El mapa de la discordia: ¿Cómo la Corte Suprema de Florida moldeó el futuro político del estado?

Una decisión que borra la representación negra en el norte de Florida y agita las bases del juego democrático

Un fallo que sacude la representación electoral

La Corte Suprema de Florida tomó una decisión de alto impacto político y social al ratificar el nuevo mapa de redistribución distrital impulsado por el gobernador republicano Ron DeSantis, con lo cual eliminó un distrito históricamente representativo para la población afroamericana en el norte del estado. La región, que antes unía comunidades de Jacksonville a Tallahassee en un distrito mayoritariamente negro, quedó fraccionada entre tres distritos mayoritariamente blancos y controlados por los republicanos.

¿Quién pierde? Representación afroamericana en riesgo

El distrito que fue eliminado, anteriormente representado por el demócrata Al Lawson, era clave para garantizar representación afroamericana en el Congreso. Creado para conectar comunidades negras a lo largo de 322 kilómetros, su diseño respondía a la lógica del Voting Rights Act de 1965, una ley federal destinada a proteger los derechos electorales de las minorías raciales en EE. UU.

Sin embargo, la mayoría conservadora de la Corte de Florida—compuesta mayoritariamente por jueces nombrados por DeSantis—determinó que el mantenimiento de ese distrito implicaría una “delimitación racial inaceptable” y, por ende, una violación de la cláusula de igual protección estipulada en la Constitución del estado.

La voz disidente

El juez Jorge Labarga fue el único voto en contra del fallo. En su opinión disidente, argumentó que se le debía dar la oportunidad a los demandantes de presentar una alternativa viable antes de cerrar el litigio. Según Labarga, la Corte ha permitido que permanezca un mapa que vulnera la Constitución de Florida.

Al impedir futuros litigios, la decisión de la mayoría permite mantener un plan de redistribución que es inconstitucional bajo la Constitución de Florida”, escribió Labarga.

Un mapa con consecuencias duraderas

El impacto electoral de esta decisión es profundo. Actualmente, los republicanos controlan 20 de los 28 escaños congresionales de Florida, en parte gracias a este rediseño. Los críticos afirman que la intención del nuevo mapa es clara: diluir el voto de las minorías, lo que se conoce como gerrymandering racial.

Marina Jenkins, directora ejecutiva de la Fundación Nacional de Redistritación, afirmó que la decisión es alarmante porque disminuye el poder de voto de los afroamericanos en el estado: “La corte está abandonando su papel más básico: brindar justicia al pueblo”.

El dedo de DeSantis en el tablero

La historia de este mapa no se puede contar sin mencionar el papel central del gobernador Ron DeSantis. En 2022, vetó los mapas previamente aprobados por la Legislatura de Florida, que aún mantenían una figura del distrito mayoritariamente negro. En su lugar, introdujo un mapa radical que eliminaba dicha zona y es el mismo que ahora ha sido ratificado.

La Constitución de Florida contiene protecciones específicas contra el diseño de distritos que afecten negativamente a comunidades minoritarias o favorezcan a un partido. Sin embargo, con su decisión, la Corte limitó el alcance práctico de esas protecciones.

El precedente federal: ¿un camino cerrado?

Los tribunales federales han sido igualmente reacios a intervenir. Una corte de tres jueces federales también falló a favor del mapa de DeSantis. Y es que, desde decisiones clave como Rucho v. Common Cause en 2019, la Corte Suprema de los EE. UU. ha sostenido que la redistribución partidista es un asunto político, no judicial.

Esto dejó un vacío legal donde el gerrymandering racial se vuelve más difícil de impugnar si se disfraza de redistribución partidista, hecho que expertos califican como un truco legal para eliminar protecciones históricas.

Gerrymandering: una vieja práctica con nuevas máscaras

El gerrymandering (delimitación manipulada de distritos electorales para favorecer a un partido) es tan antiguo como la democracia estadounidense. Su nombre proviene de Elbridge Gerry, quien en 1812 firmó un mapa que incluía un distrito con forma de salamandra (“salamander”) para favorecer a sus intereses políticos.

Sin embargo, el gerrymandering racial y partidista, aunque distintos legalmente, a menudo se entrelazan. Un distrito puede ser rediseñado para supuestamente beneficiar a un partido, pero sus efectos suelen implicar la supresión del voto de comunidades raciales específicas.

Las cifras hablan

  • Florida tiene una población afroamericana de aproximadamente 3.8 millones de personas, que representa cerca del 17% del total.
  • En 2020, el distrito norteño eliminado tenía un 49% de población negra, con una histórica tendencia demócrata clara.
  • Con el nuevo mapa, los tres distritos que ahora ocupan esa área están en manos de republicanos blancos sin representación afroamericana significativa.

Qué se juega en 2026 y más allá

Con este fallo, el mapa actual estará vigente al menos hasta las elecciones intermedias de 2026 y probablemente durante toda la década. Esto garantiza una sombra de duda sobre qué tan representativos serán los resultados para sectores que ya enfrentan barreras estructurales.

En términos prácticos: una voz afroamericana menos en el Capitolio federal, menor influencia en políticas de justicia social, salud, educación y criminalidad para esas comunidades, y una señal inequívoca de que los mecanismos legales para defender sus derechos están cada vez más debilitados.

¿Y ahora qué? La lucha por la representación continúa

Organizaciones como la Fundación Nacional de Redistritación insisten en que buscarán vías en tribunales federales o mediante esfuerzos comunitarios para empujar nuevas propuestas. También contemplan estrategias a más largo plazo, como reformas estructurales a la forma en que se establecen los mapas en Florida: mediante una comisión independiente de redistribución, por ejemplo.

Entretanto, en un estado políticamente polarizado, la eliminación de un distrito con carga histórica y representación negra plantea serios cuestionamientos existenciales: ¿qué tan firme es el principio de ‘un ciudadano, un voto’? Y, quizás más importante, ¿quiénes están permitidos a contar plenamente en esa ecuación democrática?

Una advertencia nacional

Lo ocurrido en Florida podría servir de modelo para otros estados donde gobernadores y legisladores buscan reducir la influencia de comunidades minoritarias sin violar directamente las leyes federales. La enseñanza es inquietante: lo legal no siempre es justo.

Ante esta nueva era de mapas políticos trazados con bisturí ideológico y protegido por altas cortes, la ciudadanía tiene una tarea monumental: comprender, fiscalizar y movilizarse por una democracia que no sea solo representativa de los poderosos, sino también de todos.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press