¿Un gigante ferroviario en camino? El posible megafusionamiento de Union Pacific y Norfolk Southern
La fusión que podría cambiar el transporte de mercancías en Estados Unidos enfrenta obstáculos regulatorios, temores del mercado y expectativas empresariales
Un movimiento sin precedentes: la fusión del siglo en la industria ferroviaria
En un giro sorprendente que podría transformar por completo la industria ferroviaria de América del Norte, Union Pacific y Norfolk Southern se encuentran en conversaciones para concretar una megafusión que uniría las costas este y oeste de Estados Unidos bajo una sola red ferroviaria.
El impacto de una alianza de tal magnitud es difícil de subestimar: se trata de combinar el transportista de mercancías más grande del oeste con uno de los más estratégicos del este, en un momento en que los desafíos logísticos globales y las tensiones económicas empujan a las empresas a buscar soluciones integradas y eficientes.
Los protagonistas: cifras astronómicas en juego
Union Pacific, con sede en Omaha, Nebraska, tuvo unos ingresos de $24.3 mil millones de dólares en 2023 y cuenta con más de 30,000 empleados, mientras que Norfolk Southern, con sede en Atlanta, Georgia, reportó $12.1 mil millones de ingresos y cerca de 20,000 trabajadores.
La unión de estos gigantes crearía, potencialmente, el ferrocarril más grande de América del Norte, lo que cambiaría el equilibrio logístico del país y plantearía preguntas importantes sobre la competencia, las tarifas de envío y el poder corporativo.
¿Un déjà vu ferroviario?
La posibilidad de esta fusión ha traído a la memoria de muchos el recuerdo del intento fallido de Union Pacific con Southern Pacific en 1996. Aquel experimento resultó desastroso y causó una enorme congestión ferroviaria durante un periodo extendido. Y no fue el único caso: en 1999, la partición de Conrail entre Norfolk Southern y CSX también generó importantes problemas de tráfico en el este.
Como resultado, la Junta de Transporte Terrestre (Surface Transportation Board, STB) endureció considerablemente las condiciones para aprobar fusiones ferroviarias en el país, frenando un proceso que se había vuelto común durante los años 90.
El antecedente más cercano: Canadian Pacific + Kansas City Southern
En 2023, el STB aprobó por primera vez en más de dos décadas una fusión ferroviaria importante: la de Canadian Pacific y Kansas City Southern, por un valor de $31 mil millones. Esta operación dio lugar al CPKC, el primer ferrocarril que conecta Canadá, Estados Unidos y México.
Sin embargo, esa fusión involucró a las dos empresas más pequeñas entre las grandes ferroviarias, lo cual generó menos resistencia. La posible fusión entre Union Pacific y Norfolk Southern, que representaría una porción mucho mayor del mercado, enfrenta una situación muy distinta.
¿Qué gana el país con esta fusión?
Para el director ejecutivo de Union Pacific, Jim Vena, la propuesta es un paso lógico hacia una optimización del transporte ferroviario nacional. En sus palabras, una fusión permitiría “eliminar retrasos y mejorar significativamente las entregas al eliminar el traspaso de cargas entre empresas”.
Hoy en día, las compañías que desean enviar productos del este al oeste deben lidiar con:
- Costos adicionales por traspasos entre líneas ferroviarias
- Retrasos por incompatibilidad logística
- Baja visibilidad del seguimiento y control durante el trayecto
Un solo ferrocarril que cubriera todas las regiones podría resolver estos problemas, al estilo de lo que las aerolíneas hacen con las rutas transcontinentales.
¿Una amenaza para la competencia?
Los críticos del plan ven más sombras que luces. Con solo seis grandes ferrocarriles de carga en Estados Unidos, reducir ese número podría derivar en monopolios regionales que limiten las opciones para los clientes. “Pasar de seis operadores a cinco reduciría aún más la competencia en el sector”, advirtió un funcionario del STB bajo condición de anonimato.
Históricamente, la consolidación en esta industria ha venido acompañada de:
- Aumentos en las tarifas de transporte
- Reducción de frecuencias en rutas menos rentables
- Desempleo por duplicación de funciones
La Asociación Nacional de Remitentes Industriales también ha expresado su preocupación. “Si esta fusión se concreta, perderíamos aún más control sobre nuestras cadenas de suministro”, anotó en una carta enviada al STB en mayo pasado.
¿Qué dicen los analistas?
El analista de Citi Research, Ariel Rosa, señaló en una nota que una fusión de esta envergadura “sería costosa y altamente distractora para la dirección de ambas compañías, consumiendo años entre planeación, aprobación y ejecución” y provocando oposición por parte de múltiples actores: reguladores, políticos, sindicatos y los propios clientes.
Además, Rosa advirtió sobre el peligro de enfocarse tanto en el proceso de consolidación que se descuiden las operaciones cotidianas, repitiendo los errores del pasado.
El rompecabezas regulatorio
La aprobación de la fusión no será sencilla. La STB se encuentra actualmente dividida en partes iguales entre dos comisionados republicanos y dos demócratas, con un asiento aún vacante. Esta configuración puede generar bloqueos o exigir reformas específicas antes de autorizar la unión.
No debe subestimarse tampoco la influencia política. Mientras algunos legisladores ven la consolidación como una controversia, otros argumentan que es esencial para mantener la competitividad ante gigantes logísticos como Amazon o UPS, que invierten miles de millones en optimización de rutas y entregas.
Y por supuesto, los sindicatos pronostican una disminución de empleos si se eliminan rutas redundantes o centros de distribución.
¿Hacia dos ferrocarriles transcontinentales?
Una idea que ha cobrado fuerza en los corredores financieros es que Estados Unidos naturalmente evolucionará hacia dos grandes líneas ferroviarias que crucen el país: una al norte y otra al sur, acompañadas por una línea canadiense consolidada (CPKC).
Esta configuración permitiría competir con plataformas de transporte terrestres asiáticas como la Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda liderada por China, que busca establecer corredores logísticos entre Asia, Europa y África y reducir su dependencia del transporte marítimo.
Las acciones responden
La noticia ya ha tenido impacto en el mercado bursátil. Las acciones de Norfolk Southern subieron un 3.7% dentro del horario regular y luego otro 4.7% en operaciones posteriores al cierre, alcanzando los $282.50 dólares por acción. Aunque Union Pacific no ha mostrado variaciones abruptas, el entusiasmo de los inversores es palpable.
Jugadas futuras
La fusión aún no se ha anunciado oficialmente, pero diversas fuentes aseguran que las conversaciones comenzaron en el primer trimestre del año y están más avanzadas de lo que parece. Aunque ambas compañías se negaron a comentar públicamente, su silencio podría ser una señal de negociaciones delicadas estratégicamente.
En los próximos meses, veremos si este juego de trenes termina en una estación llamada “fusión histórica” o descarrila por las curvas peligrosas de la regulación, la política y el miedo al monopolio.
Mientras tanto, el país observa con cautela y los clientes —desde productores agrícolas hasta fabricantes de automóviles— mantienen los dedos cruzados, esperando que sus líneas de distribución no se vean afectadas por lo que podría ser el cambio ferroviario más grande del siglo XXI.