El colapso del Hospital Shifa: heridas abiertas de Gaza bajo fuego

Una mirada profunda al derrumbe del sistema de salud en Gaza: entre escombros, cirugías sin luz y vidas al límite

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Una infraestructura que alguna vez fue vital

Durante décadas, el Hospital Shifa fue el centro neurálgico del sistema sanitario en la Franja de Gaza. Ubicado en la ciudad de Gaza, funcionó como uno de los pocos refugios médicos capaces de ofrecer tratamientos avanzados a una población asediada por bloqueos, pobreza extrema y conflictos cíclicos. Hoy, tras 21 meses de guerra y múltiples ofensivas por parte de Israel, sus instalaciones no son más que ruinas con quirófanos improvisados entre escombros.

El hospital en ruinas: cifras y devastación

Según la administración del hospital, el 70% de la infraestructura ha sido destruida, un cálculo devastador que se traduce en la incapacitación casi total del centro. Las unidades de cuidados intensivos han desaparecido, los quirófanos han sido reemplazados por catres a la intemperie y la morgue se desborda con cuerpos sin reconocimiento formal. Gran parte del personal restante trabaja sin salario y en turnos interminables, realizando cirugías bajo la luz de teléfonos celulares.

Algunos datos clave sobre lo que enfrenta ahora Shifa:

  • El hospital ya no tiene salas disponibles. Pacientes duermen en pasillos o exteriores.
  • Los centros de alimentación eléctrica apenas funcionan; el combustible es casi inexistente.
  • La unidad de diálisis fue cerrada debido a la falta de suministros y electricidad.
  • Cientos de desplazados viven entre las ruinas del hospital por falta de refugio.

Un hospital militarizado: ¿uso dual?

Israel ha declarado en múltiples ocasiones que Hamas utiliza hospitales como centros de comando y escondite. En noviembre de 2023, Israel ejecutó una primera incursión en Shifa tras el ataque sorpresa de Hamas del 7 de octubre, afirmando haber descubierto un túnel utilizado por combatientes.

En marzo de 2024, volvió a atacar el hospital, esta vez alegando la presencia de 200 militantes armados. Pero más allá de un túnel identificado y algunas áreas restringidas por seguridad, el ejército israelí no ha ofrecido documentación considerable que respalde estas acusaciones. Médicos y administrativos del hospital han negado el involucramiento activo de Hamas en la institución.

No obstante, según las reglas del derecho internacional humanitario, un hospital puede perder su protección si es utilizado con fines militares, algo que ha generado un debate sin fin entre académicos, políticos y defensores de derechos humanos.

Bajo fuego y sin recursos médicos

Las ofensivas no han sido el único martirio médico. El bloqueo impuesto a la Franja de Gaza ha dificultado la entrada de insumos básicos. La ayuda humanitaria apenas puede transportarse, los corredores seguros se interrumpen constantemente y casi no hay control logístico.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 70 instalaciones médicas en Gaza han sido atacadas o dañadas desde 2023. Los niveles de insalubridad han alcanzado cifras críticas: temperaturas extremas dentro de salas improvisadas, ventilación casi inexistente y plagas de insectos entre los heridos.

La cotidianidad del horror: testimonios e imágenes

Las imágenes publicadas desde el hospital, registradas el 4 y 6 de julio de 2025, muestran doctores operando en quirófanos sin corriente eléctrica, madres llevando a sus hijos heridos entre estructuras en ruinas, pacientes respirando entre humo y polvo y cuerpos de niños y adultos siendo preparados para ser enterrados junto a desechos médicos.

Ahmed Rihan, de 10 años, herido en la cabeza hace más de un mes, duerme en el suelo junto a su familia porque no hay habitación disponible. Abeer Al-Gharbawi, cirujana local, realiza operaciones con la luz de dos teléfonos celulares sostenidos por asistentes como linternas improvisadas.

La morgue del hospital está saturada con cuerpos sin refrigeración, muchos de ellos sin posibilidad de ser identificados. En ocasiones, se organizan fosas comunes en zonas aledañas debido a la imposibilidad logística de entierros individuales.

Dializados sin tratamiento y una madre que llora entre ruinas

Uno de los casos que representa mejor el colapso del sistema es el de los pacientes con enfermedades renales crónicas. Sin electricidad y sin filtros para las máquinas de diálisis, decenas esperan en sillas plásticas, junto al ala del hospital destruida por los bombardeos. Sus únicas opciones son orar o esperar una agonía lenta por falla renal.

Una mujer camina entre el patio del hospital cargando a su hijo envuelto en una manta. No sabe si encontrará un médico, ni si podrá administrarle medicamentos. “Ya no hay hospital, sólo dolor”, comenta a una agencia internacional.

Israel responde: evacuaciones y asistencia humanitaria

El Gobierno israelí ha declarado que hace “todo lo posible para evitar dañar civiles”, incluyendo llamados a evacuaciones antes de ataques y provisión de ayuda por corredores coordinados. Sin embargo, organizaciones como Human Rights Watch y Amnistía Internacional han documentado múltiples incidentes donde las advertencias fueron insuficientes o imposibles de seguir para pacientes, personal y familiares.

Muchos médicos se han rehusado a evacuar Shifa debido a la imposibilidad de trasladar equipos médicos vitales y cientos de pacientes en condiciones críticas.

La comunidad internacional: entre declaraciones y la inacción

Mientras tanto, la comunidad internacional se divide entre llamados diplomáticos y condenas humanitarias. Las Naciones Unidas han solicitado “un cese inmediato de ataques contra instalaciones médicas”, calificando estas acciones como potenciales crímenes de guerra. A pesar de eso, no se ha establecido un mecanismo de investigación independiente en terreno.

La Corte Penal Internacional (CPI) ha recibido ya varias denuncias sobre el uso de fuerza desmedida en zonas civiles, incluyendo hospitales. No obstante, las investigaciones se ven obstaculizadas por la falta de acceso físico y presión diplomática.

La resistencia médica como símbolo de vida

Incluso en la oscuridad absoluta, doctores como Ashraf al-Bayya y Jamal Salha siguen operando; enfermeros improvisan tratamientos con vendas reutilizadas y madres amamantan a sus hijos esperando noticias de médicos ausentes. La resistencia del personal sanitario en Gaza se ha convertido en un símbolo silencioso de vida en mitad del caos.

Preferimos morir aquí con nuestros pacientes que dejarlos morir solos”, expresó un enfermero en una entrevista publicada por Al Jazeera.

En este escenario, ya no sólo hablamos de la destrucción de estructuras físicas, sino de la demolición sistemática de la salud como derecho básico. En Shifa, la medicina no es una ciencia, es una forma de resistencia.

Una tragedia que exige memoria

No se pueden olvidar las imágenes de Hala Al-Aila, una niña de apenas seis años, cuyo cuerpo fue llevado a la morgue del hospital para ser enterrado sin ataúd. O el de Yousef Abu Suhaila, de 16 años, esperando con vendajes improvisados junto a cajas de suministros transportadas por camillas vacías.

El Hospital Shifa ya no salva vidas; ahora resguarda lo poco que queda de ellas. Y en eso, se convierte en el retrato más fiel de una Franja de Gaza en agonía, de una población que lucha por respirar entre cenizas.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press