La ONU, Trump y Gaza: el conflicto que expone las fisuras del poder global

Francesca Albanese, relatora de la ONU, enfrenta sanciones de Estados Unidos mientras denuncia lo que llama genocidio en Gaza. ¿Una medida de poder o un intento de silenciar la crítica?

Una voz incómoda en medio del conflicto

Francesca Albanese, la relatora especial de la ONU sobre los territorios palestinos ocupados, no es ajena a la controversia. Abogada de derechos humanos de nacionalidad italiana, ha denunciado con insistencia lo que considera actos de genocidio por parte de Israel contra la población de Gaza. Su postura ha sido tan firme que la administración del expresidente Donald Trump decidió imponerle sanciones. Según explicó Albanese, esta acción es un intento de castigarla por “defender a quienes no tienen otro poder más que el de esperar no morir”.

¿Por qué sancionar a una relatora de la ONU?

El 10 de julio de 2025, el Departamento de Estado de EE. UU. anunció sanciones contra Albanese, una medida sin precedentes aplicada a un funcionario independiente de la ONU. De inmediato, voces globales se alzaron en su defensa. La portavoz de la ONU, Stephane Dujarric, calificó la acción como “un precedente peligroso”, mientras que organizaciones como Human Rights Watch y el Center for Constitutional Rights también manifestaron su rechazo.

“No es una muestra de poder, es una muestra de culpa”, afirmó Albanese desde el aeropuerto de Sarajevo.

La posición de EE. UU. y la visita de Netanyahu

El anuncio de las sanciones coincidió con la visita del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu a Washington, quien, a pesar de enfrentar una orden de arresto por crímenes de guerra emitida por la Corte Penal Internacional (CPI), fue recibido con honores por funcionarios estadounidenses. Cabe destacar que ni Israel ni Estados Unidos son miembros de la CPI, ni reconocen su jurisdicción.

“Nadie puede sentirse libre hasta que Palestina lo sea”, reiteró Albanese con firmeza.

¿Crítica legítima o sesgo ideológico?

El papel de Albanese es investigar abusos a los derechos humanos en Palestina, y su trabajo depende de la independencia de criterio, no de simpatías políticas. Sin embargo, figuras como el Secretario de Estado Marco Rubio la acusan de liderar “una campaña de guerra económica y política” contra EE. UU. e Israel. La relatora, por su parte, sostiene que son acusaciones sin sustento y que lo que verdaderamente se busca es acallar la crítica legítima.

El conflicto en cifras

Desde el comienzo del conflicto el 7 de octubre de 2023, se estima que más de 57,000 palestinos han muerto en Gaza, según informes del Ministerio de Salud de Gaza. Del otro lado, unos 1,200 israelíes habrían perdido la vida en el ataque inicial de militantes de Hamás, y 251 personas fueron tomadas como rehenes.

Las condiciones en la Franja de Gaza se han deteriorado drásticamente. El 80% de la población, unas 1.8 millones de personas, ha tenido que desplazarse de sus hogares. La ONU declara que el 90% de la población sufre inseguridad alimentaria severa, con el sistema de salud colapsado y acceso casi nulo a medicamentos.

El eco de Srebrenica: una advertencia histórica

Albanese se dirigía a la conmemoración del 30° aniversario de la masacre de Srebrenica, uno de los peores crímenes de guerra en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, cuando más de 8,000 varones musulmanes bosnios fueron asesinados. Para la relatora, el contexto actual en Gaza guarda paralelismos alarmantes con aquel episodio de genocidio.

“Lo que hacemos ahora determinará si aprendimos algo de Srebrenica, de Ruanda, del Holocausto”, advirtió.

Silencio internacional y doble moral

La comunidad internacional, particularmente Occidente, ha sido acusada de operar con dobles estándares. Cuando se trata de Ucrania, la solidaridad y ayuda no se hace esperar. Pero en el caso palestino, la narrativa dominante en muchos medios y gobiernos ignora —o justifica— acciones que bajo otras circunstancias serían condenadas con fuerza.

“El mundo no necesita más complicidad pasiva. Necesita valentía moral”, declaró Albanese.

La posición de las Naciones Unidas

El sistema de relatores de la ONU ha sido objeto de presiones constantes. Según el mandato, estos expertos actúan de forma independiente y no representan las posturas oficiales de la ONU. Pese a esto, las presiones estadounidenses para destituir a Albanese ante el Consejo de Derechos Humanos de Ginebra fueron intensas, aunque infructuosas.

En 2018, Trump ya había retirado a EE. UU. del Consejo de Derechos Humanos, argumentando sesgo y falta de reformas. Las nuevas sanciones refuerzan el alejamiento de Washington del sistema multilateral.

¿Y ahora qué?

Desde distintos sectores se exige un debate internacional serio sobre los límites del poder, la legalidad internacional y la rendición de cuentas. Ante la amenaza de una disciplinación de los relatores por parte de las potencias, muchos cuestionan si no estamos frente al colapso del orden multilateral que emergió tras la Segunda Guerra Mundial.

“No se puede castigar a los que denuncian las atrocidades sin abrir la puerta a nuevas atrocidades”, señaló Kenneth Roth, exdirector ejecutivo de Human Rights Watch.

La importancia de resistir

Las palabras finales de Francesca Albanese en su entrevista en Sarajevo resonaron como un llamado global:

“Ellos no pueden silenciarnos a todos. No pueden despedirnos a todos. No pueden matarnos a todos.”

Ella está decidida a mantener su misión y seguir dando voz a quienes viven bajo ocupación y bombardeos diarios. La respuesta de Washington puede ser intimidante, pero también revela cuán poderosa puede ser una verdad incómoda.

El precedente hacia el futuro

Si bien los gobiernos pueden disentir de las opiniones de los relatores, sancionarlos representa una amenaza a la independencia e integridad del sistema de derechos humanos. Una cosa es criticar los informes, otra muy distinta es perjudicar personalmente a quienes se atreven a denunciar violaciones serias del derecho internacional.

¿Cuál será el próximo paso? ¿Continuará la comunidad internacional cediendo ante la presión de las superpotencias? ¿O comenzará a proteger con mayor firmeza la voz de aquellos cuya única arma es la verdad?

Hoy, la figura de Francesca Albanese encarna ese desafío. Y su valentía no solo molesta: también incomoda.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press