El precio de la negligencia: tragedias evitables en Pakistán y la región

Entre leones sueltos, edificaciones colapsadas y gases letales en cuevas: una mirada crítica a las fallas humanas que desencadenan desastres

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En menos de una semana, Asia meridional ha sido testigo de tres tragedias que, si bien separadas geográficamente, tienen un hilo conductor común: la negligencia. Desde un león escapado en Lahore que atacó a una madre y sus hijos, hasta el colapso de un edificio en Karachi que dejó al menos 27 muertos, pasando por la muerte de cinco soldados turcos intoxicados por gas metano en una cueva del norte de Irak, estos episodios reflejan cómo la falta de regulación efectiva, el desprecio por las normas de seguridad y el descuido institucional pueden convertir la vida diaria en potenciales catástrofes.

Leones como símbolo de estatus: el caso de Lahore

Lahore, una de las ciudades más importantes de Pakistán, fue escenario de un ataque que parecía sacado de una película de terror: un león escapó de una finca y atacó a una mujer junto con sus dos hijos pequeños. El animal, propiedad de residentes adinerados, escapó de su jaula e hirió a los menores, de 5 y 7 años, y a su madre.

Según un informe policial, el padre de los niños relató que los propietarios no hicieron nada para detener al felino durante el ataque. Posteriormente, el león regresó por sí mismo a la propiedad donde vivía y fue trasladado a un parque de vida silvestre.

El hecho ha desatado una ola de indignación en redes sociales y medios locales. Y no es para menos: en Pakistán, tener animales exóticos como símbolo de estatus es una práctica extendida entre las élites. Según la organización Animals Asia, mantener leones u otros animales salvajes en entornos domésticos no solo es cruel, sino también ilegal en muchos casos, aunque frecuentemente es pasado por alto mediante sobornos o vacíos legales.

El derrumbe mortal en Karachi: una historia que se repite

Apenas dos días después del incidente en Lahore, la ciudad de Karachi volvió a ser golpeada por una tragedia urbana: el colapso de un edificio residencial de varios pisos dejó 27 muertos y 10 heridos. La estructura colapsó el viernes, pero fue hasta el domingo que se rescataron las últimas víctimas.

El derrumbe no es un hecho aislado. Pakistán tiene un largo historial de edificios colapsados, principalmente debido a la ausencia de controles estrictos en la construcción. "Se construyen con materiales de baja calidad, sin cumplir los códigos mínimos de seguridad, y rara vez se inspeccionan", explicó Khalid Hasan, ingeniero civil y activista urbano, al medio Dawn News.

Esta tragedia remite inevitablemente a 2020, cuando un edificio de apartamentos se vino abajo en Karachi, causando 22 muertes. Desde entonces, se han denunciado más de 70 estructuras consideradas en riesgo en la ciudad, pero solo una fracción ha sido evacuada o reforzada.

Muerte en las alturas de Irak: cuando el enemigo es invisible

Mientras Pakistán lidiaba con estas dos tragedias, cinco soldados turcos murieron en una cueva durante una misión de búsqueda en Irak. La causa: intoxicación por gas metano, una amenaza invisible pero letal.

Los soldados formaban parte de una operación llamada Claw-Lock, lanzada en abril de 2022 por Turquía contra el grupo armado PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán), considerado terrorista por Ankara y gran parte de Occidente. Estaban buscando los restos de un compañero asesinado meses atrás cuando se introdujeron en una cueva a 852 metros de altura. Un total de 19 soldados fueron expuestos al metano; 5 de ellos murieron y el resto fue hospitalizado.

El presidente Recep Tayyip Erdogan lamentó la tragedia, y su oficina confirmó que los militares estuvieron expuestos a una alta concentración del gas, que se había acumulado en la cueva, utilizada anteriormente como hospital clandestino del PKK.

¿Qué tienen en común estas tragedias?

Más allá del dramatismo de cada suceso, hay elementos estructurales comunes que señalan una misma causa de fondo:

  • Falta de regulación: Ya sea por leyes demasiado laxas o mal aplicadas, en los tres casos hubo ausencia de controles. Desde la posesión de animales peligrosos hasta la vigilancia de las edificaciones y operaciones militares en terrenos complejos.
  • Cultura de impunidad: Los responsables rara vez enfrentan consecuencias severas. ¿Cuántos leones más deben escapar antes de que se refuercen las leyes de fauna silvestre en Pakistán?
  • Ausencia de protocolos: En Turquía, ¿por qué los soldados no llevaban sensores de gas o protección respiratoria en una cueva sospechosa de contener residuos químicos?

Los números que no mienten

En Pakistán, según datos del Pakistan Engineering Council, más del 40% de las estructuras urbanas no cumple con los códigos de construcción actuales. Por otro lado, un informe de BBC Urdu reveló que al menos 300 leones viven como mascotas entre Lahore y Karachi, muchos de ellos sin licencia.

En cuanto a Turquía, entre 2022 y 2023 han muerto más de 70 soldados en operaciones en el norte de Irak, y no todos en combate: varios por accidentes logísticos o ambientales, como este trágico caso de intoxicación.

¿Tragedias “inevitables” o decisiones humanas?

En todos estos eventos, lo más doloroso es su carácter potencialmente evitable. No estamos hablando de terremotos ni de tsunamis, sino de errores humanos, fallas institucionales y cultura de la negligencia.

El verdadero enemigo no es el león enjaulado, ni el edificio que colapsa, ni la cueva mortífera. Es la permisividad con la que enfrentamos riesgos anticipables. Es la lógica de cortar costos y esquivar reglas. Es el silencio de las autoridades cuando deberían levantar la voz, y la indolencia social disfrazada de resignación.

Reflexión final: ¿qué haremos como sociedad?

La negligencia acumulada cuesta vidas. Hoy fue en Pakistán, mañana podría ser en cualquier otra parte del mundo. Estas tragedias deben sacudir no solo a los gobiernos, sino también a nuestras conciencias colectivas.

Como ciudadanos, ¿estamos exigiendo rendición de cuentas? Como periodistas, ¿estamos narrando estas historias con la fuerza necesaria? Como votantes, ¿estamos premiando a quienes callan ante la desidia?

La próxima vez que un edificio colapse, un gas escape o un león ataque, recordemos que la tragedia ya había comenzado mucho antes. Comenzó cuando decidimos no mirar, no actuar, no exigir.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press