Vivir entre drones: El día a día surrealista de Kyiv bajo ataque ruso

Mientras la vida diurna en la capital ucraniana florece con cafés y paseos, las noches se convierten en infiernos de drones suicidas, alarmas y refugios subterráneos

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Kyiv, la vibrante capital de Ucrania, parece moverse entre dos mundos paralelos. Durante el día, la ciudad late con normalidad: cafeterías llenas, metros transitados, niños jugando en los parques. Pero al caer la noche, se despliega otra realidad —una distopía bélica marcada por el zumbido de drones iraníes Shahed, explosiones, humo y miedo. La guerra de Rusia contra Ucrania ha entrado en su cuarto año, y Kyiv paga un precio cada vez más alto.

Una dualidad diaria: de los parques a los refugios

Durante el día, tomas café, sonríes, hablas con tus amigos. Pero por la noche, te preparas para morir cada vez que escuchas el ruido de un Shahed”, cuenta Karyna Holf, una joven de 25 años que vivió en carne propia el estallido de un misil cerca de su ventana.

Esta frase sintetiza con crudeza la esquizofrenia existencial que atraviesan los habitantes de Kyiv: una lucha diaria entre preservar lo cotidiano y sobrevivir lo extraordinario. Desde el inicio del año, más de 800 sitios en la ciudad han sido atacados por misiles rusos y drones, incluyendo más de 600 edificios residenciales, de acuerdo con Tymur Tkachenko, jefe de la administración de la ciudad.

La amenaza invisible de los drones

Los drones Shahed-136, de fabricación iraní y utilizados por Rusia, han transformado la guerra en algo omnipresente y silencioso. Capaces de viajar cientos de kilómetros y esquivar radares, estos drones no pilotados se lanzan en oleadas —a veces superando los 700 drones en una sola noche. El ejército ucraniano teme que pronto se convierta en norma ver ataques con enjambres de 1,000 drones.

El enfrentamiento ha dejado a la población en una tensión permanente. Algunos residentes han dejado de refugiarse durante los ataques, priorizando el descanso físico y mental. “Prefiero dormir que seguir corriendo al refugio cada noche”, dice Danylo Kuzemskyi, cuyo apartamento fue destruido. Describe su día a día como un “videojuego en el que intentas sobrevivir y seguir funcional”.

La rutina del terror

El ciclo de cada noche comienza de forma automática. Oleksandra Umanets, de 23 años, tiene un bebé de 10 meses. Cada tarde prepara una bolsa de emergencia, alista ropa para su hijo y un cochecito. Al sonar la primera alarma antiaérea, ella ya está lista para dirigirse a la estación de metro para pernoctar bajo tierra.

“Mi casa no es segura. No puedo arriesgarme por él”, explica emocionada. “Cuando es por ti, lo aguantas. Pero cuando se trata de tu hijo... ¿para qué? ¿Para que lo maten sólo por haber nacido en Ucrania?”.

Al día siguiente, al salir del refugio a las 5 a. m., camina con su bebé por las calles y saluda a otras madres con niños que, como ella, no han dormido. Sonríen, como si nada hubiese pasado. Esa es la resiliencia silenciosa del pueblo ucraniano.

Estadísticas de terror

  • Más de 800 sitios afectados desde enero en Kyiv, 600 de ellos residenciales.
  • Oleadas de hasta 700 drones por noche; se espera que suban a 1,000.
  • 93% de los edificios monitoreados en la ciudad han sufrido daños desde comienzos de 2022.

Las estadísticas no solo sirven para informar, también documentan cómo se recrudece una guerra que afecta principalmente a la población civil. A pesar de que el Kremlin asegura que sus ataques están dirigidos únicamente a bases o infraestructura militar, las imágenes de edificios derrumbados, barrios arrasados y refugios improvisados desmienten esa versión.

Guerra psicológica: el objetivo de sembrar miedo

Están atacando residencias y zonas urbanas a propósito. Esa es su táctica: infundir terror y elevar las bajas civiles”, afirmó Tkachenko. El uso de drones no tripulados tiene un beneficio táctico claro para el invasor: reduce sus riesgos mientras maximiza los psicológicos del atacado.

Las señales de esta táctica se ven también en el discurso. Putin ha repetido que las huelgas son legítimas y necesarias para la “desmilitarización de Ucrania”. Sin embargo, cada niña llorando en una estación del metro, cada anciano rescatado entre escombros, cada oso de peluche bajo una viga es prueba de un horror muy alejado de conceptos militares.

Humor oscuro como resistencia

Ante la amenaza constante, muchos han adoptado un tipo de humor negro que se ha vuelto marca registrada de los ucranianos. “Ya no dormimos desnudos por si nos rescatan entre escombros”, bromean en redes sociales. No es un chiste vulgar, es un mecanismo de resistencia mental.

Este tipo de humor no solo les permite sobrellevar lo inimaginable, también ayuda a forjar comunidad. En las redes sociales, los residentes de Kyiv narran sus noches con ironía, pero también con orgullo. Muchos publican fotos cada mañana desde sus cafeterías preferidas, como diciendo: “Sobrevivimos otra noche y seguimos de pie”.

La ciudad que se niega a caer

A pesar de las condiciones insoportables, Kyiv sigue funcionando. Las oficinas abren, los estudiantes van a clases, los bares sirven cerveza artesanal y los artistas hacen exposiciones. Es un acto colectivo de desafío. Cada matrimonio que se celebra, cada café que se sirve, cada niño que nace, es una bofetada al terror.

Y es que tal vez la victoria de Kyiv no se mide solo en kilómetros recuperados, sino en actitudes como la de Danylo, Karyna u Oleksandra. En cómo han aprendido a convivir con el miedo sin renunciar a la vida.

Hasta el momento, hay múltiples frentes donde se debate el futuro de Ucrania: frente a las cámaras de negociación, en los campos de batalla y en los corazones de millones que cada noche se preguntan si será la última. Pero si algo está claro, es que Kyiv no se rinde. Su espíritu —alimentado por café matutino y noches en refugios— se mantiene inquebrantable.

“Nos lanzan misiles para que dejemos de vivir, y respondemos viviendo con más fuerza”, dijo una madre en la estación del metro mientras abrazaba a su hijo.

La guerra continúa, pero Kyiv resiste.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press