Trump, aranceles y carbón: ¿un retroceso energético en nombre del crecimiento económico?

Mientras la Casa Blanca revive la guerra comercial y propone nuevos proyectos de carbón, los mercados tiemblan y el planeta se calienta

Un lunes negro en Wall Street

La jornada bursátil del lunes cerró con importantes pérdidas en Estados Unidos. El S&P 500 cayó un 0.8%, su mayor descenso desde mediados de junio; el Dow Jones Industrial Average retrocedió 0.9% y el Nasdaq también perdió 0.9%. Las caídas llegaron tras el anuncio del gobierno de Donald Trump de imponer nuevos aranceles a varios socios comerciales clave, intensificando las tensiones de una guerra comercial que parecía haber quedado atrás.

Tesla fue el símbolo del día al desplomarse un 6.8%, la mayor caída entre los componentes del S&P 500. Esto ocurrió después de que Elon Musk anunciara la formación de un tercer partido político como protesta contra el gasto gubernamental aprobado por los republicanos, anteriormente sus aliados.

Presión sobre Asia y el sur global

La administración Trump envió cartas a Japón y Corea del Sur notificándoles que sus exportaciones serán gravadas con un arancel del 25% a partir del 1 de agosto. Además, advirtió que cualquier arancel que estos países impongan en respuesta será sumado a ese 25% inicial. Este endurecimiento comercial también alcanzó a Malasia, Kazajistán, Sudáfrica, Laos y Myanmar.

Pero lo más alarmante fue el anuncio de una nueva ronda de aranceles: un 10% adicional al grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), justo después de que este bloque crítico condenara el proteccionismo en una cumbre realizada en Brasil.

"Al reintroducir el fantasma de los aranceles generalizados, tras una semana positiva, vimos cómo generaciones de inversores se pusieron nuevamente en una posición defensiva", afirmó Bill Northey, director de inversiones de U.S. Bank Asset Management.

Vietnam como modelo de futuro

En medio del caos arancelario, un acuerdo con Vietnam pudo haber pasado desapercibido. El pacto permitirá que productos estadounidenses entren sin aranceles a ese país, mientras que las exportaciones vietnamitas hacia EE.UU. enfrentarán un arancel del 20%, frente al 46% previamente propuesto. Esto podría ser un modelo para países con balanzas comerciales decantadas a favor del comercio con Estados Unidos.

Según Jason Pride, estratega jefe de Glenmede, “el tipo de acuerdo alcanzado con Vietnam podría ser un modelo para economías similares en Asia".

Un impacto directo en los mercados

Los sectores más castigados en el S&P 500 fueron tecnología, consumo y finanzas. Apple cayó 1.7%, JPMorgan Chase 1.4% y Home Depot 1.1%. Incluso el sector salud sufrió: Molina Healthcare bajó 2.9% después de recortar sus proyecciones de ganancias por el aumento drástico de costos.

Las tasas de los bonos del Tesoro a 10 años subieron de 4.34% a 4.39%, reflejando la incertidumbre en torno a la política monetaria de la Fed, que sigue evaluando los efectos del proteccionismo comercial antes de modificar las tasas de interés.

La vuelta del carbón: ¿renacimiento o anacronismo?

En paralelo a la nueva etapa de guerra comercial, la administración Trump dio el primer paso para reabrir más de 6,800 kilómetros cuadrados de tierras públicas en Wyoming y Montana para la extracción de carbón. Estas áreas forman parte de la región del Powder River Basin, uno de los enclaves más vitales para la industria.

Esta decisión revierte las políticas climáticas impulsadas por la administración Biden, que buscaban terminar la venta de carbón federal para limitar las emisiones. El nuevo proyecto de ley firmado por Trump reduce los pagos de regalías por el carbón del 12.5% al 7% e instruye la disponibilización de un total de 16,200 kilómetros cuadrados para arrendamiento, un área mayor que el estado de Connecticut.

“Cuando vemos que nuestra red eléctrica está estirada hasta sus límites, debemos reconocer nuestra realidad energética”, dijo Ashley Burke, portavoz de la National Mining Association, justificando el interés renovado por el carbón.

Una industria que resiste

A pesar del recelo ambiental y las múltiples plantas de carbón cerradas por el avance del gas natural y las renovables, el carbón sigue vivo en EE.UU. En 2022, 14 minas activas del Powder River Basin produjeron cerca del 40% del carbón del país. Aunque la producción bajó a 512 millones de toneladas —su nivel más bajo desde 1964—, recientes repuntes indican una recuperación parcial. En los primeros meses de 2025, aumentó tanto la exportación de carbón como la generación eléctrica basada en esta fuente.

No obstante, en 2020, un estudio de Earthjustice estimó que dejar de vender carbón en tierras federales reduciría emisiones equiparables a 63 millones de coches. “No solo es incoherente con la lucha contra el cambio climático, sino que además enfrenta un mercado hostil donde las energías limpias son más baratas”, advirtió Jenny Harbine, abogada ambiental.

¿Qué hay detrás del viraje?

Desde su primer día en funciones, Trump dejó claro que su objetivo era revitalizar la energía basada en combustibles fósiles, revirtiendo regulaciones y abriendo espacios públicos a la industria. Esta postura gana fuerza hoy ante los temores de recesión y una carrera por el crecimiento económico a corto plazo. Sin embargo, también evidencia una creciente desconexión entre la política estadounidense y los compromisos climáticos globales.

La decisión también parece un mensaje a su base electoral y a sectores industriales que han sentido el embate de los cambios energéticos. Con la reducción de regalías, las empresas tienen más incentivos para invertir, con promesas de creación de empleo y reactivación regional.

Entre el proteccionismo y el clima: una tormenta perfecta

El viraje dual hacia los aranceles punitivos y la revitalización del carbón plantea una pregunta de fondo: ¿es posible mantener una economía en crecimiento sin comprometer la sostenibilidad climática y vínculos comerciales? La respuesta parece cada vez más compleja.

Con mercados nerviosos, emisores contaminantes regresando al juego y aliados económicos ahora enfrentados a tarifas inéditas, Estados Unidos parece entrar a una nueva etapa de aislamiento económico y energético.

Y mientras la administración juega sus cartas con la esperanza de reindustrializar el país y reducir la dependencia del extranjero, el costo ambiental y diplomático podría ser mayor de lo calculado.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press