Ciberseguridad con perspectiva de género en el deporte: La revolución digital del Chicago Sky
El equipo WNBA se alía con Moonshot para proteger a sus jugadoras del acoso en redes sociales, marcando un precedente histórico
Las redes sociales han transformado el deporte profesional, dando a atletas una exposición sin precedentes. Sin embargo, esta visibilidad también ha traído consigo una oleada de amenazas virtuales que, especialmente en el caso de las mujeres, adquiere matices de violencia de género, racismo y acoso sexual.
Ante esta nueva realidad, el Chicago Sky, uno de los equipos más prominentes de la WNBA, ha dado un paso innovador —y que se antojaba urgente— al convertirse en el primer equipo de esta liga en establecer una alianza con Moonshot, una compañía especializada en detectar amenazas digitales. Esta colaboración tiene como objetivo salvaguardar la integridad psicológica y física de sus jugadoras frente a los ataques recibidos en línea.
Una amenaza latente en el mundo digital
La estrella del equipo, Angel Reese, una de las atletas más seguidas en redes sociales entre las jugadoras de baloncesto, se ha pronunciado abiertamente sobre la relevancia de este acuerdo: “Es realmente importante tener esa protección, especialmente como mujer”. Las palabras de Reese encapsulan una problemática creciente: la digitalización ha extendido el campo de batalla más allá de la cancha, y muchas jugadoras hoy son blanco cotidiano de ataques misóginos, racistas y violentos.
Esta situación se suma a un contexto más amplio en el que múltiples estudios vinculan el uso excesivo de redes con problemas de salud mental como ansiedad, depresión y conductas autolesivas —especialmente en mujeres jóvenes y adolescentes, quienes enfrentan presiones adicionales por estándares estéticos y sexuales.
Moonshot: tecnología con ADN contra el extremismo
Fundada con fines de contraterrorismo, Moonshot es una organización que ha trabajado en colaboración con el gobierno de EE. UU., usando tecnología avanzada de monitoreo digital. Ahora, aterriza su experiencia en un escenario radicalmente distinto: el deporte femenino profesional.
El objetivo es claro: proteger a las jugadoras, no sólo en sus cuentas oficiales, sino también en todo el entorno digital. Más de 25 plataformas distintas son rastreadas diariamente por la tecnología de Moonshot. A partir de millones de publicaciones, el sistema filtra miles de posibles amenazas. Lo más relevante del enfoque es la participación humana en la evaluación de esos riesgos: psicólogos clínicos, trabajadores sociales y expertos en seguridad analizan las alertas y deciden si deben ser reportadas a plataformas o, cuando hay urgencia, a las autoridades.
“Este no es un problema que pueda resolverse exclusivamente mediante inteligencia artificial”, explica Vidhya Ramalingam, fundadora y CEO de Moonshot. “Es un problema humano y necesita una solución humana”.
Nadia Rawlinson: una visión personal hecha política institucional
Detrás de esta decisión histórica se encuentra Nadia Rawlinson, copropietaria del Chicago Sky. Su experiencia como mujer de color, rol que alude no solo a su identidad, sino también a las múltiples intersecciones de invisibilidad y violencia que enfrentan las mujeres racializadas, fue determinante para impulsar este proyecto.
“Con el auge del deporte femenino, también llega el aumento de fanáticos, inversiones e interés. Todo esto es histórico. Pero existe un lado oscuro. Al final del día, nuestras jugadoras sólo quieren jugar”, declaró.
Con esta afirmación, Rawlinson subraya una verdad incómoda: el éxito no elimina el acoso; a menudo lo exacerba. Las mujeres que alcanzan notoriedad pública entran en una categoría de mayor exposición, lo que implica ser más blanco de ultrajes y amenazas.
Redes sociales: ¿nuevos espacios de libertad o campos minados?
Este debate sobre si las redes sociales son una fuente de empoderamiento o un espacio de vulnerabilidad es especialmente importante cuando se consideran los recientes desarrollos legislativos en Estados Unidos. En Misisipi, una corte federal aprobó la puesta en marcha de una ley que obliga a las plataformas digitales a verificar la edad de los usuarios, intentado combatir la exposición de menores a contenidos dañinos. Organizaciones como NetChoice, que agrupa a gigantes como Google, Meta y Snap Inc., han expresado su oposición tajante a tales legislaciones por considerarlas una amenaza a la privacidad y libertad de expresión.
La ley de Misisipi busca mitigar los efectos de la explotación sexual infantil, la pornografía, el acoso, la incitación al suicidio y la autolesión, una lista de riesgos que parecen alinearse exactamente con lo que Moonshot intenta atajar con el Chicago Sky.
Una jugada que podría mudar de liga
Lo hecho por el Chicago Sky podría marcar un antes y un después en la forma en que las organizaciones deportivas gestionan la seguridad emocional y digital de sus atletas. “Durante demasiado tiempo he visto cómo personas como yo eran sobrerrepresentadas como víctimas y subrepresentadas en las soluciones”, dice Ramalingam, con una visión radicalmente transformadora del rol que deberían tener las instituciones ante la violencia digital de género.
No se trata sólo de “escuchar a las víctimas”, sino de construir infraestructuras digitales y humanas que eviten que lleguen a serlo. Y eso incluye desde nuevas formas de educación digital hasta intervenciones estratégicas como la de Moonshot.
El deporte como catalizador social
El movimiento del Chicago Sky también encaja dentro de una tendencia más amplia en el deporte contemporáneo: los equipos ya no sólo forman atletas, sino que también se posicionan como actores de transformación social. Frente a desafíos como la misoginia digital, la salud mental y el acoso racial, el deporte se convierte en trinchera y laboratorio.
Tal como explica Ariel Atkins, jugadora del equipo: “La gente cree que como atletas debemos aceptar lo que venga. Pero somos humanas, y algunos de los comentarios que recibimos no lo son”.
La respuesta del equipo demuestra que es posible y necesario ir más allá del discurso. Que los protocolos no son “extras”, sino condiciones mínimas para competir en pie de igualdad. La tecnología no solo está para medir rendimiento en la cancha; está, también, para proteger la dignidad fuera de ella.
¿Qué vendrá después?
En una época donde el volumen de contenido tóxico sigue en aumento, el hecho de que un equipo profesional invierta de forma notoria en ciberseguridad desde una lectura feminista es, sin duda, revolucionario. Es una muestra de lo que significa, realmente, considerar la interseccionalidad como un criterio fundacional en la gestión deportiva.
Si otros equipos, ligas e incluso gobiernos deciden seguir este ejemplo, podríamos estar al inicio de una era en la que el deporte no solo compite, sino también protege, enseña, transforma y lidera.
Bienvenida sea esa revolución.