Los Wampis alzan la voz: resistencia indígena frente a la minería ilegal en la Amazonía peruana

La Nación Wampis enfrenta peligros crecientes tras el abandono del Estado peruano en la lucha contra la minería ilegal en su territorio ancestral

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Un ataque que revela una lucha mayor

El pasado sábado, un grupo de aproximadamente 60 guardias territoriales de la Nación Wampis en la Amazonía peruana fue emboscado y atacado a tiros mientras patrullaban la comunidad de Fortaleza, en la cuenca del río Santiago. Aunque el ataque no dejó víctimas, el incidente ha encendido las alarmas sobre los riesgos que enfrentan los defensores del territorio frente a la minería ilegal.

El ataque ocurrió tras el sorpresivo retiro del gobierno peruano de una operación conjunta previamente acordada para erradicar campamentos mineros ilegales en la región. El hecho no fue aislado, sino la expresión de una problemática profunda: el abandono sistemático del Estado y la creciente criminalización de quienes defienden la selva.

¿Quiénes son los Wampis?

La Nación Wampis es una confederación indígena con una población de más de 15.000 personas repartidas en aproximadamente 85 comunidades a lo largo del norte amazónico peruano, en los ríos Santiago y Morona. En 2015, los Wampis declararon su Gobierno Territorial Autónomo, convirtiéndose en la primera nación indígena de Perú en dar este paso hacia la autodeterminación.

Su cosmovisión se centra en el principio de Tarimat Pujut, que puede traducirse como “vivir en armonía”, donde la tierra, los ríos, los animales y los humanos están interconectados. No se trata de romanticismo ambientalista, sino de una práctica vivida en el día a día, que choca frontalmente contra el avance de actividades extractivas destructivas, como la minería aurífera ilegal.

La amenaza de la minería ilegal

Desde hace más de una década, diversas zonas de la Amazonía peruana —principalmente en Madre de Dios y Loreto, pero también en regiones como Amazonas— han sido invadidas por operaciones ilegales de extracción de oro. Estas actividades utilizan mercurio y otros químicos tóxicos que contaminan los ríos, matan a la fauna y flora local y afectan gravemente la salud de las comunidades indígenas.

Un estudio del Environmental Investigation Agency (EIA) de 2022 reveló que más del 70% del oro extraído en ciertas partes del Amazonas peruano es ilegal y vinculado a redes criminales que también están involucradas en el narcotráfico y la trata de personas.

En palabras de Galois Yampis, vicepresidente del gobierno Wampis: “No vamos a quedarnos con los brazos cruzados mientras nuestros ríos son envenenados y nuestros bosques destruidos”.

Un Estado ausente

Durante dos años, los Wampis dialogaron y coordinaron acciones con el Ministerio del Ambiente, la Policía Nacional del Perú y la Fiscalía especializada en materia ambiental, para realizar una intervención multisectorial en el Bajo Río Santiago. Sin embargo, pocas horas antes de una operación crucial, el Estado se retiró sin proporcionar explicaciones. Esto puso en grave peligro la vida de los líderes y guardias territoriales que decidieron actuar por cuenta propia.

Acorde a Raphael Hoetmer, director de programas de Amazon Watch y aliado histórico de los Wampis, “es una situación alarmante que quienes sí enfrentan a criminales armados lo hagan sin el más mínimo respaldo de las autoridades estatales”.

Los guardianes del territorio

La Guardia Territorial Wampis no es un ejército ni una milicia. Está conformada por líderes comunitarios, técnicos y jóvenes capacitados para realizar inspecciones ambientales, documentar daños ecológicos y alertar sobre posibles actividades ilegales. Están organizados bajo un protocolo que prioriza la no violencia y el monitoreo preventivo.

Durante el ataque de Fortaleza, algunos miembros dispararon tiros de advertencia al aire —como medida defensiva—, pero en ningún momento contra los agresores, quienes lanzaron explosivos e impactos de bala que perforaron el vehículo y rozaron a algunos participantes.

Evaristo Pujupat Shirap, de 45 años, oficial de comunicaciones del gobierno autónomo Wampis, relató que uno de los disparos perforó la chaqueta de un maestro cerca del pecho. “Pudo haber sido una tragedia, pero seguimos en pie”, afirmó.

La carga de los defensores

Perú se ha convertido en uno de los países más peligrosos del mundo para los defensores ambientales. Según Global Witness, en 2023 al menos 10 líderes indígenas fueron asesinados por oponerse a la minería, tala o el narcotráfico. La gran mayoría de estos crímenes siguen impunes.

Para los pueblos indígenas como los Wampis, el costo de proteger sus territorios va más allá del ataque físico. También enfrentan criminalización judicial, amenazas a líderes, presiones económicas y el desinterés mediático.

La ley de consulta previa, aunque vigente desde 2011, es ignorada sistemáticamente. Las concesiones mineras se otorgan sin consulta en territorios indígenas titulados, evidenciando la colisión entre un modelo económico extractivista y los derechos de los pueblos originarios.

¿Dónde está el oro?

El oro extraído ilegalmente en zonas como el río Santiago —sin pagar impuestos ni respetar normas ambientales— ingresa a mercados internacionales vía países vecinos o incluso bajo empresas “legalizadas” que mezclan oro limpio con ilegal.

Según una investigación del InSight Crime, entre 2018 y 2021 Suiza, Estados Unidos y Emiratos Árabes Unidos fueron los tres principales destinos del oro ilegal latinoamericano. Las autoridades en Perú han sido lentas o complacientes en regular y auditar las exportaciones.

Autonomía frente al abandono

El hecho de que los Wampis hayan formado su propio gobierno territorial, una estructura legal y democrática amparada en el Convenio 169 de la OIT, ha sido clave para resistir. No están solos: cuentan con alianzas estratégicas con organizaciones como Amazon Watch, Rainforest Foundation, la Coordinadora de Derechos Humanos del Perú y miembros del Parlamento Amazónico.

Sin embargo, la sostenibilidad de esta resistencia depende del reconocimiento y los recursos. ¿Por qué los fondos climáticos internacionales no llegan directamente a estos guardias? ¿Por qué siguen dependiendo de redes de apoyo extranjeras cuando son peruanos en pleno ejercicio de ciudadanía ambiental?

Una historia de dignidad

La historia de los Wampis no es solo una denuncia; es también un modelo. Un modelo de cómo la defensa del territorio no significa aislamiento, sino conexión: con la cultura, con la soberanía, con el clima global —pues cuidar la Amazonía es preservar el equilibrio climático del planeta—.

En 1992, en la Cumbre de la Tierra en Río, los representantes indígenas ya advertían: “Nuestra lucha no es contra el desarrollo, sino contra un modelo que nos invisibiliza.” Más de 30 años después, los liderazgos como los de Evaristo, Galois y muchos más, demuestran que —incluso a riesgo de su vida— hay quienes siguen firmes en esa defensa.

La selva no se rinde, y los Wampis tampoco.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press