¿Comida saludable o falsa promesa? El dilema de las 'Mom’s Meals' en la era de la salud ultraprocesada
Una mirada crítica a las comidas financiadas por el gobierno de EE.UU. para enfermos y adultos mayores, y la paradoja del discurso de salud pública liderado por Robert F. Kennedy Jr.
Un elogio que levanta sospechas
Recientemente, el secretario de Salud de EE.UU., Robert F. Kennedy Jr., elogió públicamente a Mom’s Meals, una empresa que produce comidas de $7 por unidad, entregadas a domicilio para beneficiarios de Medicare y Medicaid. Durante una visita a su planta en Oklahoma, Kennedy calificó el modelo como “una solución para hacer saludable otra vez a nuestro país”. Pero, ¿lo es realmente?
El menú de Mom's Meals incluye opciones como pasta ranchera con pollo y tocino o palitos de pan francés con frutas o tortitas de jamón. A primera vista, parecen platos básicos. Pero un análisis más profundo reveló una contradicción evidente entre las palabras de Kennedy y la naturaleza real de los alimentos servidos.
La controversia: ¿alimentos ultraprocesados disfrazados?
La reconocida nutricionista y experta en políticas alimentarias Marion Nestle, de la Universidad de Nueva York, revisó el menú y los ingredientes de Mom’s Meals. Su conclusión fue tajante: la mayoría de esas comidas contienen aditivos químicos, altos niveles de sodio, azúcares y grasas saturadas. En sus palabras:
“Lo triste es que no tienen que estar formuladas así. Otras compañías logran hacer mucho mejores productos, pero claro, eso cuesta más”.
Estos productos, aunque no contienen tintes artificiales derivados del petróleo —detalladamente eliminados de muchos alimentos gracias a campañas del mismo Kennedy—, sí utilizan métodos industriales que los hacen caer bajo la categoría de ultraprocesados, aquellos que no pueden reproducirse en una cocina convencional.
¿Qué son los alimentos ultraprocesados realmente?
Según el sistema de clasificación NOVA adoptado por la OMS, los alimentos se consideran ultraprocesados cuando están formulados con ingredientes creados en laboratorios: sabores artificiales, aditivos, conservantes complejos y otros químicos que no se usan en cocinas caseras. La dieta de EE.UU. está compuesta en un 58% a 60% de este tipo de alimentos, según datos de BMJ Open.
En resumen, son baratos, tienen larga vida útil y saben bastante bien, pero los efectos para la salud son devastadores a largo plazo:
- Obesidad: 42% de los adultos en EE.UU. la padecen (CDC, 2023)
- Diabetes tipo 2: más de 37 millones de estadounidenses la tienen (CDC, 2022)
- Enfermedades cardiovasculares: principal causa de muerte en EE.UU.
La paradoja Kennedy: discurso vs. práctica
En mayo, Robert F. Kennedy Jr. lanzó su iniciativa “Make America Healthy Again (MAHA)”, una campaña que denunció el impacto de los alimentos ultraprocesados, llamó a regresar a las comidas integrales y criticó los ingredientes industriales... el mismo tipo de ingredientes presentes en buena parte de las comidas de Mom’s Meals.
Este enfoque contradictorio no pasó desapercibido para expertos y ciudadanos. ¿Cómo puede alguien abogar por una dieta más natural y al mismo tiempo bendecir comidas cargadas de químicos procesados? Para Kennedy, la clave parece estar en la conveniencia y el acceso. Pero los datos nos fuerzan a cuestionar si el remedio es peor que la enfermedad.
¿Cuál es el papel de estas comidas en Medicare y Medicaid?
Mom’s Meals es una de varias compañías proveedoras de “comidas médicamente adaptadas”, programas cubiertos por Medicare y Medicaid en determinados estados. Pueden ser entregadas a:
- Pacientes con condiciones crónicas como diabetes o cáncer
- Adultos mayores con movilidad reducida
- Personas recién dadas de alta hospitalaria
Sin embargo, investigaciones como la de STAT News revelaron en 2023 que muchas de estas empresas servían alimentos excesivamente salados, grasientos o azucarados, todo bajo la etiqueta “aprobados por nutricionistas”.
Estos programas están financiados por dinero público. Pero ¿sabemos cuánto se gasta exactamente? No. No existen datos federales transparentes que detallen cuánto se destina a estas comidas, a pesar de que podrían sumarse millones de dólares anuales.
Una salud infantil en decadencia
La controversia de Mom’s Meals se da en paralelo a un contexto sanitario alarmante. Un estudio publicado recientemente en JAMA alertó de una deterioración generalizada de la salud de niños en EE.UU.:
- Obesidad infantil: aumentó del 17% al 21% entre 2008 y 2023
- Enfermedades crónicas: 46% de prevalencia en 2023 en comparación al 40% de 2011
- Problemas mentales: ansiedad, depresión y soledad en crecimiento sostenido
Estados Unidos tiene una de las peores tasas de mortalidad infantil entre países de altos ingresos: los niños estadounidenses tienen un 80% más de probabilidad de morir antes de los 20 años que sus pares en Europa o Japón, según datos del Children’s Hospital of Philadelphia.
Incoherencias sanitarias desde el gobierno
La administración Kennedy ha sido criticada por eliminar recomendaciones de vacunación contra el COVID-19 para la mayoría de niños y embarazadas. Incluso enfrenta una demanda federal impuesta por la Academia Americana de Pediatría y otras organizaciones, acusándolo de desmantelar décadas de consenso científico.
Además, el recorte de programas de salud materna y prevención de lesiones, junto con un discurso ambiguo sobre vacunas, ha creado una tormenta perfecta contra el bienestar infantil.
Como bien advirtió el pediatra Frederick Rivara:
“La salud infantil en Estados Unidos no está al nivel que debería, ni en comparación a otros países avanzados ni en estándares internos. Las políticas actuales lo están empeorando”.
¿Alternativas viables?
La idea de entregar comidas diseñadas para necesidades médicas tiene potencial. Muchas personas mayores o enfermas no pueden cocinar, no tienen transporte o fuerzas para ir al supermercado. Pero si el objetivo es mejorar la salud pública, no se puede comprometer la calidad nutricional en favor de la conveniencia.
Existen alternativas:
- Programas de agricultura comunitaria (CSA)
- Subsidios a cooperativas locales de alimentos frescos
- Educación alimentaria integrada en escuelas y centros comunitarios
Al final, alimentar personas vulnerables con productos que podrían empeorar sus condiciones de salud es una solución a medias —o peor aún, una contradicción peligrosa—.
Una oportunidad perdida (por ahora)
La campaña “Make America Healthy Again” tenía una poderosa narrativa: devolver la salud al pueblo a través de la comida. Sin embargo, al alabar platos ultraprocesados financiados con dinero público, Kennedy traiciona el principio fundamental de su propio mensaje.
Como dijo el Dr. Christopher Forrest del Hospital Infantil de Filadelfia:
“Los niños son el canario en la mina de carbón. Si su salud cambia, es porque refleja vulnerabilidades mayores de toda la sociedad.”
Y si las políticas actuales no se alinean con las evidencias científicas, podemos terminar con un país más enfermo, más desinformado y más desconectado de lo que significa verdadera salud.