El último vuelo del F-5E Tigergazer: Adiós al centinela aéreo de Taiwán
Después de casi 60 años de servicio, Taiwán despide a sus históricos cazas F-5 mientras refuerza su defensa aérea frente a las crecientes amenazas de China
Por décadas, el F-5 fue el protagonista silencioso de los cielos de Taiwán. Un símbolo de la Guerra Fría y uno de los jets más ampliamente producidos en el mundo, este ligero y maniobrable avión de combate estadounidense ha llegado al final de su servicio en la isla. El viernes 4 de julio de 2025, en una ceremonia conmemorativa en la base aérea de Hualien, Taiwán despidió oficialmente al RF-5E "Tigergazer" —su versión de reconocimiento— marcando el cierre de una era para la Fuerza Aérea taiwanesa.
Un legado de casi seis décadas
El Northrop F-5 Freedom Fighter fue introducido en Taiwán en 1965. Desde entonces, estos cazas han patrullado incansablemente el estrecho de Taiwán, una zona siempre tensa por el conflicto político con China continental. A lo largo del tiempo, la flota taiwanesa de F-5 se convirtió en la más grande del mundo, operando hasta 336 unidades y llegando incluso a producir cerca de 100 ejemplares en territorio nacional.
Diseñado inicialmente en los Estados Unidos durante el auge de la Guerra Fría, el F-5 se convirtió en el caballo de batalla de muchas fuerzas aéreas aliadas de EE. UU. por su bajo costo, facilidad de mantenimiento y excelente performance para misiones tácticas. El modelo RF-5E "Tigergazer" surgió como una solución para operaciones de reconocimiento electrónico y fotográfico, vitales para la vigilancia de las actividades chinas al otro lado del estrecho.
La amenaza persistente de China
La retirada de los F-5 no es solo una actualización de equipo militar: también es una respuesta al acelerado rearme de China. Pekín nunca ha renunciado a su amenaza de invadir Taiwán, que considera parte de su territorio. Desde 1949, tras la guerra civil china que dio origen a la escisión, la isla ha vivido bajo una amenaza constante de anexión.
En los últimos años, China ha intensificado significativamente sus incursiones aéreas dentro de la Zona de Identificación de Defensa Aérea (ADIZ) de Taiwán. Según el Ministerio de Defensa Nacional, tan solo en 2023, se reportaron más de 1,700 incursiones de aviones militares chinos. Este contexto ha impulsado a Taipéi a invertir masivamente en armamento de nueva generación.
La siguiente generación: F-16V y más allá
Desde hace tres décadas, Taiwán ha comenzado la transición gradual hacia plataformas más avanzadas. Hoy día, esta modernización se acelera a raíz de las tensiones geopolíticas. El gobierno taiwanés ha adquirido 66 unidades del F-16V Viper, uno de los cazas más modernos de Lockheed Martin, junto a la modernización de su flota de F-16A/B existente a especificaciones Viper, que incluye aviónica avanzada, radar AESA y mejores capacidades electrónicas críticas.
Además, Taiwán opera desde hace años los Mirage 2000 de origen francés y ha desarrollado cazas autóctonos, como el AIDC F-CK-1 Ching Kuo, un símbolo del impulso tecnológico independiente de la isla.
Una historia de adaptabilidad y resistencia
Pese a su antigüedad, el F-5 se mantuvo relevante gracias a su versatilidad. Muchos fueron reconvertidos como entrenadores, otros como señuelos para confundir los radares enemigos, y varios como plataformas de reconocimiento estratégico. Incluso, como destaca FlightGlobal, varios F-5 siguen activos en roles secundarios en países como Brasil, Corea del Sur y EE. UU.
El F-5 participó indirectamente en numerosos conflictos a lo largo del siglo XX e inicios del XXI. En Irán, fue el primer caza fabricado en masa por los Estados Unidos durante el reinado del Sha. En Etiopía lo usaron durante su guerra civil. En Vietnam del Sur, fue protagonista en la guerra que solo terminó con la victoria del norte comunista.
El factor psicológico del adiós
Para muchos en Taiwán, el F-5 es más que un avión. Representa una era en la que la superioridad aérea se basaba en preparación, maniobrabilidad y coraje más que en automatización y tecnología avanzada. Su silueta en el cielo se convirtió en un símbolo de la resiliencia de la isla frente a presiones externas.
Durante la ceremonia de despedida, oficiales de la fuerza aérea compartieron mensajes cargados de nostalgia. “Confiamos nuestra seguridad por décadas a estos aviones. Es una separación difícil, pero necesaria para avanzar”, expresó el coronel Huang Chih-Wei, comandante de la unidad de reconocimiento aéreo con base en Hualien.
La isla como bastión tecnológico
La retirada de los F-5 también coincide con el redoblamiento de esfuerzos de Taiwán en sistemas aéreos no tripulados (UAVs) como medida necesaria ante asimetrías militares con China. Además de los drones de vigilancia adquiridos a EE. UU., Taiwán ha comenzado la producción local de sistemas autónomos para reforzar la defensa del espacio aéreo, particularmente en el este de la isla, donde los F-5 tenían sus bases.
Esto permite un redespliegue estratégico aprovechando la geografía montañosa de Taiwán, que históricamente ha sido su principal defensa natural. Los 160 km del estrecho de Taiwán y la Cordillera Central han complicado por décadas cualquier intento de invasión directa.
El rol simbólico frente al gigante asiático
La retirada es también una declaración de intenciones ante la comunidad internacional. Mientras China moderniza sus flotas con cazas stealth como el Chengdu J-20, Taiwán responde no sólo con tecnología, sino con transparencia. La apertura a la prensa durante el evento demuestra voluntad de apertura democrática ante los medios y la opinión global, en contraste con la opacidad típica de Pekín.
Por décadas, el F-5 fue una herramienta vital para monitorear aviones de procedencia soviética o china que violaban los límites aéreos. Su retiro subraya una evolución: de una postura defensiva reactiva, a una estrategia disuasoria e inteligente basada en dominancia tecnológica, redes de datos e interoperabilidad con aliados occidentales.
¿Y ahora qué sigue para Taiwán?
El desafío para Taiwán será mantener la moral y la cohesión nacional mientras moderniza su armamento. La pérdida de una figura mítica como el F-5 podría percibirse como una desventaja si no se comunica adecuadamente la renovación que representa.
Sin embargo, este es final esperado de un ciclo. Como bien apuntan los analistas de Jane's Defence Weekly, “la eficacia del F-5 ha sido prolongada gracias a su simplicidad. Pero en una era de guerra electrónica, drones y mísiles hipersónicos, es tiempo de dejar atrás esa era”.
El Tigergazer podrá no rugir más en el cielo, pero su legado seguirá vivo en los pilotos que entrenó, en las misiones que completó y en el papel esencial que desempeñó para preservar la libertad de una isla rodeada por amenazas.