Texas bajo el agua: ¿Por qué mueren tantas personas en inundaciones en el estado de la estrella solitaria?

Una mirada profunda a décadas de tragedias, la geografía implacable, las decisiones humanas y lo que aún no se hace para salvar vidas

La fatalidad detrás del agua: ¿por qué Texas lidera en muertes por inundación?

Con más de 1,069 muertes entre 1959 y 2019, Texas supera ampliamente a otros estados en número de víctimas mortales por inundaciones, superando por más de 370 muertes a Luisiana, el segundo en la lista, de acuerdo con un estudio publicado en 2021 en la revista Water.

La reciente tragedia del 4 de julio de 2025, donde más de 120 personas murieron tras el desbordamiento repentino del río Guadalupe en el centro de Texas, reabre heridas históricas y alerta sobre las múltiples causas de este patrón fatal.

Una geografía letal: cuando la tierra conspira contra sus habitantes

Texas, por su tamaño, densidad poblacional y especialmente por su geografía, ha sido históricamente propenso a episodios de inundación fatales. El área conocida como "Flash Flood Alley" —un corredor geográfico que atraviesa Austin, San Antonio y otras partes del Hill Country— es particularmente peligrosa. ¿La razón? Sus terrenos montañosos y rocosos, combinados con valles y suelos que apenas absorben agua.

Según Kate Abshire, líder del servicio de inundaciones repentinas de la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica):

“El terreno empinado produce escorrentía rápida y ascensos violentos de ríos, aumentando exponencialmente el riesgo de inundación repentina. Los suelos con base de arcilla y rocas limitan la filtración del agua al subsuelo”.

Además, Texas se encuentra directamente al norte del Golfo de México, que regularmente actúa como una caldera de humedad.

Jeff Masters, exmeteorólogo gubernamental y cofundador de Weather Underground, lo resume así:

“La combinación de la proximidad al Golfo de México, el calor extremo y la orografía accidentada crea una receta perfecta para desastres hídricos”.

Las muertes prevenibles: ¿por qué seguimos cometiendo los mismos errores?

Una estadística de alto impacto del estudio del profesor Hatim Sharif (UT San Antonio) revela que 86% de las muertes por inundación desde 1959 ocurrieron cuando las víctimas estaban conduciendo o caminando en agua inundada. Específicamente, un 58% eran personas dentro de vehículos.

¿Por qué? Hay más de 3,000 intersecciones viales en Texas donde las carreteras cruzan cuerpos de agua sin puentes ni drenajes adecuados. A esto se suma una tendencia cultural y de género: “Los hombres suelen sobreestimar las capacidades de sus vehículos, especialmente camionetas”, explica Sharif.

El lema de seguridad del Servicio Meteorológico Nacional de EE.UU. —"Turn around, don’t drown" (“Da la vuelta, no te ahogues”)— generalmente es ignorado. Muchos incluso pasan alrededor de barricadas colocadas para bloquear caminos inundados.

La noche oscura e implacable

La oscuridad es aliada de la fatalidad. Alrededor del 50% de las muertes por inundación han ocurrido en la noche, según datos históricos. La visibilidad es reducida, los sistemas de alerta son ignorados o simplemente insuficientes.

Sharif insiste en que sistemas integrados de alerta temprana podrían haber salvado muchas vidas. “Si Kerrville hubiera contado con un sistema eficiente de predicción de impacto según pronósticos de lluvia, se habría podido cerrar caminos y evitar tragedias”, afirmó.

Estadísticas inquietantes que no deberíamos ignorar

  • Texas representa casi el 20% de todas las muertes por inundaciones en EE.UU. continental desde 1959.
  • 145 muertes al año por inundaciones en todo el país durante la última década, según NOAA.
  • 62% de las víctimas son hombres.
  • Los lugares más frecuentes donde ocurre la fatalidad son caminos, no viviendas o campamentos.

Una cultura del riesgo: camionetas, orgullo y desinformación

“En Texas, aman las camionetas. Son un símbolo de fortaleza, pero en realidad no están hechas para vencer inundaciones”, indicó Sharif.

Muchos asumen que por tener un 4x4 podrán atravesar el agua. Añádase la mentalidad típica de "a mí no me pasará nada" y se obtiene una tormenta perfecta de decisiones temerarias.

Las imágenes de cuerpos recuperados por rescatistas mexicanos en el Guadalupe River, como se vivió el 7 de julio de 2025 en Ingram, son un crudo recordatorio del costo de estas decisiones.

La dimensión humana: memoria, dolor y comunidad

En Kerrville, una valla metálica en Water Street se ha convertido en santuario: cientos de flores, velas, banderas y fotos de los fallecidos. Allí se han reunido familias, sobrevivientes, vecinos. “Un lugar para sanar juntos”, en palabras de Brooklyn Thomas, quien perdió a un antiguo compañero de secundaria.

Cada foto representa una historia truncada. Richard “Dick” Eastland, el carismático director del Campamento Mystic, murió tratando de salvar a niñas de su campamento. Los homenajes espontáneos, como la vigilia con 300 personas, muestran que el dolor compartido también une comunidades.

El papel de la política y la infraestructura

La FEMA ha sido criticada por remover estructuras del mapa de zonas inundables antes de una expansión, como el caso de Camp Mystic. Esta omisión podría haber influido en la preparación limitada ante el evento catastrófico.

Por años se han ignorado las recomendaciones de expertos como Sharif para modernizar e interconectar sistemas de alerta, actuar sobre pronósticos y restringir acceso a rutas vulnerables.

Una tragedia que se repite: 2024 y 2025 no han sido la excepción

Solo en 2025, además del evento en Kerrville, ha habido 13 muertes en San Antonio cuando conductores trataron de cruzar caminos inundados. A nivel nacional, las inundaciones continúan como la segunda causa climatológica de muerte después del calor extremo.

¿Hay soluciones? Sí, pero requieren acción inmediata

Los expertos coinciden en puntos clave:

  • Integración de sistemas de pronóstico con mapas urbanos en tiempo real.
  • Educación pública masiva (spot televisivos, apps, alertas SMS) para reforzar conceptos como “Da la vuelta, no te ahogues”.
  • Construcción de puentes y sistemas de drenaje en vados históricos.
  • Restricción legal severa a quienes ignoren barricadas en zonas inundadas.

En palabras de Marc Steele, obispo anglicano: “La oración es poderosa, pero necesitamos también acción. No podemos seguir dejando que el lodo se lleve a nuestros hijos, mientras las soluciones se postergan”.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press