Wimbledon y la revolución digital: ¿está fallando la justicia electrónica en el tenis?

Entre errores humanos y fallos técnicos, el prestigioso torneo enfrenta dudas sobre su nuevo sistema automatizado de revisión de líneas

Un error en la catedral del tenis

Durante los cuartos de final del torneo de Wimbledon 2025, un hecho inusual captó la atención tanto de los espectadores como de los propios jugadores. En el enfrentamiento entre el estadounidense Taylor Fritz y el ruso Karen Khachanov, un fallo del nuevo sistema electrónico de revisión de líneas obligó a repetir un punto. El error se manifestó tras un llamado aleatorio de “falta” durante el primer juego del cuarto set, confundiendo una devolución en pleno rally con un saque erróneo, según explicaron después los organizadores del torneo.

¿Qué pasó exactamente?

Todo comenzó con una jugada aparentemente normal. Fritz sirvió con el marcador a su favor en 15-0. Tras un intercambio de golpes, el sistema Hawk-Eye Live, encargado de dictaminar automáticamente si una pelota cae dentro o fuera del campo, marcó una "falta" sin justificación aparente. La jueza de silla, Louise Azemar-Engzell, interrumpió la jugada y comunicó al público que el punto sería repetido por un malfuncionamiento técnico.

Según un comunicado del All England Club, el sistema confundió el movimiento inicial del saque porque un ball boy todavía no había salido completamente de la pista, lo que afectó el inicio del rastreo automático del punto. Aunque tanto Fritz como Khachanov tomaron el incidente con calma, el hecho puso en tela de juicio la fiabilidad del flamante sistema que sustituyó este año a los jueces de línea humanos.

Los antecedentes: ¿es fiable el Hawk-Eye Live?

Este no es el primer contratiempo que enfrenta la nueva tecnología en Wimbledon. Apenas un día antes, en la cancha central y en un partido entre Anastasia Pavlyuchenkova y Sonay Kartal, un golpe de Kartal que claramente aterrizó fuera del campo no recibió ninguna señal del sistema. Posteriormente, los organizadores reconocieron que el Hawk-Eye había sido "inadvertidamente desactivado” durante tres puntos por “error humano”.

La decisión del torneo de eliminar a los jueces de línea fue celebrada por muchos atletas y expertos como un paso hacia una mayor precisión y objetividad. Sin embargo, estos episodios comienzan a sembrar dudas sobre si se adelantaron demasiado en confiar exclusivamente en la inteligencia artificial para sentenciar los momentos más decisivos del torneo más prestigioso del tenis.

¿Revolución o retroceso? La perspectiva de los jugadores

Pese al fallo, Taylor Fritz tuvo palabras de defensa para el nuevo sistema: “Hay algunos inconvenientes, pero sigo pensando que es mucho mejor que tener jueces de línea humanos. Me gusta no tener que preocuparme por desafiar llamadas en medio de los puntos”.

El propio Khachanov, aunque perdió el punto repetido, no se mostró molesto: “Si hubiera sido en un momento crucial como un ‘break point’ o un tiebreak, tal vez sí. Pero era el comienzo del set, así que me mantuve enfocado”.

Los números no mienten: estadísticas del Hawk-Eye

Según datos del propio proveedor, el sistema Hawk-Eye tiene una precisión del 99.9%. Utiliza hasta 10 cámaras de alta velocidad para seguir la trayectoria de la pelota y recrear su posición exacta en tiempo real. En teoría, estas cifras deberían brindar seguridad. Pero como demuestran los recientes errores, el problema no siempre es la tecnología en sí, sino su implementación y las condiciones que rodean su uso.

Durante el US Open 2022, otro torneo que adoptó el sistema completamente, se registraron solo 2 incidentes cuestionables en más de 1000 partidos. Sin embargo, Wimbledon exige un estándar aún más alto por su historia y simbología en el deporte blanco.

¿Y el público? Entre la tradición y la modernidad

Para muchos aficionados, parte del encanto de Wimbledon reside precisamente en su apego a la tradición: los jueces uniformados, el silencio respetuoso, la puntualidad británica. La eliminación de los jueces de línea fue un giro radical, aunque inevitable. En una encuesta informal realizada por BBC Sport, el 58% de los encuestados dijo preferir el sistema tradicional con jueces humanos, mientras que un 36% apoya la automatización completa.

Los errores recientes parecen dar la razón a los románticos de la raqueta, aunque también ponen en evidencia un desafío cultural: cómo adaptar la última tecnología sin perder la esencia del deporte.

El dilema de la modernidad: ¿justicia total o perfección artificial?

En un deporte donde una simple línea puede definir campeonatos, cualquier error —humano o digital— es magnificado. El caso Wimbledon 2025 simboliza un conflicto mayor entre precisión matemática y flexibilidad humana. La gran ventaja de los jueces, aún con sus fallos, es su capacidad de interpretar el contexto; la tecnología, en cambio, reacciona con rigidez a datos que no siempre representan toda la realidad.

La extenista Martina Navratilova lo resumió bien en una entrevista en 2023: “Podemos tener todos los datos del mundo, pero si no los entendemos dentro de un marco humano, no sirven de nada”.

Wimbledon, símbolo de cambio

Wimbledon no es solo un torneo, es un ícono. Cambiar sus reglas, como la eliminación de los jueces de línea, tiene repercusiones que trascienden el césped. El All England Club ya ha prometido una revisión del protocolo para evitar que se repita lo ocurrido, pero la conversación está servida entre puristas, tecnófilos y jugadores.

En medio de una era de transformación digital, Wimbledon lucha por mantener su prestigio sin dejar de ser relevante. Quizás el futuro no sea eliminar completamente a los humanos, sino combinarlos sabiamente con la inteligencia artificial; un enfoque híbrido que preserve lo mejor de ambos mundos.

¿Estamos listos para confiarle todo a las máquinas, incluso en algo tan humano como el deporte?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press