La sorprendente evolución de la opinión pública sobre la inmigración en EE.UU.: ¿un giro inesperado entre los republicanos?

Un nuevo sondeo revela un cambio radical en la percepción de los estadounidenses sobre los inmigrantes, incluso entre los simpatizantes de Trump.

Un cambio dramático en la opinión pública

En un país históricamente dividido sobre el tema migratorio, una reciente encuesta de Gallup ha arrojado resultados sorprendentes: el 79% de los adultos en Estados Unidos considera que la inmigración es “algo bueno” para el país. Este dato representa un aumento significativo respecto al 64% registrado hace apenas un año atrás.

Además, el número de personas que ven la inmigración como un elemento negativo ha disminuido drásticamente, descendiendo del 32% al 20%. Pero lo más llamativo de esta tendencia es que los republicanos, tradicionalmente más escépticos frente a la inmigración, también han cambiado de opinión.

¿Qué ha cambiado entre los republicanos?

Según Gallup, aproximadamente dos tercios de los votantes republicanos ahora creen que la inmigración es buena para el país. Esto representa un salto asombroso desde el 39% en 2023.

Este giro contradice el clima político predominante: tras el regreso de Donald Trump a la presidencia con una retórica centrada en las deportaciones masivas, era esperable que aumentara el rechazo hacia los inmigrantes. Sin embargo, ocurrió lo contrario. El porcentaje de republicanos que desean una reducción del número de inmigrantes cayó de un 88% a solo un 48% en un año.

¿Qué explica este cambio tan profundo?

  • Satisfacción con las políticas migratorias actuales: Muchos republicanos perciben que las iniciativas de Trump han “controlado” la migración.
  • Mayor exposición a comunidades de inmigrantes: La integración progresiva de inmigrantes en ciudades medianas y zonas rurales ha humanizado sus historias.
  • Reconocimiento de los aportes económicos: Sectores como agricultura, construcción y servicios dependen en gran medida de esta población.

Un cambio histórico en la narrativa nacional

El aumento en la aprobación no solo es numéricamente significativo, sino que también representa un punto de inflexión histórico. Desde que Gallup comenzó a medir estas percepciones hace casi 25 años, nunca se había registrado un apoyo tan alto a la inmigración.

Incluso, ahora más del 85% de los estadounidenses respalda una vía hacia la ciudadanía para los inmigrantes indocumentados que fueron traídos al país de niños, conocidos como “Dreamers”. Y casi la misma proporción apoya la legalización de todos los inmigrantes indocumentados si cumplen ciertos requisitos.

¿Es esto sostenible o pura estrategia política?

Aunque resulta tentador leer estos datos como un cambio cultural profundo, también es válido preguntarse si parte de esta tolerancia es estratégica. Dado que las elecciones siguen condicionando la agenda, algunos líderes del Partido Republicano podrían estar suavizando su discurso para captar votantes moderados e independientes.

Lo cierto es que, en los hechos, hay una clara desconexión entre el discurso de Trump y la percepción de su base electoral. Mientras el expresidente insiste con deportaciones masivas y el cierre de fronteras, sus votantes muestran una creciente simpatía por los inmigrantes que ya están en el país.

Los independientes también se suman al giro

Otro grupo fundamental en este viraje son los votantes independientes. En 2023, dos tercios de ellos afirmaban que la inmigración era positiva; este año, ya son el 80%. Su apoyo a políticas como la ciudadanía para inmigrantes indocumentados también ha crecido notablemente.

Este bloque es el más volátil electoralmente y, por ello, estos datos podrían tener un impacto directo en las próximas elecciones presidenciales. Los políticos que abogan por posturas antiinmigrantes podrían enfrentar resistencias inesperadas provenientes de su propio electorado.

Demócratas: estables pero vigilantes

En contraste, los demócratas han mantenido su enfoque favorable hacia la inmigración. Desde hace años, su apoyo ha rondado el 90%, constancia que ha influido en la aprobación de reformas migratorias en estados liderados por ese partido.

Particularmente, figuras como Alexandria Ocasio-Cortez y Bernie Sanders han promovido cambios como la regularización migratoria, el fin de centros de detención y el derecho al trabajo para migrantes con procesos pendientes.

Datos históricos: de las olas migratorias al consenso progresivo

La percepción de la inmigración en EE.UU. ha experimentado altibajos a lo largo del tiempo. Durante las grandes olas migratorias del siglo XIX y principios del XX, muchos inmigrantes —especialmente irlandeses, italianos y judíos— enfrentaron fuertes prejuicios.

Tan solo en 1924, se aprobó la Ley de Cuotas de Emergencia, que limitaba severamente el número de inmigrantes por país. Estos límites buscaron frenar la migración desde el sur y este de Europa.

Pero desde las décadas de 1960 y 70, con el movimiento por los derechos civiles, comenzó una apertura progresiva que culminó en la Ley de Inmigración y Nacionalidad de 1965, eliminando las cuotas por país y promoviendo la unificación familiar.

En el nuevo milenio, la opinión pública ha oscilado dependiendo del contexto. Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, crecieron los temores sobre la seguridad y se endurecieron las políticas. Sin embargo, con la administración Obama, hubo intentos de impulsar reformas migratorias, como el programa DACA.

¿Puede este nuevo panorama influir en las políticas migratorias?

La gran incógnita ahora es si esta oleada de apoyo ciudadano puede traducirse en medidas tangibles. El Congreso sigue siendo un espacio profundamente polarizado, lo cual ha dificultado la aprobación de una reforma migratoria integral durante más de dos décadas.

No obstante, la presión de la opinión pública —especialmente dentro del Partido Republicano— podría transformar el cálculo político. Es posible que figuras emergentes intenten liderar una nueva etapa de diálogo y acuerdos bipartidistas.

¿Fin del discurso antiinmigrante?

Este repunte del apoyo a la inmigración plantea una posible reconfiguración del discurso electoral. El mensaje de “muro” y deportaciones masivas, que triunfó en 2016, podría estar perdiendo eficacia en 2025.

Incluso algunos asesores republicanos, de forma extraoficial, han admitido que insistir en una narrativa excluyente podría alienar a votantes jóvenes, suburbanos y latinos, quienes son clave en estados bisagra como Arizona, Nevada y Georgia.

Una esperanza renovada

Más allá de las estrategias políticas, este cambio de actitud parece insinuar un despertar moral y cultural. En una nación formada por inmigrantes y marcada por siglos de movilidad humana, el reconocimiento del valor de la diversidad vuelve a ocupar un papel central.

Lo que parecía imposible hace solo unos años —una mayoría conservadora apoyando políticas de ciudadanía para indocumentados— hoy es una realidad emergente. EE.UU. tal vez esté listo para reescribir su narrativa migratoria bajo el prisma de la empatía, la justicia y la racionalidad económica.

“Siempre gana la verdad. No necesita la ley ni al Estado para imponerse”, decía Dudley Field Malone durante el Juicio de Scopes en 1925. Cien años después, sus palabras aún resuenan mientras una sociedad entera reconsidera lo que significa ser estadounidense.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press