Zelenskyy y el Papa Leo XIV: ¿puede el Vaticano ser clave para la paz en Ucrania?
En medio de una guerra prolongada y el drama de miles de niños deportados, el Vaticano emerge como un posible mediador entre Ucrania y Rusia
CASTEL GANDOLFO, Italia – En un contexto global donde la esperanza por la paz parece desvanecerse a cada bombardeo, un escenario poco convencional resurge con fuerza: el Vaticano como sede de negociaciones de paz entre Ucrania y Rusia. El presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy y el Papa Leo XIV se reunieron este miércoles para abordar temas cruciales sobre el conflicto y, sorprendentemente, abrieron la puerta a iniciar un proceso de mediación desde la Santa Sede.
Una visita cargada de simbolismo
Zelenskyy acudió a Castel Gandolfo, el retiro veraniego pontificio ubicado en los montes albanos, al sur de Roma, con un mensaje claro: agradecer la ayuda del Vaticano en la difícil tarea de recuperar a los miles de niños ucranianos trasladados a Rusia tras la invasión de 2022. Así lo confirmó el presidente tras salir de la villa papal, calificando el encuentro como “una conversación espiritual importante y esperanzadora”.
Desde el inicio de la guerra, iniciada por Rusia el 24 de febrero de 2022, aproximadamente 20,000 niños ucranianos habrían sido deportados ilegalmente o trasladados a territorio ruso, según cálculos respaldados por la ONU. Esta cifra refleja uno de los rostros más oscuros del conflicto: la fragmentación forzada de familias, con fines a menudo ocultos por el aparato propagandístico ruso.
El rol silencioso pero firme del Vaticano
El Vaticano ha mantenido una postura marcada por la diplomacia prudente. La designación del cardenal italiano Matteo Zuppi como enviado especial refleja un intento genuino por facilitar “caminos de paz” entre Kiev y Moscú. Aunque los avances visibles de su diplomacia son escasos, el Papa mantiene su voluntad de recibir a ambas partes en Roma, según reiteró la Santa Sede este miércoles.
“El Santo Padre expresó su dolor por las víctimas y renovó sus oraciones y cercanía con el pueblo ucraniano, alentando todo esfuerzo encaminado a la liberación de prisioneros y la búsqueda de soluciones compartidas”, dijo el comunicado oficial del Vaticano.
Pero, más allá de las declaraciones, ¿realmente puede el Vaticano fungir como actor central en un proceso de paz tan complejo como el de Ucrania?
¿Por qué el Vaticano?
Históricamente, la Santa Sede ha actuado como mediador en conflictos de alto nivel dada su neutralidad reconocida globalmente y su autoridad moral. Casos como la mediación entre Chile y Argentina durante el conflicto del Beagle en 1978 muestran que el Vaticano puede ser más que un testigo simbólico. Aunque la política internacional y los intereses geopolíticos actuales son más complejos, hay razones por las cuales Roma sigue siendo vista como un terreno fértil para las conversaciones diplomáticas:
- Neutralidad reconocida: El Vaticano no tiene armamento ni forma parte de alianzas militares.
- Influencia moral: La palabra del Papa aún tiene peso incluso en ambientes políticos.
- Red diplomática global: Con representación en más de 180 países, ejerce una de las redes diplomáticas más amplias.
El componente humano: los niños sustraídos
Zelenskyy destacó particularmente la labor del Vaticano en el tema de los niños ucranianos enviados a Rusia, ya que muchos permanecen “en paradero desconocido”. En sus palabras: “He pedido que mantengamos los esfuerzos y oraciones para traer de vuelta a nuestros niños robados”.
La deportación forzada de menores es un crimen tipificado por el derecho internacional según la Convención sobre los Derechos del Niño y puede constituir crimen de guerra según la Corte Penal Internacional, quien ya emitió órdenes de arresto contra autoridades rusas, incluyendo al mismísimo Vladimir Putin.
Sin embargo, a día de hoy, el Vaticano no ha facilitado cifras precisas sobre cuántos niños han sido recuperados gracias a sus gestiones. Es posible que la discreción sea una estrategia destinada a evitar represalias o presiones diplomáticas.
¿Y Rusia qué dice?
Rusia por su parte se ha mostrado reticente a cualquier tipo de mediación vaticana. Aunque no ha cerrado públicamente la puerta, ha evitado comprometerse con propuestas formales. Esto se enmarca en una política exterior de endurecimiento impulsada por el Kremlin, que ha acusado al Vaticano de estar demasiado alineado con posiciones occidentales.
Los rumores de que el Vaticano podría acoger posibles diálogos encontraron apoyo en Washington, que ha señalado esta opción como “viable y deseable”, especialmente considerando que actores como China, Turquía y el propio Brasil han fracasado en establecer espacios sostenidos de negociación.
Un Papa activo, aunque prudente
Desde su entronización, el Papa Leo XIV —sucesor del polémico y carismático Francisco— ha buscado imprimir un sello de humildad y cercanía. Su respaldo a Ucrania ha sido explícito: ha denunciado la guerra como “absurda e inmoral” y ha mantenido una narrativa firme a favor de la paz.
Recientemente, recibió a una delegación de obispos ucranianos de rito greco-católico a quienes confesó sentirse conmovido por la versión ucraniana del himno 'Padre Nuestro': “Tan conmovedora que pedí que lo cantaran de nuevo”, dijo el pontífice.
Estas señales, aunque simbólicas, trazan un claro perfil: la Santa Sede quiere y necesita jugar un papel activo en este conflicto, no sólo por razones religiosas, sino también humanitarias.
Los obstáculos: realismo político y complejidad geopolítica
Si bien el entusiasmo podría decirnos que estamos así de cerca de abrir un canal de diálogo, los analistas políticos insisten en que las posibilidades reales son limitadas, al menos a corto plazo. Rusia sigue centrada en consolidar posiciones militares antes que en negociar —a menos que las condiciones cambien—, mientras que Ucrania no contempla cesiones territoriales, lo cual complica cualquier preacuerdo.
Además, organismos internacionales como la ONU y la OSCE han intentado —con poco éxito— mediar previamente. El Vaticano podría ser útil solo si ambas partes muestran apertura real. Según el experto en relaciones internacionales, Thomas Gomart del Institut Français des Relations Internationales (IFRI): “Toda mediación funciona si hay voluntad de escucharse, algo que no parece estar presente hoy entre Moscú y Kiev.”
¿Qué sigue?
El Presidente Zelenskyy se encuentra en Italia para participar en la Conferencia para la Reconstrucción de Ucrania, prevista para los días jueves y viernes. Mientras tanto, su encuentro con el Papa ya ha enviado al mundo una señal poderosa: Ucrania no está sola y sigue buscando aliados para rescatar lo irrecuperable: su niñez robada, su paz perdida.
En un mundo cansado de los horrores persistentes de las guerras sin sentido, quizás sea momento de mirar hacia lo que parecía inverosímil: un proceso de paz iniciado desde los muros de mármol y cruz dorada del Vaticano.