Lahaina arde otra vez: una crítica al lento avance en las rutas de evacuación tras el incendio de 2023

Pese a las lecciones mortales del pasado, Maui no logra habilitar las vías de escape prometidas. ¿Cuántas tragedias más deben ocurrir para actuar con urgencia?

Lahaina, Hawái – En agosto de 2023, una de las peores tragedias naturales en la historia de Hawái se cobró al menos 102 vidas, destruyó casi por completo la ciudad de Lahaina y dejó profundas cicatrices emocionales y logísticas que aún duelen en el presente. Pero a casi un año de la catástrofe, la reconstrucción urbana y, más crucial aún, las vías de evacuación críticas siguen atrapadas en un laberinto burocrático. ¿Qué ha fallado? ¿Y por qué?

Un desastre anunciado (y evitable)

El incendio de Lahaina devastó más de 2.170 acres (cerca de 8.8 km²) y consumió toda una comunidad en cuestión de horas. Uno de los hallazgos más duros revelados por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE.UU. fue que muchas muertes podrían haberse evitado si las calles claves como Kuhua Street y Aki Street hubieran estado conectadas.

En el vecindario de Kuhua Camp, donde se concentró la mayor parte de las víctimas mortales, la calle Kuhua terminaba en un callejón sin salida, y Aki Street estaba cortada por un terreno privado. La escena en el momento del incendio fue desgarradora: puertas cerradas con llave, árboles caídos, postes eléctricos bloqueando calles… y residentes atrapados, sin salida.

Progresos tan lentos como una tortuga en lava

Desde entonces, el condado de Maui ha dado algunos pasos para adquirir terrenos que permitirían extender estas calles. El mes pasado, por ejemplo, se pagaron $1.95 millones por varias parcelas clave cerca de las calles Dickenson y Kuhua. También se compró un segmento de terreno para conectar Aki Street por $178,000.

Pero hasta ahí llegan las buenas noticias. Según modelos por computadora realizados por el Cuerpo de Ingenieros, la conexión norte de Kuhua con Keawe Street podría haber salvado decenas de vidas. Sin embargo, esa obra aún no tiene fecha clara de inicio y se estima que costará al menos $36 millones.

Los sobrevivientes no quieren reconstruir sin rutas claras

Uno de los ejemplos más elocuentes es el de Kirk Boes, un residente que apenas escapó con vida del incendio de 2023. Su casa en Kuhua Street fue pasto del fuego y, aunque vive con su esposa en vivienda temporal, no piensa reconstruir mientras no se complete el proyecto para extender la calle hacia el norte:

“Ese debía ser nuestro hogar para siempre. Pero sería absurdo reconstruir sin una ruta de escape viable”, dijo Boes. “Apenas salimos con vida”.

De promesas a frustraciones

En el Plan de Recuperación a Largo Plazo de Lahaina, la extensión de Kuhua Street aparece como prioridad. No obstante, la complejidad legal, la adquisición de terrenos y los permisos de construcción han retrasado todo. Curiosamente, algunos terrenos que se han comprado están en áreas periféricas, no conectadas directamente a las zonas donde se requiere acción inmediata.

Para muchos residentes, estos proyectos parece que se manejan de forma “fragmentada”, según Boes: “El enfoque debería ser claro: abrir vías de escape donde vive la mayor cantidad de personas. No avanzar con lotes marginales que no resuelven lo crucial”.

El papel de las autoridades: ¿víctimas de su propio sistema?

Jordan Molina, director del Departamento de Obras Públicas, reconoció en una reunión comunitaria que varios proyectos de conectividad vial están planeados para los próximos 5 a 10 años. Esto contrasta con el sentimiento de urgencia que exigen los residentes.

La concejal Tamara Paltin, que representa a Lahaina, defendió la compra de parcelas como pasos necesarios, aunque lentos: “Debemos aprovechar cada oportunidad para avanzar”. Otro concejal, Gabe Johnson, de Lānaʻi, criticó las demoras:

“Estamos esperando el próximo desastre. Necesitamos actuar con urgencia y cortar la burocracia. A veces nuestros propios procesos son el mayor obstáculo”, expresó enfático en la última sesión del concejo.

¿Dónde están las prioridades?

Un ejemplo de desconexión entre lo técnico y lo social es el caso del reciente acuerdo con Hope Builders, Inc. y Wainee Land 8s Homes, cuyo dueño es el promotor local Peter Martin. Las 1.724 acres adquiridas por el condado ayudarán en el proyecto de extensión hacia el sur, pero no solucionan el punto neurálgico de Kuhua Camp.

Mientras tanto, con cada adquisición se destinan millones de dólares sin que la vida de los residentes en zonas críticas cambie. Para poblaciones como la de Boes, la infraestructura no puede construirse a ritmo de comité, sino con visión total y urgencia humanitaria.

¿Qué se está haciendo?

  • La conexión de Aki Street, ahora privada en un tramo, está en proceso de completarse en los próximos meses.
  • El condado compró un terreno clave al residente Brian Acason, quien colaboró con la venta por $178,000.
  • Otras propuestas incluyen conectar los tres segmentos no unidos de Dickenson Street, lo cual tomará años.
  • También se planea adquirir un terreno de más de 24,000 pies cuadrados en Limahana Place por $1.7 millones para mejorar el acceso entre Pāpalaua y Aki Street.

¿Y mientras tanto, los ciudadanos?

La situación recuerda los momentos previos a otros desastres naturales donde las autoridades omitieron señales claras. Lahaina ya fue testigo de una omisión de proporciones trágicas. Ahora, la historia parece estar repitiéndose, esta vez con reuniones y compras que, si bien tienen buena intención, no están trasladándose al terreno donde se necesita acción inmediata.

La pregunta para Maui County ya no es cómo reconstruir mejor, sino cómo hacerlo antes de que otra tragedia golpee.

Como bien dijo Boes: “Las promesas ya no bastan. La memoria está fresca. Y los que sobrevivimos queremos vivir sin miedo.”

Fuentes consultadas: Cuerpo de Ingenieros del Ejército, actas del condado de Maui, declaraciones oficiales realizadas en las reuniones comunitarias de Lahaina de junio y julio de 2024.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press