El Mar Rojo en Llamas: Yemen, Israel y la Guerra Silenciosa que Acaricia las Aguas Comerciales

Ataques Houthi, bombardeos israelíes y barcos hundidos revelan una guerra asimétrica que amenaza al comercio global desde el corazón del Golfo de Adén

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Un nuevo capítulo en un conflicto sin fronteras

Lo que comenzó como una guerra civil en Yemen se ha transformado en un tablero geopolítico de dimensiones preocupantes. En los últimos días, el Mar Rojo se ha convertido nuevamente en un escenario de guerra asimétrica con impactos globales. Una serie de ataques perpetrados por los rebeldes hutíes —apoyados por Irán— contra buques mercantes ha encendido las alarmas sobre la estabilidad en esta arteria estratégica del comercio internacional.

El último ataque, cometido el lunes, tuvo como blanco un carguero con bandera liberiana. El buque, que se dirigía hacia el norte por el canal de Suez, fue atacado por pequeños botes tripulados por hombres armados y drones cargados con explosivos. Dos guardias de seguridad resultaron heridos y otros dos están desaparecidos. El barco, según informes de Ambrey, empezó a derivar tras sufrir serios daños en sus motores.

La amenaza sostenida de los hutíes

Esta ofensiva no es un incidente aislado. El día anterior, otra nave liberiana —Magic Seas— fue atacada de forma casi cinematográfica: drones, misiles, granadas propulsadas y fuego de armas ligeras obligaron a sus 22 tripulantes a abandonar el barco, que posteriormente fue hundido. Esta agresión ocurrió cerca del puerto de Hodeida, bajo control hutí, y a escasos 100 kilómetros al suroeste del mismo punto del ataque del día lunes.

Según Brig. Gen. Yahya Saree, portavoz militar de los hutíes, las operaciones tienen un objetivo claro:

“Nuestras operaciones continuarán hasta que cese la agresión sobre Gaza y se levante el sitio” —Yahya Saree

Esta declaración fortalece la idea de que lo que sucede en las aguas del Mar Rojo forma parte de la campaña más amplia del conflicto Israel-Hamas, ampliando el frente de batalla marítimo con consecuencias para el tráfico global.

Israel responde con fuego

La reacción israelí no se hizo esperar. En la madrugada del lunes, la Fuerza Aérea Israelí lanzó bombarderos F-16 que destruyeron puertos controlados por hutíes en Hodeida, Ras Isa y Salif, así como una planta eléctrica en Ras Kanatib. Según el ejército israelí, esos puertos operaban como puntos de tránsito para armas iraníes.

Además, Israel atacó el Galaxy Leader, un buque secuestrado por los hutíes en noviembre de 2023, empleado desde entonces como plataforma de radar para rastrear embarcaciones internacionales.

“Lo que es verdad para Irán, es verdad para Yemen. Cualquiera que alce la mano contra Israel la perderá”, dijo Israel Katz, Ministro de Defensa israelí, prometiendo una escalada ante futuras agresiones.

Un corredor comercial en crisis

El Mar Rojo, y especialmente el estrecho de Bab el Mandeb, es una arteria vital del comercio marítimo mundial. Cada año, cerca de 1 billón de dólares en mercancías transitan por esta ruta, conectando Asia con Europa a través del Canal de Suez.

  • Entre noviembre de 2023 y enero de 2025, los hutíes atacaron más de 100 embarcaciones mercantes.
  • Dos de esas naves fueron hundidas, y al menos cuatro marineros murieron.
  • El tráfico marítimo disminuyó drásticamente en esa zona durante los ataques más intensos.

Aunque las operaciones navales internacionales —como la Operación Atalanta de la Unión Europea— han logrado rescatar a muchos tripulantes, la amenaza permanece constante, fluctuando según las tensiones internacionales.

Geopolítica del conflicto: el triángulo Yemen-Irán-Israel

El despertar militar de los hutíes es inconcebible sin mencionar a Irán. Los vínculos logísticos, financieros y armamentísticos entre Teherán y Sanaa son cada vez más evidentes. Irán, enfrentado con Israel y Estados Unidos, ha usado a los hutíes como herramienta de presión indirecta. Una costumbre iraní bien documentada: apoyar facciones aliadas —como Hezbollah en Líbano o milicias chiítas en Irak y Siria— para proyectar su influencia regional.

La novedad reside en la intensidad de la respuesta israelí y su decisión de actuar de forma autónoma, bombardeando blancos hutíes sin respaldo directo de Washington.

Este comportamiento señala un nuevo equilibrio de fuerzas, donde Israel pareciera estar ensayando una doctrina de autodefensa extendida, no solo contra Gaza o el sur del Líbano, sino también en ultramar.

¿Hacia una internacionalización del conflicto?

Estas acciones podrían reactivar una mayor intervención occidental. La OTAN y Estados Unidos ya han intervenido antes en Yemen. En abril, un ataque estadounidense contra instalaciones hutíes dejó 74 muertos.

Lorem ipsum dolor sit amet, consectetuer adipiscing elit. Israel ha reaccionado con un enfoque más directo en los últimos meses: en junio, por ejemplo, un ataque naval israelí destruyó múltiples equipos hutíes en el puerto de Salif.

Sin embargo, lo interesante en esta ocasión es que —por ahora— Israel actúa solo, respondiendo a misiles hutíes lanzados hacia su territorio sin esperar coordinación con Washington.

¿Qué hay del Canal de Suez?

La ubicación de estos ataques no es casual. Todo el comercio marítimo entre Asia y Europa que evita rodear África pasa por el Canal de Suez. El 12% del comercio mundial cruza esta vía. Si persisten los ataques cerca de Bab el Mandeb, hay un riesgo real de que la seguridad del canal mismo se vea comprometida.

El precedente más cercano fue en 2021, cuando el buque Ever Given encalló y bloqueó esta ruta por seis días, causando pérdidas estimadas en 10.000 millones de dólares diarios. En esta ocasión, el bloqueo es figurado, pero el resultado económico es similar: retrasos, aumento de costes de seguros, desvíos de rutas.

El silencio de la comunidad internacional

Ante este recrudecimiento de la violencia marítima, la reacción internacional ha sido sorprendentemente limitada. Estados Unidos se ha mantenido al margen en los últimos bombardeos israelíes, mientras que la ONU ha hecho llamados a la desescalada sin éxito.

La comunidad internacional tal vez no dimensiona el potencial catastrófico de los enfrentamientos navales continuos. Históricamente, guerras mayores han comenzado por la obstrucción de rutas comerciales (la guerra entre Irán e Irak en los 80 afectó al Golfo Pérsico y obligó a EE.UU. a intervenir).

¿Qué nos depara el futuro?

El Mar Rojo está, hoy más que nunca, en riesgo de convertirse en un frente bélico autónomo, donde los actores no estatales —como los hutíes— tienen la capacidad de atacar, devastar y controlar fragmentos significativos del comercio mundial.

El potencial de un conflicto regional ampliado está latente: si Irán incrementa su apoyo, si Israel intensifica las respuestas o si, peor aún, un contrincante responde erróneamente a un ataque no identificado, podríamos ver el encadenamiento fatal de un conflicto internacional forjado en oleajes turbios.

Y todo esto sucede mientras el mundo sigue centrado en Gaza, Ucrania y las elecciones en Estados Unidos. Pero quizás, como advierten los marineros, la próxima guerra global no se declare en tierra firme, sino en los laberintos invisibles de las rutas marítimas que sostienen nuestra economía.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press