La retirada francesa de África Occidental: ¿fin de una era o nuevo comienzo?

El adiós de Francia a su última base militar permanente en Senegal marca un giro radical en las relaciones franco-africanas

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Una retirada simbólica y estratégica

El pasado jueves, Francia cerró un capítulo de su larga historia militar en África Occidental al completar la retirada de sus tropas de Senegal. Tras más de seis décadas de presencia constante desde la independencia del país africano en 1960, el gobierno francés entregó oficialmente el control de su base principal, el Camp Geille, y una instalación aérea cercana al ejército senegalés en una ceremonia celebrada en Dakar.

Con este movimiento, Francia consolida su compromiso, anunciado desde hace tiempo, de terminar con sus bases militares permanentes en países de África Occidental y Central. Lo que antes se percibía como una relación estratégica de seguridad ahora es visto por muchos como un residuo de un pasado colonial que demanda una reevaluación completa.

Cambios en la política exterior africana: una ola de soberanía renovada

El general senegalés Mbaye Cissé, jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, expresó de manera clara la postura de su gobierno: la presencia de fuerzas extranjeras permanentes no se alinea con la nueva estrategia de defensa del país. "Su objetivo principal es afirmar la autonomía de las fuerzas armadas senegalesas mientras contribuyen a la paz en la subregión, en África y en el mundo", declaró.

Este cambio en Senegal forma parte de una tendencia creciente entre los países africanos que buscan reafirmar su soberanía nacional. En los últimos años, Mali, Burkina Faso y Níger también han exigido la salida de tropas extranjeras, especialmente francesas, enarbolando una narrativa antiimperialista que resuena poderosamente en sus poblaciones.

En el caso de Senegal, el presidente Bassirou Diomaye Faye, electo en 2024, proclamó su intención de imponer una política exterior que haga valer la independencia del país. La decisión de expulsar a las tropas francesas responde directamente a esa visión política.

Reconfiguración de la influencia francesa en África

La retirada de Senegal no es un hecho aislado. Francia ya había entregado sus bases en Chad y Costa de Marfil en 2024, tras años de creciente oposición local. En el Sahel, la situación es aún más drástica: en Mali, Burkina Faso y Níger, los gobiernos militares han roto lazos con París y, en su lugar, han fortalecido vínculos militares con Rusia, particularmente con el grupo paramilitar Wagner.

Esto ha forzado a Francia a replantearse su papel en el continente africano. Según el general Pascal Ianni, jefe de las fuerzas francesas en África, la nueva estrategia consiste en "poner fin a las bases permanentes y centrarse en cooperación militar bajo demanda". En otras palabras, Francia desea en adelante limitarse a brindar apoyo táctico o entrenamiento cuando los gobiernos africanos así lo soliciten.

De ahora en adelante, Francia mantendrá solo una base permanente en África: en Yibuti, en el este del continente, con aproximadamente 1.500 soldados. En Gabón e incluso en Costa de Marfil, solo quedan pequeños contingentes encargados de entrenar o asesorar a los ejércitos locales.

Las razones detrás de la caída de influencia francesa

Durante cerca de seis décadas, Francia mantuvo un control firme sobre sus antiguas colonias a través de un complejo sistema de pactos de defensa, presencia militar y acuerdos económicos. Este modelo, conocido como "Françafrique", ha sido duramente criticado en las últimas décadas por perpetuar relaciones neocoloniales bajo un disfraz de cooperación bilateral.

El descontento popular en varios países africanos ha ido en aumento, alimentado por problemas económicos, la persistente inseguridad provocada por grupos yihadistas y una percepción de que Francia actúa como una potencia protectora de oligarquías locales impopulares. Según una encuesta del Instituto Africano de Estudios Estratégicos (IAES) de 2023, el 68% de los jóvenes adultos en África Occidental ven a Francia como un "actor intervencionista que frustra la soberanía africana".

¿Victoria simbólica o vacío de poder?

Los gobiernos que han presionado por la retirada francesa celebran este cambio como una victoria del panafricanismo moderno. Sin embargo, la otra cara de la moneda es el peligro de crear vacíos de poder. En lugares como Mali y Burkina Faso ya se han visto consecuencias por el repliegue francés: aumento de asesinatos masivos por parte de grupos extremistas islámicos, caos político y deterioro de los derechos humanos, como reportó Human Rights Watch en 2023.

En muchos casos, Rusia ha aprovechado rápidamente dicho vacío. Ya sea mediante acuerdos directos o el envío de mercenarios, se ha posicionado como un nuevo aliado para regímenes autoritarios a cambio de concesiones económicas, sobre todo en minería y energía.

Senegal: ¿punto de inflexión o excepción dentro del caos regional?

A diferencia de las naciones del Sahel, Senegal ha mantenido su estabilidad democrática y su crecimiento económico. El país ha sabido navegar la compleja relación con Francia sin caer en la dependencia total ni en el rechazo histérico. Esto podría convertirlo en un modelo para otros países africanos que buscan redefinir sus vínculos con potencias extranjeras sin poner en riesgo su seguridad interna.

El ministro de Defensa de Senegal ha indicado que, aunque las tropas francesas se han marchado, no se ha descartado la cooperación bilateral en seguridad y lucha contra el terrorismo. El futuro podría traer acuerdos mucho más equitativos y respetuosos de la soberanía africana.

Un futuro incierto para la política africana de Francia

No cabe duda de que París se enfrenta a una crisis de identidad en cuanto a su política africana. Emmanuel Macron ha lanzado varias iniciativas para redefinir la relación con África, incluyendo conferencias con jóvenes líderes africanos, pero sus resultados han sido limitados.

Francia ya no puede contar con mecanismos de influencia automáticos como en décadas pasadas. Países como China, Turquía y Emiratos Árabes Unidos también han entrado con fuerza en el escenario africano, ofreciendo acuerdos de infraestructura, préstamos y tecnología, sin imponer condiciones políticas o militares.

La decisión de retirarse de Senegal podría marcar, al mismo tiempo, el final de una era y el punto de partida de una nueva política europea hacia África, más horizontal, más autocrítica, e inevitablemente más compleja.

¿Qué sigue para África Occidental?

Africa Occidental vive un momento crítico de redefinición geopolítica. Con el debilitamiento de la influencia francesa y la búsqueda de mayor autonomía nacional, los países de la región deben ahora enfrentar el desafío de fortalecer sus instituciones, desarrollar estrategias de defensa propias y negociar una cooperación internacional que no repita los errores del pasado.

En este contexto, Senegal podría convertirse en un actor clave. Su ejemplo de cómo ejecutar una transición ordenada, sin romper del todo los puentes de cooperación, puede servir de hoja de ruta para otras naciones en su camino hacia una verdadera soberanía.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press