta entonces, la historia sigue escribiéndose con sangre, pólvora… y hambre.