Trump, Ucrania y Rusia: ¿El arte de la diplomacia o el negocio del caos?

La relación cambiante de Donald Trump con Volodymyr Zelenskyy y Vladimir Putin en medio de una guerra que no cede

Desde que asumió su segundo mandato el 20 de enero, Donald Trump ha mantenido una montaña rusa diplomática con Volodymyr Zelenskyy y Vladimir Putin, en el contexto de la guerra entre Ucrania y Rusia. Las promesas del presidente estadounidense de resolver el conflicto en “24 horas” contrastan con una política exterior cargada de momentos tensos, declaraciones contradictorias y giros inesperados.

Promesas de paz: ¿marketing o visión geopolítica?

Durante su campaña presidencial, Trump afirmó repetidamente que acabaría con la guerra entre Rusia y Ucrania en un solo día. Según él, esta crisis jamás habría comenzado si él hubiera estado al mando en 2022, cuando Putin lanzó la invasión completa a Ucrania.

No obstante, la realidad geopolítica no suele ajustarse a las promesas de campaña. La guerra, que ha cobrado más de 500,000 bajas militares y al menos 58,000 civiles muertos en Gaza, según fuentes como la ONU y el Ministerio de Salud palestino (respecto a Gaza), sigue en su curso con gran intensidad.

De amigos a enemigos: la volátil relación con Putin

Siempre he tenido una muy buena relación con Vladimir Putin”, dijo Trump el 25 de mayo. Sin embargo, esa sintonía comenzó a romperse cuando los bombardeos rusos en Kyiv se intensificaron. A finales de junio, Trump afirmó que Putin se había “vuelto completamente loco”.

Este giro refleja una evolución errática. En marzo, abordo del Air Force One, dijo: “No creo que Putin vaya a romper su palabra. Lo conozco desde hace tiempo”. Pero en julio, ya lo acusaba de manipular y lanzar ataques nocturnos contra civiles: “Habla muy bonito durante el día y por la noche bombardea gente. No nos gusta eso”.

Los comentarios de Trump oscilan entre la confianza ciega y la frustración, una mezcla que pone en duda su capacidad de orquestar una salida diplomática duradera. ¿Es este cambio de tono un intento de reposicionarse internacionalmente? ¿O responde más bien a la presión interna y a las bajas en popularidad?

Conflicto con Zelenskyy: una visita cancelada y misiles Patriot

Las tensiones no se limitaron a Moscú. En febrero, se produjo un explosivo encuentro entre Trump y el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy en la Casa Blanca. Trump reaccionó con dureza, diciendo: "Un dictador sin elecciones, Zelenskyy mejor se apura o no le quedará país". Estas palabras causaron indignación incluso dentro de su propio partido.

Tras el encuentro, el resto de la visita oficial fue cancelado y Trump suspendió temporalmente la ayuda militar a Kiev para presionar al presidente ucraniano. Sin embargo, meses más tarde, cambió el tono al afirmar: "Mucha gente está muriendo. Me siento mal por eso" – una declaración que coincidía con la entrega de misiles antiaéreos Patriot, esenciales para contrarrestar los ataques aéreos rusos.

Este vaivén revela una constante en la política exterior de Trump: decisiones impulsivas maquilladas con retórica populista. Cuando Zelenskyy expresó su descontento, fue acusado de “no mostrar gratitud”. Trump, en palabras compartidas en Truth Social, le recordó que “este país te ha respaldado más de lo que muchos dijeron que debía hacerlo”.

Diplomacia a golpe de tweet

Trump ha utilizado su plataforma favorita, Truth Social, como principal herramienta diplomática. Desde ahí, ha lanzado mensajes tan incendiarios como contradictorios. El 24 de abril escribió: “¡Vladimir, PARA! ¡5000 soldados mueren cada semana. Hagamos el acuerdo de paz YA!”

Días después, anunciaba el posible envío de más armas, incluso luego de haber suspendido ayuda militar anteriormente por “falta de reciprocidad” ucraniana. Este uso de redes sociales para asuntos geopolíticos expone una forma de diplomacia atípica, que muchos analistas califican de peligrosa e impredecible.

La percepción internacional: ¿negociador o saboteador?

A nivel internacional, la figura de Trump sigue generando tantos apoyos como críticas. Varios líderes europeos se muestran escépticos ante la posibilidad de que una administración Trump logre un acuerdo de paz sin concesiones drásticas a Putin.

Hay cierto peligro en asumir que negociar con Rusia es simplemente un asunto de carisma personal”, asegura Ian Bremmer, presidente de Eurasia Group. “El Kremlin sigue una lógica geoestratégica, no se doblega por simpatías personales”.

¿Qué dice la gente?

La guerra en Ucrania ya no tiene la misma cobertura mediática masiva que al inicio, pero sigue siendo un tema que cala hondo entre votantes estadounidenses, especialmente los independentes y republicanos moderados.

Una encuesta de la Kaiser Family Foundation en julio revela que el 57% de los estadounidenses piensa que EE.UU debe continuar apoyando militarmente a Ucrania, mientras un 39% opina que el país debería retirarse del conflicto. El respaldo entre los votantes de Trump es mucho más bajo (apenas un 24% quiere seguir enviando armas).

Estos datos explican por qué Trump ha mantenido una ambigüedad calculada: acusar a Putin en momentos clave, criticar a Zelenskyy, y luego anunciar el envío de misiles. La estrategia parece clara: satisfacer a una base escéptica mientras no se pierde del todo el control geopolítico.

¿El “acuerdo en 24 horas” sigue siendo posible?

En múltiples ocasiones, Trump ha reiterado que sólo necesita “una llamada” con Putin y Zelenskyy para terminar la guerra. Sin embargo, la situación en el terreno desmiente estas ilusiones. El frente de batalla se extiende por más de 1,000 kilómetros, y según la ONU, junio fue el mes con más bajas civiles desde 2021: 232 muertos y 1,343 heridos.

Una paz verdadera necesita mucho más que carisma y promesas de campaña. Requiere diplomacia sostenida, concesiones mutuas y el apoyo de actores multilaterales como la Unión Europea, Naciones Unidas y OTAN. Hasta ahora, Trump no ha ofrecido un plan concreto, más allá de frases grandilocuentes.

Un show político en clave de guerra

Más allá del conflicto, la postura de Trump respecto a Rusia y Ucrania se ha convertido en un espectáculo político. Enfrentamientos televisados, mensajes contradictorios, cambios de postura y anuncios efectistas configuran una narrativa que alimenta su marca política.

Él no busca la paz tanto como busca ganarse la narrativa”, opinó Fiona Hill, exasesora del Consejo de Seguridad Nacional para Rusia. “Trump ve la política exterior como un tablero de reality show”.

La pregunta central, entonces, no es solo si Trump puede detener la guerra, sino si realmente quiere hacerlo. La ambigüedad ha sido siempre su mejor herramienta: dice querer paz, pero actúa como quien necesita el conflicto para seguir en el centro del escenario.

¿Qué sigue?

A medida que la guerra continúa, con miles de muertos y millones de desplazados, la figura de Trump seguirá gravitando en el duelo geopolítico. Sin embargo, será el terreno, las alianzas estratégicas reales, y las negociaciones multilaterales las que definirán el futuro de la región.

Mientras tanto, la retórica de Trump seguirá marcando la agenda informativa... y confundiendo a más de uno.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press