Tormenta Tropical Chantal deja al descubierto la fragilidad ante los desastres naturales en Carolina del Norte
Las lluvias torrenciales y las inundaciones dejaron al menos seis muertos, una infraestructura devastada y comunidades en shock: ¿está preparado el estado para la nueva realidad climática?
Un desastre climático más, pero ¿estamos realmente listos?
La Tormenta Tropical Chantal, que azotó Carolina del Norte a principios de julio de 2025, ha dejado una estela de destrucción y muerte. Con al menos seis fallecidos, decenas de rescates y comunidades enteras anegadas, los efectos de esta tormenta han puesto en evidencia la vulnerabilidad estructural del estado y la creciente amenaza del cambio climático.
La llegada de Chantal coincidió con el fin del fin de semana del 4 de julio, lo cual agravó la situación al encontrar a muchos ciudadanos celebrando o viajando, sin preparación ante un evento de tal magnitud. Pero quizá lo más preocupante de todo no ha sido el daño inmediato, sino lo que revela del estado actual del sistema de respuesta a emergencias y de la falta de infraestructura resiliente frente a fenómenos cada vez más comunes y severos.
Las cifras del desastre
- 6 muertes confirmadas por las agencias locales.
- 9 a 12 pulgadas de lluvia en varias zonas del estado.
- Más de 130 operaciones de rescate acuático en localidades como Durham y Chapel Hill.
- Ríos como el Eno alcanzaron niveles históricos de agua.
- Sistemas de agua potable dañados en varias ciudades.
Las dramáticas cifras salieron a la luz junto a la decisión del gobernador Josh Stein de declarar el estado de emergencia el jueves 7 de julio. La orden abarca 13 condados del centro del estado, incluyendo las regiones densamente pobladas de Raleigh, Durham y Chapel Hill.
Historias humanas tras la tragedia
La muerte más impactante fue la de una mujer de 58 años cuyo vehículo fue arrastrado por una corriente súbita. Tras llamar al 911, su comunicación se interrumpió abruptamente y fue encontrada sin vida a pocos metros de su SUV. Otras víctimas incluyen dos canoeros desaparecidos en el condado de Chatham, un joven de 23 años en Graham hallado en un auto sumergido, y un hombre de 71 años que murió atrapado en su coche en Alamance.
Pero no todo fue tragedia. Equipos de rescate como el Cuerpo de Bomberos de Durham realizaron más de 80 rescates en agua solo en su jurisdicción. En Chapel Hill, junto a agencias aliadas, rescataron a más de 50 personas, principalmente en barrios cercanos a apartamentos que se inundaron rápidamente.
¿Por qué Emily y no Andrea?
Chantal es solo una más en una serie de tormentas tropicales y huracanes que están aumentando en frecuencia e intensidad. Según el NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica), la temporada de huracanes en el Atlántico ha sido cada vez más activa desde la década de 1990, algo que los científicos vinculan directamente con el cambio climático y el calentamiento de los océanos.
El huracán Floyd en 1999, por ejemplo, causó 52 muertes en Carolina del Norte y dejó más de 6.000 millones de dólares en daños. Desde entonces, si bien se ha mejorado en alertas tempranas, poca inversión se ha hecho en infraestructura de drenaje, presa y planeación urbana realmente adaptativa.
¿Y la reconstrucción?
Con la declaración de emergencia, Carolina del Norte podrá optar por asistencia federal para acelerar la reconstrucción, pero la pregunta sigue latente: ¿cuánto más resistirán las comunidades y los sistemas públicos si eventos como Chantal se vuelven la nueva normalidad?
“Este ha sido un golpe doble, con Chantal seguida de otro frente de tormentas severas. El resultado es una infraestructura colapsada, comunidades desplazadas y un sistema de agua en crisis en varios municipios”, explicó el gobernador Stein. Agregó que en algunos sectores han tenido que repartir agua potable en camiones cisterna.
En la ciudad de Durham, uno de los epicentros de la tormenta, se registraron múltiples fallos en el sistema de agua potable debido a la presión hidráulica y las fallas eléctricas provocadas por la tormenta. Incluso, en zonas del centro de la ciudad se vio agua saliendo desde debajo de las tapas de alcantarilla.
"Puede pasarme a mí también": la conciencia colectiva tras la catástrofe
Las imágenes de ciudadanos rescatados desde sus techos, algunas incluso captadas por drones de medios locales, se convirtieron en símbolo no solo del caos sino de una urgente reflexión social. Cada año las tormentas golpean más fuerte, y el nivel de preparación parece insuficiente.
Esta tormenta ha marcado especialmente a las comunidades latinas e inmigrantes. Activistas de derechos civiles y representantes de organizaciones comunitarias han exigido que la ayuda federal y estatal incluya planes de apoyo en múltiples idiomas y que se protejan a quienes no tienen estatus migratorio. “Muchos de los rescatados no querían salir de sus casas por miedo a ser detenidos por ICE, aun cuando estaban en peligro de muerte”, declaró María González, representante de Latino USA en Carolina del Norte.
¿Y el futuro?
El paso de Chantal abre una discusión más amplia sobre el tipo de desarrollo urbano que ha tenido Carolina del Norte en los últimos 20 años. Ciudades como Durham y Raleigh han crecido de forma exponencial, muchas veces sin planes de mitigación ambiental adecuados, lo cual agrava las inundaciones urbanas al eliminar zonas verdes y reemplazarlas por concreto.
Según expertos como Dr. Steven Phelps, climatólogo de la Universidad de Carolina del Norte, “lo que estamos viendo no es una anomalía aislada. Chantal es parte de un patrón regional más amplio vinculado al aumento de las temperaturas globales y del mar. Las políticas climáticas deben abordar tanto la adaptación como la mitigación”.
Mientras tanto, cientos de familias en Carolina del Norte lloran a sus muertos, evalúan los daños materiales y comienzan a reconstruir no solo sus hogares, sino también la confianza en las instituciones que deben protegerlas.
La pregunta ya no es si habrá otra Chantal. La pregunta es cuándo. Y si estaremos mejor preparados la próxima vez.