Guatemala estremecida: la tragedia sísmica que sacudió al país y desnudó su vulnerabilidad
Más de 150 sismos en menos de 24 horas, muertes, caos y estructuras colapsadas: así vivió Guatemala una jornada aterradora marcada por la furia de la Tierra.
Santa María de Jesús, Guatemala — En menos de 24 horas, el suelo guatemalteco se estremeció más de 150 veces. Sismos consecutivos, algunos de hasta magnitud 5.7, provocaron panfarrones de tierra, destruiron viviendas, y sembraron el pánico entre los residentes de varios municipios del país. El suceso no solo dejó una estela de destrucción material, sino también un recordatorio urgente de la vulnerabilidad estructural, institucional y social de Guatemala ante los fenómenos naturales.
Las cifras de una tragedia
Según el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (INSIVUMEH), se registraron más de 150 sismos y réplicas entre el 8 y 9 de julio de 2025, con epicentros localizados principalmente en el sur del país. La serie sísmica provocó al menos un fallecido, múltiples heridos y decenas de viviendas dañadas. Comunidades enteras han quedado incomunicadas, y muchas familias enfrentan el drama de quedarse sin hogar.
Santa María de Jesús: epicentro humano del desastre
Una de las localidades más afectadas fue Santa María de Jesús, situada a los pies del volcán de Agua. Las imágenes son desgarradoras: el templo católico El Calvario presenta severas grietas, y varias casas de adobe colapsaron completamente. Calles bloqueadas, templos antiguos destruidos y habitantes en duelo forman parte del nuevo paisaje. “Creímos que era el fin del mundo. Las paredes no dejaban de temblar”, relató una vecina entre lágrimas.
Éxodo y refugio improvisado
Ante las réplicas constantes y el temor de un sismo mayor, decenas de familias optaron por permanecer en plazas abiertas o en vehículos. En la localidad de Palín, otra de las más perjudicadas, las escenas de familias durmiendo al aire libre o improvisando albergues en patios comunitarios se repitieron durante toda la noche. “Nos da más miedo estar dentro que dormir en la calle”, dijo José Gómez, padre de familia damnificado.
Hospitales al límite y iglesias convertidas en centros de acopio
Varias instituciones médicas, como el Hospital Hermano Pedro de Antigua, debieron evacuar a sus pacientes y ubicarlos en áreas abiertas. A esto se suma la crítica situación sanitaria: pocas clínicas cuentan con la infraestructura necesaria para funcionar eficazmente en una situación de desastre. Mientras tanto, iglesias y escuelas se han transformado en centros comunitarios para recibir donaciones y brindar alimento a los afectados.
Un país sísmico sin planificación sísmica
Guatemala, ubicada en el cinturón de fuego del Pacífico, es una nación sísmicamente activa. Sin embargo, la infraestructura del país, especialmente en áreas rurales, no está diseñada para resistir movimientos telúricos. Más del 60% de las viviendas en el país son de construcción no formal, según datos del INE (Instituto Nacional de Estadística), con materiales como adobe, bloque sin varilla, y techos de lámina que colapsan fácilmente ante fenómenos naturales.
El último terremoto catastrófico data del año 1976, con una magnitud de 7.5 que cobró cerca de 23,000 vidas. A pesar de esa experiencia, el fortalecimiento institucional y urbano ha sido mínimo. El presupuesto destinado a la prevención y gestión del riesgo es significativamente bajo: menos del 0.3% del PIB, según informes del Banco Mundial.
Resiliencia comunitaria: una fuerza no oficial
En medio del caos, la respuesta ciudadana ha sido ejemplar. Comunidades enteras comenzaron labores de limpieza, rescate y atención básica sin esperar la intervención estatal. Voluntarios, líderes comunitarios y parroquias locales jugaron un rol fundamental para organizar víveres, identificar personas desaparecidas y apoyar a los más vulnerables. Esta capacidad de autoorganización es, sin duda, un baluarte del tejido social guatemalteco.
¿Dónde está el gobierno?
Las autoridades nacionales fueron ampliamente criticadas por su lenta reacción. Varios alcaldes evidenciaron la falta de respuesta inmediata por parte de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED). “No recibimos ayuda en las primeras horas. Tuvimos que hacer frente con nuestros propios medios”, reclamó el alcalde de Palín. Tres días después, aún hay comunidades sin acceso a agua potable o atención médica.
Expertos advierten que esta falta de capacidad de respuesta agudiza los efectos de cualquier fenómeno natural. “No importa cuán pequeño sea un sismo, si no hay planes de emergencia funcionales, las pérdidas humanas y económicas se disparan”, señaló el geólogo Eduardo Morales.
La dimensión psicológica del desastre
La suma de temor, duelo, estrés y traumas relacionados con el derrumbe de viviendas y la pérdida de seres queridos dejó secuelas profundas. Grupos de psicólogos voluntarios comenzaron a establecer brigadas de apoyo emocional, especialmente para niños, quienes presentan elevados niveles de ansiedad. “Un niño me preguntó si iba a morir en cada réplica. Eso te rompe el alma”, relató una terapeuta de crisis.
Lecciones olvidadas
Lo ocurrido en Guatemala no es un hecho aislado, sino parte de una peligrosa recurrencia. En 2018, el país también fue sacudido por la erupción del Volcán de Fuego que dejó más de 200 muertos. En ambas tragedias, se evidenció la falta de códigos de construcción modernos, la precariedad de las alertas y la lentitud de la burocracia. ¿Cuántas vidas más serán necesarias para que se priorice la inversión en prevención?
¿Qué sigue?
Por ahora, continúa el conteo de daños, el envío de ayuda humanitaria y la evaluación estructural de las zonas afectadas. La población, por su parte, continúa levantando fuerzas desde las ruinas, recurriendo a su espiritualidad y solidaridad para resistir. La tragedia también abre una ventana para exigir reformas urgentes, fortalecer a CONRED y apostar por una cultura de prevención basada en ciencia, tecnología y participación ciudadana.
Guatemala sigue temblando. Pero no por la tierra. Tiembla por la negligencia histórica de quienes han ignorado las advertencias naturales durante demasiado tiempo.
Fuentes:
- INSIVUMEH - Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología
- Instituto Nacional de Estadística (INE)
- Banco Mundial - Informe sobre gestión de riesgos 2023
- Testimonios de medios locales y agencias de emergencia comunitaria