Rusia sin señal: ¿Defensa nacional o censura digital encubierta?
El uso del corte masivo de internet como herramienta de control en el contexto de la guerra con Ucrania expone una estrategia inquietante del Kremlin
"¿Cómo decir que eres de Rostov sin decir que eres de Rostov? Muestra una barra de señal en tu celular", rapea el bloguero ruso Pavel Osipyan en un video que acumula más de medio millón de vistas en Instagram. Más allá del humor, el mensaje interpela una realidad inquietante que afecta a millones de rusos: cortes masivos del internet móvil y del Wi-Fi en casi todas las regiones del país.
Una broma que encierra una advertencia
Osipyan camina entre calles de Rostov del Don, en el sur de Rusia, y denuncia con ironía que ya no puede pagar en línea, usar mapas en su móvil mientras conduce o siquiera mantener una videollamada. Si bien este tipo de problemas no es nuevo en Rusia, sus causas han adquirido una dimensión radicalmente distinta en los últimos meses.
Desde mayo de 2025, coincidiendo con la conmemoración del 80° aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi y una intensa agenda de visitas estatales en Moscú, los cortes deliberados de conectividad móvil empezaron a aplicarse en múltiples zonas de Rusia. Según el gobierno, son medidas “temporales de seguridad” para frenar ataques con drones ucranianos. Pero su periodicidad, expansión y duración han levantado múltiples alarmas entre activistas por los derechos digitales.
Del campo de batalla al consumidor
De acuerdo con el grupo activista Na Svyazi ("Conectados" en ruso), para mediados de julio se habían registrado apagones de internet móvil en al menos 73 de las 80 regiones administrativas de Rusia. En 41 de ellas también se reportaron fallas en las redes de banda ancha, mientras que en otras 6 solo fue afectado el internet fijo.
Las poblaciones más seriamente impactadas han sido las cercanas al frente de guerra con Ucrania, como Voronezh o Belgorod, pero también se han visto comprometidas regiones tan remotas como Siberia y el Lejano Oriente. Por ejemplo, en Samara, habitantes afirman que su internet desaparece sin previo aviso a horas críticas, como en la noche, afectando tareas tan básicas como hacer una transferencia bancaria o pedir comida.
¿Realmente es por seguridad?
Desde el Kremlin, el portavoz Dmitry Peskov ha defendido los cortes, afirmando que cualquier medida que busque proteger a la ciudadanía es “justificada y prioritaria”. Los drones ucranianos operan —al menos en parte— con redes móviles para orientación y localización de blancos, por lo que restringir la conectividad busca entorpecer esos sistemas.
No obstante, expertos y juristas advierten que esta narrativa se está normalizando entre las autoridades regionales como un “recurso de control social”. El abogado Sarkis Darbinyan, fundador del colectivo Roskomsvoboda, afirma que la experiencia de Moscú envió un mensaje claro: es útil cortar internet para mantener el orden.
El precedente de China y la ruta del control
Esta estrategia no es nueva ni aislada. En los últimos diez años, Rusia ha endurecido su control sobre el ecosistema digital de manera gradual pero constante. Desde 2012 ha bloqueado sitios web disidentes, medios independientes y ONGs. Tras la invasión de Ucrania en 2022, se cerró el acceso a Facebook, Instagram, Twitter, Signal y muchas VPN. Las autoridades planean incluso reemplazar servicios extranjeros con plataformas nacionales, como un mensajero estatal propio.
“El Kremlin ha fracasado durante las últimas dos décadas en replicar el nivel de censura digital de China, pero está redoblando sus esfuerzos ahora”, alerta Kateryna Stepanenko, analista del Instituto para el Estudio de la Guerra, con sede en Washington.
Según el grupo de derechos digitales Access Now, estas medidas sientan las bases de una realidad autoritaria en la que vivir sin un internet libre se convierte en lo cotidiano. “Es preocupante cuán tolerante se ha vuelto la sociedad rusa frente a esto”, dijo su representante para Europa del Este, Anastasiya Zhyrmont.
Cuando el desconectarse afecta la vida diaria
Quienes más sufren las consecuencias no son las grandes empresas ni las oficinas del Estado, sino la población común. En pequeñas ciudades y pueblos rurales de toda Rusia, el internet móvil es la única forma viable de acceso digital. Las farmacias no pueden registrar recetas médicas, las personas mayores no pueden pedir asistencia ni los negocios gestionar pagos.
Una residente de la región de Voronezh, habla de vivir "en una caverna" durante días sin señal. Otras personas han recurrido al transporte de efectivos en papel, incluso a golpear rieles de tren para alertar de bombardeos en ausencia de alarmas digitales.
La Asociación de Farmacias Independientes de Rusia confirmó que múltiples establecimientos han tenido que suspender o retrasar sus servicios por la incapacidad de acceder a sistemas digitales obligatorios por ley.
Una red a merced del poder
El patrón es claro: Rusia ha encontrado en el corte digital un nuevo instrumento de dominio. Se trata, afirma Zhyrmont, de una “arma silenciosa” que no necesita tanques ni represión física, pero cuyos efectos permeabilizan todos los aspectos de la vida urbana y rural.
Cuando los apagones comenzaron a multiplicarse en mayo, lo hicieron coincidiendo con eventos de visibilidad internacional. A partir de la “Operación Telaraña” lanzada por drones ucranianos desde vehículos comerciales en junio, la paranoia se acentuó. La respuesta rusa consistió en abstenerse de soluciones técnicas y optar por el bloqueo sistemático.
¿Qué sigue?
Con el anuncio de una posible agencia nacional para coordinar cortes de internet, aún sin confirmar oficialmente por el Kremlin, parece que lejos de ser medidas temporales, estas restricciones se están institucionalizando.
Para Osipyan y los demás rusos afectados por estas medidas, la pregunta no es por qué internet se va... sino hasta cuándo estarán dispuestos los ciudadanos a aceptarlo.
Foto: Peatones miran sus teléfonos mientras caminan por San Petersburgo, Rusia, el lunes 14 de julio de 2025. (Foto: Dmitri Lovetsky)