Hogg Hummock: el último bastión Gullah-Geechee y la batalla por la supervivencia cultural

Una comunidad histórica pelea en los tribunales para frenar los efectos devastadores del desarrollo inmobiliario y la gentrificación

Una comunidad entre las ruinas del tiempo

En la remota Sapelo Island, Georgia, sobre tierras rodeadas por marismas y salpicadas por los ecos de una historia ancestral, se encuentra Hogg Hummock, una de las últimas comunidades Gullah-Geechee en los Estados Unidos. Fundada por personas afrodescendientes liberadas de la esclavitud después de la Guerra Civil, esta comunidad ha resistido el paso del tiempo, manteniendo vivas las tradiciones africanas con una fuerza que desafía siglos de opresión y olvido.

Pero hoy, esa resistencia se enfrenta a una nueva amenaza: el desarrollo inmobiliario y las políticas locales que, bajo la apariencia de modernización, están forzando una transformación que pone en riesgo la propia existencia de esta comunidad centenaria.

¿Quiénes son los Gullah-Geechee?

Los Gullah-Geechee son descendientes de africanos esclavizados que fueron traídos a trabajar en las plantaciones de arroz, algodón y añil en las áreas costeras desde Carolina del Norte hasta Florida. Tras la abolición de la esclavitud, muchos de ellos se establecieron en islas barrera como Sapelo, donde su relativo aislamiento les permitió preservar lenguas criollas, religiones, costumbres culinarias y métodos artesanales directamente vínculos con África occidental.

La cultura Gullah-Geechee ha sido objeto de estudio y admiración. En 2006, el Congreso de los EE. UU. reconoció su importancia creando la Gullah Geechee Cultural Heritage Corridor, una iniciativa federal para preservar su legado. Hogg Hummock representa uno de los últimos enclaves donde esa cultura sigue viva de forma auténtica.

Una lucha legal por la permanencia

En 2023, los residentes de Hogg Hummock interpusieron una demanda contra los comisionados del condado de McIntosh alegando que las nuevas regulaciones de zonificación duplicaban el tamaño permitido para viviendas dentro de la comunidad. Según los demandantes, estos cambios benefician a compradores blancos ricos y promotores urbanos, al tiempo que marginan a los residentes actuales, una mayoría negra de bajos recursos.

“Estamos en el limbo”, dice Richard Banks, dueño de una propiedad heredada dentro de la comunidad. “No sabemos qué decisiones tomar sobre nuestra tierra.”

El temor principal es que el aumento permitido en el tamaño de las viviendas traiga consigo desarrollos más grandes, lo cual aumentaría el valor de la tierra y, como consecuencia, los impuestos sobre la propiedad se volverían inasumibles para los residentes tradicionales.

Identidad vs. especulación

Este conflicto pone en evidencia una vieja trampa: usar políticas urbanísticas como herramienta de desplazamiento. La gentrificación en comunidades pobres y racializadas no ocurre de manera accidental. “Es un proceso deliberado que aprovecha la fragilidad legal, económica y política de estos pueblos para instalar otro modelo social y económico”, explica la socióloga Monica Lewis en su trabajo sobre justicia espacial en el sur de EE. UU.

La demanda, presentada por el Southern Poverty Law Center, argumenta que estos cambios violan los derechos constitucionales de los vecinos al debido proceso y a la igualdad de protección bajo la ley. También alega que las modificaciones se implantaron sin cumplir debidamente con las leyes estatales sobre reuniones públicas y zonificación.

Un patrón de despojo en la historia

La situación en Hogg Hummock no es un caso aislado. En lugares como Hilton Head, otras comunidades Geechee han sido casi completamente desplazadas por desarrollos turísticos de lujo. A través de tácticas como aumentos de impuestos, embargos por deudas, o expropiaciones disfrazadas de regulaciones, estos territorios ancestrales acaban bajo el control de intereses privados.

Un estudio del Center for Heirs’ Property Preservation en Carolina del Sur detalla cómo más del 75% de las tierras heredadas por afroamericanos en el sur han sido perdidas desde comienzos del siglo XX, mayormente debido a presiones económicas y marcos legales discriminatorios.

La batalla por Hogg Hummock en los tribunales

El caso actual contra McIntosh County se ha enredado en cuestiones procesales. La versión original de la demanda fue desestimada por errores técnicos, y ahora el juez F. Gates Peed evalúa si la versión enmendada tiene mérito legal suficiente.

Mientras tanto, otra demanda se tramita ante la Corte Suprema de Georgia, donde los residentes piden que se les permita convocar un referéndum para intentar anular las modificaciones de zonificación mediante voto popular. El intento original de realizar dicha consulta fue bloqueado por orden judicial.

Una cultura en jaque

Hogg Hummock no solo es un vecindario; es un archivo viviente de historia afroamericana. Preserva una forma de vida basada en la comunidad, el acceso compartido a los recursos naturales, la agricultura de subsistencia y rituales que datan de hace siglos. Las cestas tejidas a mano, la pesca con redes lanzadas a mano, cantos espirituales y narraciones orales son parte del patrimonio que podría perderse si se rompe el delicado equilibrio demográfico que lo sostiene.

“Los cambios de zonificación no son neutrales,” declaró Malissa Williams, abogada de los residentes. “Tienen consecuencias directas en el acceso a vivienda, la propiedad de la tierra, la seguridad financiera y la permanencia de una comunidad culturalmente única.”

Una cuestión de justicia y memoria

No solo está en juego un derecho presente, también lo está el reconocimiento de un pasado. Desde la colonización hasta la esclavitud, y desde la segregación hasta las actuales políticas económicas, el pueblo afroamericano ha enfrentado un despojo sistemático de sus recursos y derechos.

Preservar Hogg Hummock es un acto de justicia reparativa. “Cada vez que una comunidad como esta desaparece, nos alejamos un poco más de la verdad sobre quiénes somos como país”, escribió el historiador Henry Louis Gates Jr. en su libro Finding Your Roots.

¿Hay esperanza?

La esperanza de los residentes de Hogg Hummock se basa en el apoyo legal, mediático y comunitario. El futuro dependerá de qué tan fuerte sea su voz —y la de quienes se solidaricen— para frenar la maquinaria del despojo moderno.

Históricamente, las victorias de las comunidades marginadas han nacido de la movilización colectiva. La defensa de Hogg Hummock podría convertirse en un ejemplo para otras luchas culturales similares en EE. UU.

“Ya hemos perdido demasiadas comunidades como esta. Esta vez, no podemos permitirnos el lujo del silencio”, dice Banks.

Es el momento de elegir: preservar un patrimonio invaluable o dejar que el mercado siga sepultando la memoria bajo cemento de lujo.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press