Industria manufacturera en EE.UU.: entre subsidios, aranceles y una recuperación incierta
Demócratas y republicanos buscan reactivar el sector manufacturero, pero la realidad económica revela un estancamiento prolongado con más preguntas que respuestas
Una promesa bipartidista: rescatar la manufactura
En tiempos políticamente turbulentos como los actuales, hay pocas causas que generen consenso entre republicanos y demócratas en Estados Unidos. Una de ellas es la revitalización de la industria manufacturera. Tanto el presidente Joe Biden como su predecesor y posible sucesor, Donald Trump, han impulsado políticas orientadas a proteger y fomentar la producción nacional.
Sin embargo, los resultados no han sido los esperados. Según el Departamento de Trabajo de EE.UU., las fábricas estadounidenses eliminaron 7,000 empleos en junio, marcando el segundo mes consecutivo de pérdidas laborales. A fin de año, todo indica que será el tercer año seguido en descenso para el sector.
¿Qué está fallando? ¿Por qué, a pesar de los subsidios y los aranceles, la manufactura en EE.UU. persiste en un estado de letargo? En este análisis profundizamos en las políticas, los cambios estructurales y los desafíos globales de una industria en crisis.
Subsidios demócratas vs. aranceles republicanos
Joe Biden, fiel a su agenda de impulso verde y modernización tecnológica, ha promovido fuertes incentivos fiscales para la fabricación de chips semiconductores y vehículos eléctricos. El resultado fue un boom de inversión entre abril de 2021 y octubre de 2024, con la triplicación de recursos destinados a la construcción de nuevas plantas.
Por su parte, Donald Trump adoptó un enfoque proteccionista. Su estrategia ha consistido en blindar el mercado interno con aranceles punitivos —50% para acero y aluminio, 25% para vehículos y piezas, y 10% para otros productos importados— con el objetivo de disminuir la dependencia del extranjero y atraer de vuelta la producción a territorio estadounidense.
Ambas estrategias han generado impactos dispares, pero ninguna ha logrado consolidar un nuevo ciclo de expansión sostenida para las fábricas del país.
Una carrera cuesta arriba: empleo y producción
El Institute for Supply Management (ISM) reportó que la actividad manufacturera ha caído durante 30 de los últimos 32 meses desde octubre de 2022. Para que quede claro: estamos ante la peor racha desde la Gran Recesión de 2008, aunque sin el colapso abrupto de aquel entonces.
"Los últimos tres años han sido un verdadero calvario para el sector", confiesa Eric Hagopian, CEO de Pilot Precision Products en Massachusetts. "No es que hayamos colapsado como en 2008, pero pareciera que estamos atrapados en una especie de estancamiento perpetuo."
Los altibajos post-COVID
La pandemia de COVID-19 desencadenó una serie de eventos difíciles de prever. En marzo y abril de 2020, EE.UU. perdió 1.4 millones de empleos manufactureros en cuestión de semanas. Pero luego vino un resurgir inesperado: encerrados en casa y con cheques de estímulo en mano, los consumidores estadounidenses comenzaron a comprar desde aparatos de cocina hasta equipos de ejercicio.
La demanda fue tan feroz que las fábricas contrataron como nunca antes: en 2021 se crearon 379,000 nuevos empleos, récord no visto desde 1994, seguidos por otros 357,000 en 2022. Sin embargo, en 2023 la contratación se detuvo y comenzó el retroceso. Hoy, la nómina manufacturera está virtualmente idéntica a la de febrero de 2020: 12.75 millones de trabajadores frente a 12.74 millones.
Aranceles, ¿salvación o lastre?
Donald Trump defiende los aranceles como un instrumento para equiparar las condiciones de competencia. Chris Zuzick, vicepresidente de Waukesha Metal Products en Wisconsin, señala que gracias al arancel, pueden competir mejor frente a un proveedor extranjero por un contrato millonario en Texas. "Cuando agregas el impuesto, nos acercamos más en precio. Definitivamente nos ayuda", comenta.
Pero hay otra cara de la moneda: los fabricantes también dependen de insumos importados. Al aumentar el costo de materiales como el acero y el aluminio, sus propios costes de producción escalan. El precio del acero fabricado en EE.UU. alcanzó los $960 por tonelada métrica en junio, más del doble del precio internacional de $440, según SteelBenchmarker.
A pesar del arancel, empresas como Pilot Precision Products siguen comprando acero a proveedores austríacos y franceses, pues incluso con el impuesto resulta más competitivo.
Incertidumbre y miedo a invertir
Además del impacto económico directo, los continuos vaivenes en la política arancelaria de Trump han sumido a muchas industrias en un clima de incertidumbre que paraliza la inversión a largo plazo.
Una empresa de metalurgia declaró al ISM que sus clientes “no quieren comprometerse mientras persista la incertidumbre arancelaria”. Un fabricante de productos electrónicos señaló: “La situación es demasiado volátil para formular planes firmes de aprovisionamiento”.
Según Mark Zandi, economista jefe de Moody’s Analytics, "la producción se mantendrá estancada, y si no repunta, el empleo en el sector seguirá cayendo. La industria manufacturera probablemente entrará en recesión en los próximos 12 meses".
Wizz Air y el paralelismo global
En una nota similar de inestabilidad económica producto de la geopolítica, la aerolínea low-cost Wizz Air anunció que terminará sus operaciones en Abu Dhabi este año. Su salida responde a los múltiples desafíos económicos y tensiones internacionales tras los recientes conflictos entre Irán e Israel, y evidencia la dificultad de sostener industrias dependientes del contexto global.
Esperanzas y desafíos por delante
Zuzick de Waukesha Metal Products lo resume bien: "La manufactura no puede girar en seco, toma tiempo cambiar de rumbo". Los fabricantes esperan mayor previsibilidad para decidir nuevas contrataciones o proyectos de expansión.
Mientras tanto, el sector aguarda señales claras sobre cuál será el impacto definitivo de los aranceles, si regresarán los subsidios, o si nuevos acuerdos comerciales modificarán el panorama.
Como expresó con ligera ironía Jared Bernstein, jefe del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca: "Ha sido un largo y extraño viaje para volver al punto de partida".
¿Y ahora qué?
La manufactura en EE.UU. enfrenta un año decisivo. Atrapada entre presiones internacionales, políticas nacionales inconsistentes e incertidumbre económica, está lejos de encontrar el tan esperado relanzamiento. La clave será encontrar un equilibrio entre protección y competitividad, sin castigar a los propios actores locales.
Por ahora, la única constante parece ser el esperar y ver. Todos —trabajadores, empresarios, analistas y políticos— se preguntan: ¿cuándo llegará el nuevo normal?