Chelsea y Barcelona en la cuerda floja financiera: las sanciones de la UEFA reavivan el debate del 'fair play'

Con más de 48 millones de euros en multas combinadas, los gigantes del fútbol europeo enfrentan una creciente presión para cumplir con las regulaciones financieras

La tormenta financiera que sacude a Chelsea y Barcelona

El 2024 ha sido un año de ajustes de cuentas para algunos de los clubes más emblemáticos del fútbol europeo. La UEFA ha impuesto sanciones sin precedentes a Chelsea y Barcelona por incumplir sus normas de control financiero, lo que ha reavivado el debate sobre la viabilidad económica en el deporte rey.

La sanción más alta de la historia: Chelsea en la mira

El Chelsea FC, que desde 2022 es propiedad del empresario estadounidense Todd Boehly y del fondo de inversión Clearlake Capital, recibió una multa récord de 31 millones de euros (unos 36.5 millones de dólares), la más alta que la UEFA ha impuesto a un club en una sola temporada.

¿Las razones? La UEFA encontró dos graves violaciones: una pérdida excesiva sin acercarse al umbral de equilibrio financiero (20 millones de euros), y un gasto excesivo en plantilla (otros 11 millones), al superar el 80% de sus ingresos en transferencias y salarios.

Adicionalmente, el club londinense ya había sido penalizado en 2023 con 10 millones de euros por irregularidades contables durante la era del oligarca ruso Roman Abramovich, quien se vio obligado a vender el club tras la invasión rusa a Ucrania.

Barcelona: otra vez bajo la lupa

El FC Barcelona, flamante campeón de La Liga y clasificado a la próxima Champions League, también fue sancionado por la UEFA con 15 millones de euros por presentar pérdidas excesivas. Si bien estas cifras no se comparan con las del Chelsea, son reflejo de un club que ha estado en el centro del huracán financiero en los últimos años.

En 2023 ya había tenido que pagar una multa de 500,000 euros por malinterpretación de ingresos. Ahora, se enfrenta nuevamente al escrutinio europeo, en una etapa donde el club lucha por refinanciar deuda y reconstruir su estructura deportiva.

¿Fair Play Financiero o cortina de humo?

Este nuevo sistema financiero instaurado por UEFA en 2023 reemplaza al antiguo Fair Play Financiero. Aunque el objetivo es el mismo —equilibrar los ingresos y egresos, garantizar la estabilidad financiera y fomentar la competitividad—, las críticas siguen presentes.

Algunos expertos cuestionan la transparencia de los criterios y acusan al sistema de favorecer a clubes con mayor músculo financiero, mientras ahoga a otros que intentan reinvertir para recuperar su nivel deportivo.

"El sistema promueve la estabilidad, pero también el estancamiento competitivo. Si solo los ricos pueden invertir, los demás jamás alcanzarán ese nivel," opinó el economista deportivo Luís Gascón en entrevista con El País.

El caso de los hoteles y la trampa de los ingresos artificiales

Una parte clave en la investigación de Chelsea fue la venta interna de dos hoteles por valor de 76.5 millones de libras (104.4 millones de dólares) entre entidades subsidiarias del propio grupo propietario: Blueco 22 Ltd. Esta maniobra levantó sospechas sobre la inflación artificial de ingresos, una táctica que ya ha sido usada por otros clubes en el pasado.

Durante sus primeros dos años bajo la dirección de Todd Boehly, el Chelsea ha invertido más de 600 millones de euros en fichajes (datos de Transfermarkt), apuntando a una reconstrucción radical del equipo. Todo ello, sin cumplir con los resultados esperados en el terreno de juego.

Otras sanciones: Villa y Lyon también reciben castigos

En la misma jornada, la UEFA anunció otras sanciones. Aston Villa, participante de la UEFA Conference League, fue multado con 11 millones de euros por gastos excesivos. El club inglés ha sido uno de los más activos en el mercado bajo la dirección del español Unai Emery.

Lyon, el histórico club francés propiedad del estadounidense John Textor, recibió una multa de 12.5 millones de euros. Además, enfrenta un proceso judicial de apelación contra su descenso administrativo, en medio de una profunda crisis financiera que podría dejarles fuera de la Europa League.

Comparativa histórica: otros castigos ejemplares

El caso Chelsea empata ahora con los castigos más notorios de 2014, cuando la UEFA multó con 20 millones de euros a Manchester City y PSG por no cumplir con el entonces flamante sistema de Fair Play Financiero. Desde entonces, las maniobras creativas se han perfeccionado, pero también el ojo fiscalizador.

Hoy esas cifras parecen modestas frente a los cientos de millones que se mueven anualmente, pero marcan precedentes. En ese mismo año, City también tuvo restricciones para registrar jugadores en Europa, lo cual afectó su campaña internacional.

El futuro de Chelsea y Barcelona: ¿batalla contra el reloj?

Ambos clubes han sido avisados: si no cumplen con los objetivos financieros establecidos para las próximas temporadas, habrá sanciones adicionales. Esto podría limitar su capacidad de inscripción en competencias europeas, o incluso resultar en restricciones adicionales sobre fichajes y gasto salarial.

Barcelona ya ha tenido que recurrir a la activación de "palancas económicas" que incluyen la venta anticipada de derechos televisivos para mantener su operatividad, mientras trabaja estrechamente con La Liga para cumplir con el límite salarial.

Chelsea, por su parte, ha empezado la operación salida para reducir costos, vendiendo jugadores como Mason Mount y Kai Havertz, y negociando reducciones salariales. Sin embargo, los contratos estipulados bajo la administración Boehly tienen cláusulas complejas que dificultan amortizar muchos salarios en el corto plazo.

¿Se salvará el modelo?

El fútbol del siglo XXI enfrenta el mayor reto económico de su historia reciente: ser competitivo sin caer en el derroche, y crecer sin hipotecar su futuro. La UEFA ha querido mostrar que su sistema es más estricto, pero también debe garantizar que los controles no generen un clima de desigualdad aún más pronunciado.

La historia de Chelsea y Barcelona enseña que ni la grandeza ni el poder económico eximen del cumplimiento. Las sanciones, aunque vistas por muchos como una advertencia simbólica, pueden ser la antesala de transformaciones mucho más exigentes. ¿Podrán los gigantes sobrevivir esta nueva era de supervisión?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press