Ucrania bajo fuego: el despiadado avance de Rusia con drones y misiles

Con más de 300 drones y 30 misiles lanzados en una sola noche, Moscú intensifica su campaña de ataques y pone a prueba la resistencia ucraniana

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Un fin de semana de horror en Odesa

La madrugada del sábado se tiñó de humo, fuego y miedo en Ucrania. En un movimiento que marca un nuevo y preocupante nivel de agresión, Rusia lanzó más de 300 drones y al menos 30 misiles de crucero sobre territorio ucraniano, según informaron las autoridades locales. El ataque dejó al menos una persona muerta y seis heridas, incluidos un niño, en la ciudad costera de Odesa, que fue blanco de más de 20 drones y un misil.

Este último episodio forma parte de una escalada sistemática de ataques rusos con armamento no tripulado, que particularmente en 2025 se ha intensificado al punto de ser comparado con ofensivas de gran escala. El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, afirmó desde su cuenta en X (ex Twitter): “Rusia está utilizando más drones en una sola noche que en muchos meses de 2024”.

La guerra de los drones: qué está en juego

No es casual el creciente uso de vehículos no tripulados en el conflicto. La guerra entre Ucrania y Rusia ha evolucionado hacia una guerra de precisión, en la que los drones juegan un rol determinante. Estos aparatos permiten a Rusia atacar infraestructuras clave, debilitar la moral y forzar que Ucrania desvíe recursos defensivos a múltiples frentes.

Según datos del Ministerio de Defensa de Ucrania, más del 60 % de la infraestructura energética del país ha resultado dañada por ataques aéreos y de drones desde 2022. El reciente ataque del 8 de julio, en el cual Rusia envió más de 700 drones a Ucrania, constituye el récord histórico de mayor ofensiva aérea mediante estos dispositivos hasta la fecha.

La gravedad de la situación quedó patente en el incendio que se desató en un edificio residencial de Odesa, donde los equipos de emergencia rescataron a cinco personas. En paralelo, Zelenskyy agradeció a los líderes internacionales que apoyan la defensa ucraniana con sistemas antiaéreos, producción de armamento conjunto y aumento de suministros estratégicos.

El frente de Sumy también sufre las consecuencias

Aunque el foco del ataque mediático fue Odesa, otras zonas como la región nororiental de Sumy también resultaron afectadas. Allí, la aviación rusa golpeó infraestructuras críticas, generando cortes de electricidad y agua que afectaron a miles de personas. Voluntarios y ONGs han reportado que el suministro de ayuda humanitaria se ha vuelto más incierto en la región debido al constante acoso aéreo.

La respuesta rusa: también bajo fuego

En lo que parece ser un reflejo caótico de la escalada, el Ministerio de Defensa de Rusia informó haber derribado 71 drones ucranianos en la noche del mismo sábado. Trece de ellos fueron interceptados cuando se aproximaban a Moscú, según fuentes del Kremlin y del alcalde de la capital, Sergei Sobyanin.

Turquía, Polonia, EE. UU. e incluso Japón han manifestado su preocupación por la posibilidad de que la escalada se torne incontrolable. Analistas del Institute for the Study of War, con sede en Washington D.C., consideran que la “intensificación de ataques con drones es una estrategia para exponer la vulnerabilidad de la defensa aérea ucraniana en múltiples frentes al mismo tiempo”.

¿Dónde queda la diplomacia?

La situación diplomática parece estancada. En los últimos encuentros internacionales, incluidos los de la cumbre del G7 en Italia y la OTAN en Bruselas, se reiteró el compromiso de apoyo a Ucrania, pero sin pasos concretos hacia una solución negociada. Rusia, por su parte, continúa exigiendo condiciones que Kyiv considera humillantes e inaceptables.

Más de tres años después de la invasión rusa, la guerra sigue sumiendo a Europa en una incertidumbre peligrosa, con múltiples atentados indirectos a la estabilidad económica y energética del continente. Alemania y Francia han reforzado sus sistemas de alerta civil; Finlandia y Suecia han cerrado filas con la OTAN; y muchos países bálticos han incrementado su presencia militar en la frontera oriental.

Zelenskyy: una figura cada vez más política y menos militar

El rol de Volodymyr Zelenskyy también ha sufrido una transformación. De ícono de la resistencia militar, ha evolucionado hacia figura diplomática, centrándose en los acuerdos de cooperación internacional para evitar que el país colapse sin ayuda occidental. En su discurso más reciente, criticó abiertamente a países que no cumplen sus promesas de envío de armamento o que se muestran tibios ante la expansión del conflicto.

“La guerra no se gana con palabras, sino con sistemas antiaéreos, patrullas de drones defensivos y colaboración industrial eficiente”, sentenció el mandatario.

La fatiga de guerra: un riesgo silencioso

Las poblaciones civiles, tanto en Ucrania como en Rusia, comienzan a mostrar signos de fatiga de guerra. En Rusia, a pesar del férreo control mediático, las redes sociales clandestinas informan de un creciente descontento en las regiones más afectadas por el reclutamiento forzoso. En Ucrania, las sirenas constantes y los apagones se han vuelto parte del día a día, mientras las ciudades luchan por mantener una normalidad quebrantada.

El impacto psicológico es abrumador. Según un informe del Centro de Bienestar Psicológico de Kyiv, más del 40 % de la población afectada por los ataques aéreos muestra síntomas de afecciones como estrés postraumático o ansiedad generalizada.

Cambio en el paradigma de la guerra moderna

Más allá del conflicto geopolítico, lo que está ocurriendo en Ucrania representa un cambio radical en el modelo de guerra moderna. La utilización coordinada y masiva de drones, tanto ofensivos como defensivos, está marcando el fin de una era en la que los ejércitos dependían de tanques, escuadrones terrestres o fuerza aérea tradicional.

Expertos del Royal United Services Institute (RUSI) en Londres señalan que más del 55 % de las bajas militares en 2025 se han debido a acciones de drones, ya sea por bombardeos directos o por coordinación con misiles de larga distancia.

¿Qué puede hacer Occidente ahora?

  • Reforzar la ayuda logística: la defensa aérea es costosa, pero crucial en este tipo de conflictos. Sistemas como el Patriot o el IRIS-T han salvado cientos de vidas.
  • Apoyar la producción local: en vez de enviar solo armamento, impulsar la producción conjunta con Ucrania de drones y misiles defensivos puede brindar independencia estratégica a mediano plazo.
  • Presionar diplomáticamente a potencias neutrales: países como China, India y Brasil pueden jugar un rol en contener a Rusia si se orientan sus intereses comerciales hacia la estabilidad global.

La guerra no da señales de detenerse. Y como muestran los cielos nocturnos de Odesa bajo el zumbido inclemente de drones, el futuro inmediato parece técnicamente sofisticado pero humanamente devastador.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press