Ucrania resiste entre escombros y exilio: una mirada al esfuerzo humanitario, la reconstrucción y el invierno que se avecina

Mientras la guerra se intensifica, millones de ucranianos desplazados luchan por permanecer cerca de sus hogares, mientras Europa y la ONU redoblan esfuerzos para garantizar ayuda, seguridad y reconstrucción

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Una nación desgarrada y millones sin hogar

Desde el inicio de la invasión rusa en febrero de 2022, Ucrania ha enfrentado una catástrofe humanitaria sin precedentes en Europa en el siglo XXI. Según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), casi 10 millones de personas se han visto forzadas a abandonar sus hogares. De ellas, aproximadamente 3.8 millones están desplazadas internamente y 5.6 millones viven ahora como refugiados en el extranjero.

El paisaje cambia con rapidez: ciudades reducidas a escombros, infraestructura destruida por ataques misilísticos y un enemigo persistente que no cede terreno. Sin embargo, la mayoría de los desplazados desean permanecer cerca de sus regiones de origen, aclara Karolina Lindholm Billing, representante de ACNUR en Ucrania. Esta elección, más emocional que estratégica, refleja el deseo natural de volver a casa, incluso en medio del peligro.

La guerra no se detiene: cifras alarmantes

La intensificación de los ataques rusos ha elevado los niveles de devastación. Tan solo en junio pasado, se reportaron 232 civiles muertos y 1,343 heridos, el número más alto de víctimas mensuales desde el inicio de la guerra, según la Misión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ucrania. Rusia lanzó 10 veces más drones y misiles en comparación a junio del año anterior. Entre las armas utilizadas se encuentran los drones Shahed de largo alcance, misiles balísticos, de crucero e incluso bombas planeadoras muy destructivas.

Las ciudades de Kiev y Kharkiv han sido duramente golpeadas, incluso con ataques a blancos civiles como hospitales de maternidad. El mensaje es claro: la guerra ha superado los límites del frente y ha penetrado las zonas residenciales sin distinción.

Misiles en el cielo, apoyo internacional en tierra

Frente al horror cotidiano, se desarrollan esfuerzos multilaterales para sostener a Ucrania tanto en la emergencia humanitaria como en su reconstrucción a largo plazo. En la Conferencia de Recuperación de Ucrania celebrada en Roma (julio de 2025), líderes europeos, agencias humanitarias y representantes del sector privado acordaron impulsar acciones más agresivas para ayudar a Ucrania.

La Comisión Europea anunció la creación del Fondo Insignia Europeo para la Reconstrucción de Ucrania, el mayor fondo de capital hasta la fecha destinado al país. Se prevé que este desbloquee inversiones superiores a los 10.000 millones de euros (unos 12.000 millones de dólares).

Además, se acordó establecer en París un cuartel general para una eventual fuerza de estabilización internacional, pensada para desplegarse rápidamente una vez que el conflicto haya terminado.

ACNUR: de emergencia a reconstrucción

Karolina Lindholm Billing subraya que la ayuda no puede ser transitoria ni paliativa. “Tenemos que continuar ayudando en la recuperación inmediata de Ucrania, para que las personas que quieren quedarse en el país efectivamente puedan hacerlo”, declaró. Este enfoque integral busca equilibrar el apoyo a refugiados y desplazados, con una estrategia estable a medio plazo para reconstruir comunidades devastadas.

En este sentido, ACNUR está implementando un Plan de Respuesta Invernal, que contempla asistencia económica para familias vulnerables, permitiéndoles adquirir leña, carbón y briquetas. Este plan es vital para las regiones cercanas al frente, donde los sistemas energéticos están gravemente dañados.

“Tenemos otro invierno por delante y sabemos que el clima frío añade otro nivel de riesgo. Será crucial apoyar tanto los sistemas energéticos del país como los hogares individuales”, remarcó Billing.

Un conflicto en evolución constante

Mientras se desarrollan estos esfuerzos humanitarios y económicos, el conflicto escala hacia un nuevo patrón de guerra tecnológica. Los drones—por su bajo costo y efectividad—se han convertido en protagonistas claves. Ucrania también ha respondido con medidas similares, desarrollando capacidades para interceptar misiles y modernizar su fuerza aérea.

Esto ha llevado a una especie de ‘guerra de desgaste digital’, donde cada bando busca agotar los recursos logísticos, psicológicos y de información del otro. En este escenario, la población civil queda atrapada, impotente ante la volatilidad de este nuevo paradigma bélico.

Reconstruir sin pausa: el papel del sector privado

Una de las grandes apuestas de la Conferencia de Roma fue también instar al sector privado a involucrarse desde ya en la reconstrucción ucraniana. Desde la construcción de viviendas y hospitales hasta sistemas de energía renovable, se proyecta a Ucrania como el mayor reto de reconstrucción europea desde la Segunda Guerra Mundial.

  • Una alianza público-privada prevé generar hasta 300.000 empleos directos en tres años.
  • Empresas alemanas, suecas e italianas ya firmaron acuerdos para iniciar operaciones en sectores como construcción prefabricada y telecomunicaciones.

La misión: ofrecer condiciones para que los refugiados puedan regresar paulatinamente a un entorno digno, sostenible y seguro.

¿Un futuro de incertidumbre o de reconstrucción?

Más allá del volumen de inversiones o del número de desplazados, lo crucial es no perder de vista la resistencia de una nación civil, no solo militar. Millones de ucranianos hoy enfrentan una lucha silenciosa: reconstruir sus vidas entre ruinas, pérdidas familiares e inviernos brutales.

Y sin embargo, su deseo masivo sigue siendo el mismo: no marcharse del todo. Permanecer lo más cerca posible del hogar, mantener viva la esperanza de que, en algún momento, los tanques se vayan y quede solamente un país con cicatrices, pero en pie.

Ante esta epopeya moderna de sufrimiento y coraje, la comunidad internacional tiene una lección por aprender: el apoyo a Ucrania no debe ser solo estratégico, sino humano. Las cifras, misiles y fondos importan, sí. Pero son los actos de dignidad civil —una familia resguardada del invierno, una escuela reconstruida, un niño refugiado que vuelve a dormir sin miedo— los que realmente definirán la victoria.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press