Hezbolá, Israel y la Encrucijada Libanesa: ¿Desarme o Más Guerra?

Estados Unidos impulsa una propuesta de paz mientras Líbano enfrenta su peor crisis económica y el choque Hezbollah-Israel deja huellas profundas

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El punto de inflexión: ¿puede Líbano cambiar su destino?

En medio del caos político y económico más profundo de su historia moderna, Líbano se encuentra ante una disyuntiva que podría redefinir su futuro. El diplomático estadounidense Tom Barrack aterrizó en Beirut con una propuesta que, de prosperar, significaría no solo el desarme de Hezbollah, sino también la oportunidad de iniciar una transformación estructural del Estado libanés. La cuestión es simple, pero explosiva: ¿puede o debe Hezbolá entregar las armas?

La propuesta presentada por EE.UU. fue recibida por el gobierno libanés con un documento de siete páginas que ha sorprendido a los negociadores por su claridad y profundidad. "Lo que nos entregaron fue espectacular en tan poco tiempo, considerando lo complejo del tema", dijo Barrack en una conferencia de prensa ante el palacio presidencial.

¿Desarme a cambio de estabilización?

La propuesta estadounidense es clara: desarme gradual de Hezbollah a cambio de reformas económicas y apoyo internacional. El trasfondo de esta negociación es el doloroso legado de décadas de corrupción política y una guerra incesante en la región que ha sumido a Líbano en el colapso.

Desde 2019, el país ha visto cómo su moneda perdía más del 90% de su valor, el desempleo se dispara a cifras superiores al 35% y la inflación alcanza niveles históricos. Según el Banco Mundial, esta es una de las crisis más severas del planeta desde mediados del siglo XIX.

Hezbollah: de resistencia a protagonista político

Hezbollah nació como movimiento de resistencia contra la ocupación israelí del sur del Líbano en 1982, en el marco de la guerra civil y las ocupaciones extranjeras. Desde entonces, ha evolucionado hasta convertirse en una poderosa fuerza militar y política, respaldada por Irán, con representación parlamentaria y una red de servicios sociales paralelos al Estado.

Su brazo armado ha cimentado su legitimidad en la lucha contra Israel, especialmente tras la guerra de 2006, que dejó más de 1.200 muertos en Líbano y unos 165 en Israel. Naim Qassem, líder de Hezbollah, fue tajante en su negativa a desarmar "antes de que Israel se retire completamente del sur del Líbano y cese sus bombardeos". El grupo chií considera su armamento como una garantía de defensa nacional. Sin embargo, para grandes sectores tanto dentro como fuera del país, Hezbolá actúa como un Estado dentro del Estado.

La sombra de Israel y la violencia que no cesa

Tras el histórico ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre de 2023, se produjeron intensos intercambios armados entre Israel y Hezbollah, especialmente en la frontera sur del Líbano. Aunque un frágil cese del fuego fue alcanzado en noviembre, desde entonces Israel ha realizado cientos de ataques aéreos, matando a más de 250 personas solo en territorio libanés, y dejando a más de 600 heridas, de acuerdo con reportes de ONU y medios locales.

La presión internacional sobre Israel para que se retire de al menos cinco puestos militares estratégicos aún mantenidos dentro del suelo libanés es constante, pero Tel Aviv se mantiene firme en su exigencia: el desarme total de Hezbollah en todo Líbano.

¿Cambio a la siria? El espejo del vecino del este

Tom Barrack citó el caso de Siria tras la salida de Bashar al-Ásad como punto de referencia para lo que podría experimentarse en Líbano. Con una nueva administración pos-Asad alineada con intereses económicos occidentales, Damasco ha iniciado un proceso de reformas económicas que, si bien aún incipientes, han generado cierto optimismo en sectores financieros alineados con Occidente.

“El resto de la región se mueve a alta velocidad. Si no quieren cambio, no hay problema. Pero nosotros estamos listos para ayudar a quien lo desee”, enfatizó Barrack, dejando ver que para EE.UU., la respuesta del gobierno libanés fue excepcionalmente prometedora.

La respuesta libanesa: soldados en la frontera y diplomacia activa

En combinación con los esfuerzos diplomáticos, el presidente libanés Joseph Aoun anunció el envío de 10,000 soldados libaneses adicionales a la frontera con Israel. Solo estos, junto con los cascos azules de la ONU, estarían autorizados a portar armas en esta franja, una medida visible para tranquilizar a los vecinos del sur y a los aliados internacionales.

Esta iniciativa apunta a ofrecer garantías sobre la capacidad del Estado libanés para sustituir —al menos en parte— el poder militar de Hezbolá, evitando que el vacío provoque nuevos brotes de violencia.

El eterno dilema: soberanía o pragmatismo

El dilema del Líbano es, en esencia, político y emocional: ¿puede el país permitirse soltar la retórica de resistencia contra Israel en aras de una mayor estabilidad económica y política? Para muchos, desarmar Hezbolá es sinónimo de rendirse ante Occidente y dejar al país vulnerable. Para otros, representa la única forma de reintegrarse a la comunidad internacional y dejar atrás el aislamiento.

Según encuestas recientes realizadas por el Beirut Research and Innovation Center, un 47% de los libaneses está a favor de iniciar un proceso progresivo de desarme bajo supervisión de la ONU, mientras que un 38% se opone tajantemente. El resto permanece indeciso. Esta polarización refleja lo intrañable de una solución simple.

El valor geoestratégico del Líbano y los actores invisibles

Una eventual paz o escalada en Líbano tiene implicaciones que van más allá del Mediterráneo. Irán, actor clave en el apoyo a Hezbollah, observa con cautela. Washington, por su parte, utiliza el proceso como nodo estratégico en su tablero contra Teherán, especialmente luego del fortalecimiento de los vínculos iraníes con China y Rusia.

Arabia Saudita, otro jugador influyente en el escenario político libanés, lleva años exigiendo la ‘neutralidad de Líbano’ en los conflictos regionales. Doha y Ankara también siguen de cerca cualquier avance diplomático.

¿Una última oportunidad?

El pueblo libanés ya no puede esperar más. Con más del 80% de la población viviendo por debajo de la línea de pobreza según datos de Naciones Unidas, los apagones eléctricos generalizados, hospitales sin insumos básicos y jóvenes abandonando el país en cifras récord, la urgencia de un nuevo rumbo es absoluta.

La propuesta estadounidense, vista con escepticismo por algunos y esperanza por otros, parece una última oportunidad antes de una explosión social imprevisible. Como dijo Barrack: “Si no quieren cambio, es su decisión. Pero quienes han perdido todo no pueden permitirse rechazar la ayuda”.

¿Renuncia Hezbolá a su protagonismo militar? ¿Se abre un camino de reconciliación nacional y reconstrucción económica? ¿O el país se precipitará a otro ciclo de guerra y devastación?

Las respuestas llegarán en los próximos meses, quizás semanas. Y el eco de cada decisión tomada en Beirut resonará desde Tel Aviv hasta Teherán.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press