PKK depone las armas: ¿Está cerca la paz duradera entre Turquía y los kurdos?
Tras cuatro décadas de conflicto armado, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán comienza su desarme en una ceremonia simbólica en Irak. ¿Qué significa esto para Turquía y la región?
El 11 de julio de 2025, en medio de las montañas del norte de Irak, ocurrió un hecho que, de confirmarse como duradero, marcaría un antes y un después en la convulsa historia contemporánea de Medio Oriente: el desarme simbólico de un grupo de militantes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), organización considerada terrorista por Turquía, Estados Unidos y la Unión Europea.
Este gesto, realizado cerca de la ciudad de Sulaymaniyah, en la región kurda semi autónoma del norte de Irak, forma parte del primer paso tangible hacia lo que se promete será una disolución total del PKK y el fin de su lucha armada contra el Estado turco, una guerra que ha dejado más de 40.000 muertos desde su inicio en 1984.
El inicio del fin: ¿Por qué ahora?
La decisión del PKK de desarmarse no surgió de la nada. En febrero de este año, Abdullah Öcalan, líder histórico y fundador del PKK que permanece encarcelado desde 1999 en la isla-prisión de Imrali, hizo un llamado a su organización para convocar un congreso formal donde se votara la disolución del grupo y el abandono definitivo de la violencia.
En un video difundido días antes de la ceremonia, Öcalan declaró: "Creo en el poder de la política y de la paz social, no en las armas". Sus palabras sorprendieron incluso a los sectores kurdos más escépticos, dado su aislamiento y las restricciones que ha enfrentado durante su reclusión.
El simbolismo de la ceremonia
La ceremonia contó con la participación de aproximadamente 30 militantes, según informes difundidos de manera limitada debido a acceso restringido para la prensa internacional. Acudieron miembros de la inteligencia turca, representantes del Gobierno Regional Kurdo de Irak, del Partido de la Unión Patriótica del Kurdistán y del Partido de Igualdad y Democracia de los Pueblos (DEM Party), formación prokurda en Turquía.
El acto consistió en entregar armas de manera simbólica, como parte de un proceso que, según la Agencia de Noticias Iraquí, se extenderá hasta septiembre y prevé el desarme completo del grupo.
Reacciones políticas: ¿un cambio de paradigma en Turquía?
El más sorprendente giro político provino de Devlet Bahçeli, líder del nacionalista Partido del Movimiento Nacionalista (MHP) y socio político cercano del presidente Recep Tayyip Erdoğan. Históricamente opuesto a cualquier forma de negociación con el PKK, Bahçeli sorprendió en octubre pasado sugiriendo que Öcalan podría obtener la libertad condicional si abandonaba la vía armada y disolvía su organización.
En una declaración escrita tras la ceremonia, Bahçeli afirmó: "Hoy marca el inicio de eventos históricos que simbolizan el fin de una era oscura. Estos son días excepcionalmente importantes tanto para Turquía como para nuestra región".
Erdoğan, por su parte, ha adoptado una postura algo más contenida. Aunque aún no ha ofrecido declaraciones públicas extensivas al respecto, miembros de su gobierno han señalado que se trata de un avance prometedor, aunque frágil.
El PKK y Turquía: décadas de violencia
Fundado en 1978 por Abdullah Öcalan, el PKK comenzó su lucha armada contra Turquía en 1984. Entre los años 90 y 2000, este conflicto escaló a una brutalidad significativa, con represión militar, desplazamientos masivos de población, campañas sistemáticas de terror por parte de ambos bandos y violaciones a los derechos humanos.
La organización se ha financiado, según reportes de la Interpol y diversas investigaciones independientes, a través de redes complejas de narcotráfico, extorsión a la diáspora kurda en Europa y tráfico de armas.
En el terreno militar, el PKK ha mantenido bases sólidas en el norte de Irak, especialmente en Qandil, desde donde lanzaba ataques contra Turquía. La respuesta del ejército turco ha incluido bombardeos aéreos, incursiones terrestres y presencia militar permanente en suelo iraquí, provocando el vaciamiento de decenas de aldeas y la pérdida de miles de vidas.
¿Qué cambia si el PKK desaparece?
Si el PKK efectivamente se disuelve, esto tendría numerosas implicaciones geopolíticas:
- Reducción significativa de tensiones en el sureste de Turquía, una región de mayoría kurda históricamente marginada y afectada por el conflicto.
- Reconfiguración del mapa político kurdo, especialmente en el contexto de Irak, Siria y Turquía, donde los movimientos kurdos han sido actores claves tanto en la lucha contra ISIS como en los conflictos internos.
- Acceso a un nuevo diálogo entre Ankara y organizaciones kurdas legales dentro del sistema político turco, como el Partido DEM.
Sin embargo, el proceso no estará exento de desafíos. El PKK ha condicionado el avance del desarme a medidas concretas del Estado turco, como el fin del régimen de aislamiento de Öcalan y la integración de antiguos combatientes en la política legal.
La postura internacional
Organismos internacionales como la ONU y la Unión Europea han expresado previamente su apoyo a una solución pacífica del conflicto kurdo-turco. Sin embargo, la inclusión del PKK en la lista de organizaciones terroristas dificulta el reconocimiento pleno de sus demandas y deja nulo cualquier intento de mediación formal.
Grandes potencias como Estados Unidos han preferido mantener su distancia. Irónicamente, Washington ha sido aliado de milicias kurdas sirias como las YPG, acusadas por Turquía de estar vinculadas al PKK, en la lucha contra el Estado Islámico.
El dilema Öcalan
La gran incógnita es el futuro de Abdullah Öcalan, quien, a pesar del aislamiento estrecho al que ha sido sometido por más de dos décadas, sigue siendo una figura venerada por sectores vastos del pueblo kurdo.
Su posible liberación plantea un dilema espinoso para Erdoğan y Bahçeli, pues podría desencadenar tensiones entre el nacionalismo turco radical y los sectores que apuestan por la reconciliación. No obstante, también podría convertirse en un gesto histórico de reconciliación nacional.
¿Puede haber una paz verdadera?
El camino hacia una paz duradera será largo y exigente. La confianza entre ambas partes permanece muy deteriorada por décadas de traición, rupturas de treguas y masacres. Aun así, el simple hecho de que haya comenzado este proceso es un avance impensable hace pocos años.
Como escribía hace más de una década el periodista turco Cengiz Çandar: "No habrá solución al problema kurdo mediante la fuerza militar. La única vía es la política".
Hoy, esas palabras cobran vigencia más que nunca.
De continuar este proceso, Turquía podría no solo resolver uno de sus conflictos internos más prolongados, sino también establecer un precedente de resolución pacífica de conflictos que tanto necesita una región plagada de guerras prolongadas.