Turbinas bajo el mar: Escocia lidera la revolución de la energía mareomotriz
El proyecto MeyGen rompe récords de durabilidad y allana el camino hacia una fuente de energía renovable subestimada pero poderosa
La energía mareomotriz: el gigante dormido de las renovables
Cuando pensamos en energías renovables, solemos visualizar turbinas eólicas girando en campos agrícolas o paneles solares captando la luz del sol en techos urbanos. Sin embargo, hay una fuente de energía limpia que ha habitado nuestras costas durante milenios y que apenas comienza a mostrar su verdadero potencial: la energía mareomotriz.
En las profundidades del mar, frente a la escarpada costa de Escocia, un proyecto pionero ha marcado un hito en el sector energético. El sitio MeyGen, ubicado en el Estrecho de Pentland Firth, ha mantenido una turbina operando ininterrumpidamente durante más de seis años, enfrentando las condiciones más duras de los océanos y demostrando que la energía del mar está más cerca que nunca de su viabilidad comercial.
Un logro histórico: seis años sin mantenimiento mayor
El anuncio lo dio la empresa sueca SKF, proveedora de rodamientos y sellos para las turbinas mareomotrices, al confirmar que uno de sus sistemas en MeyGen alcanzó los 6 años y medio de operación sin mantenimiento no planificado. Este logro es un récord mundial en un entorno tan exigente como el fondo marino.
“Llegar a seis años en operación continua en el mar es un hito muy significativo que augura un futuro prometedor para la energía mareomotriz”, afirma Rémi Gruet, director ejecutivo de Ocean Energy Europe, la principal asociación del sector en el continente.
Este dato no es menor: uno de los principales obstáculos históricos de esta tecnología ha sido el alto coste del mantenimiento. Si cada dos años una turbina debía ser extraída, reparada y reubicada, los números simplemente no cerraban. Pero MeyGen ha demostrado que la resistencia bajo el agua es posible.
¿Dónde está y cómo funciona el proyecto MeyGen?
Ubicado en el Inner Sound del Pentland Firth, un canal estrecho entre la escocesa isla de Stroma y la parte continental, el lugar es conocido por sus fuertes corrientes de marea, esenciales para este tipo de tecnología.
Actualmente, el proyecto alberga cuatro turbinas, cada una capaz de generar 1,5 megavatios. Entre todas pueden suministrar electricidad a hasta 7.000 hogares por año, según datos de SAE Renewables, la empresa operadora del sitio. Es el parque mareomotriz más grande de su tipo en el mundo.
“Es un título que no queremos conservar para siempre. Queremos más, queremos competencia, queremos que otros lo logren también”, expresó Fraser Johnson, gerente de mantenimiento de MeyGen.
Escocia y el Reino Unido: líderes en energía marina
En términos de innovación y política energética, Escocia y el Reino Unido están a la vanguardia del desarrollo de energía mareomotriz a nivel global. El compromiso político, la inversión estratégica y la geografía favorable les han proporcionado una ventaja clave.
El gobierno británico ha financiado proyectos de energía marina desde hace más de una década, viendo su potencial no solo como sustituto de los combustibles fósiles, sino también como motor de empleo y reconstrucción industrial en zonas costeras.
Además, el sitio de MeyGen tiene previsto expandirse a 20 turbinas en 2030, una vez que se completen las actualizaciones necesarias de la red eléctrica. A largo plazo, el proyecto podría albergar hasta 130 turbinas más potentes, transformándolo en un verdadero faro del futuro energético.
¿Por qué la energía del mar es tan importante?
El Laboratorio Nacional de Energías Renovables (NREL) de Estados Unidos sostiene que la energía marina (que incluye mareas, olas y gradientes térmicos) representa el mayor recurso renovable no explotado del planeta.
Si bien la energía solar y eólica han tomado la delantera tecnológica, la energética marina tiene una gran ventaja: es predecible. A diferencia de las nubes o la falta de viento, las mareas son movimientos regulares y mensurables creados por la atracción gravitacional de la luna y el sol.
- Predecibilidad: Las mareas se conocen con siglos de antelación.
- Alta densidad de energía: El agua es 800 veces más densa que el aire, lo que significa que puede generar más potencia con menos intensidad de flujo.
- Bajo impacto visual: Las turbinas están bajo el agua, sin afectar paisajes ni generar ruido como otras tecnologías.
Los desafíos que persisten
Pero, como todo en el mundo de la energía, la innovación viene acompañada de barreras importantes. La especialista Andrea Copping, experta en desarrollo de energías marinas en la Universidad de Washington, advierte que aún quedan obstáculos regulatorios y ecológicos por resolver.
Entre los desafíos señalados se encuentran:
- La ecología marina: Se debe asegurar que las turbinas no afecten la migración o reproducción de especies marinas.
- Cuestiones legales y permisos de uso marítimo, compartidos con pesqueras o transporte marítimo.
- Limitado desarrollo comercial: Muchos proyectos todavía se encuentran en etapa de prueba o prototipo.
No obstante, Copping es optimista: “Creo que han marcado todas las casillas necesarias. Los escépticos —incluyendo inversores y gobiernos— se preguntaban cómo se podían operar estas turbinas en ese ambiente tan hostil. Ahora tienen la respuesta”.
¿Puede esa tecnología llegar a América Latina?
Muchos expertos coinciden en que países con extensas costas, como Chile, Brasil o México, podrían beneficiarse casi de inmediato. Chile, por ejemplo, posee algunos de los mejores recursos mareomotrices del mundo en el sur del país, donde las mareas y corrientes son particularmente intensas.
Con inversiones adecuadas y marcos regulatorios flexibles, América Latina podría convertirse en un nuevo referente global en esta industria, mientras reduce emisiones y fortalece su independencia energética.
Mirando hacia el futuro
El éxito de MeyGen envía una señal clara: la energía mareomotriz ya no es futurista, es real. Su capacidad para complementar otras fuentes limpias con una oferta constante y previsible puede jugar un papel clave en redes eléctricas que aspiran a cero emisiones.
En un contexto global donde la urgencia climática se intensifica, la necesidad de soluciones diversificadas se vuelve imperiosa. Más allá del sol y del viento, las olas y mareas están listas para nutrir nuestro mundo con una energía que, hasta ahora, habíamos dejado fluir sin aprovechar.
Con proyectos como MeyGen, el futuro sostenible ya no es una promesa: es una realidad subacuática que late con fuerza profunda y constante, como las mareas que le dan vida.