Corrupción, tragedia y negligencia: la llama imparable que devora a Irak
El incendio en un centro comercial de Kut no solo expone la fragilidad de las infraestructuras iraquíes, sino que también reaviva la desconfianza hacia la clase gobernante
Una tragedia que pudo haberse evitado
El pasado miércoles, un incendio arrasó un reciente centro comercial inaugurado en la ciudad de Kut, en la provincia iraquí de Wasit. Las llamas acabaron con la vida de más de 60 personas, según cifras oficiales, y han dejado una profunda herida en la memoria de una población ya castigada por décadas de conflicto, pobreza y corrupción.
La magnitud del desastre ha reavivado la indignación pública contra las autoridades locales, a quienes se acusa de permitir, e incluso fomentar, un entorno de impunidad y negligencia. Como respuesta a la presión popular, el gobernador de Wasit, Mohammed al-Miyahi, presentó su renuncia, afirmando que lo hacía “en honor de la sangre de los mártires”. Pero para muchas familias, las palabras no son suficientes. Exigen justicia.
¿Qué ocurrió realmente en el centro comercial de Kut?
El fuego consumió el edificio rápidamente, atrapando a decenas de personas en el interior. Testigos presenciales relatan que las salidas de emergencia eran prácticamente inexistentes y que las instalaciones carecían de un sistema mínimamente funcional contra incendios.
Sigue sin estar del todo claro cómo se originó el fuego, aunque varios reportes apuntan a un cortocircuito o a una mala instalación eléctrica. El propio gobernador saliente reconoció en declaraciones anteriores que tanto el propietario del edificio como el operador del centro comercial habían ignorado múltiples advertencias de las autoridades sobre la necesidad de implementar medidas básicas de seguridad contra incendios.
Un patrón de tragedias repetidas
Este no es un caso aislado. En Irak, incendios mortales en instalaciones públicas son relativamente frecuentes. En 2021, una tragedia similar en un hospital en la ciudad de Nasiriyah acabó con la vida de entre 60 y 92 personas. La causa: revestimientos inflamables y construcción defectuosa. En 2023, más de 100 personas murieron en otra terrible catástrofe en una sala de bodas tras un estallido de pirotecnia que incendió los paneles del techo.
En una rueda de prensa tras el incendio en Kut, el presidente del Parlamento iraquí, Mahmoud al-Mashhadani, exigió al primer ministro Mohammed Shia al-Sudani la destitución inmediata de al-Miyahi, citando “una secuencia de irresponsabilidades y actos de omisión imperdonables”.
Mientras tanto, el Consejo Provincial de Wasit eligió a un nuevo gobernador, Hadi Majid Kazzar, con la misión urgente de restaurar la confianza pública. Pero ¿acaso un cambio de nombres será suficiente para frenar esta cadena de tragedias?
El problema de fondo: corrupción estructural
Para muchos analistas, el verdadero incendio en Irak es uno político y sistémico. El país lleva años enfrentando lo que Transparency International califica como una “corrupción endémica”. Irak ocupó el puesto 157 de 180 países en el Índice de Percepción de la Corrupción en 2023.
La combinación de una burocracia lenta, contratos millonarios repartidos entre amigos del poder y una débil supervisión institucional ha ocasionado un desastre tras otro. “En Irak, ningún permiso de construcción se otorga sin una comisión, y ningún estándar de seguridad se respeta sin sobornos”, asegura Hassan Jaber, profesor de administración pública de la Universidad de Bagdad.
Las voces de los sobrevivientes
Muchos ciudadanos han salido a las calles a protestar. Videos compartidos en redes sociales muestran a familiares de las víctimas llorando frente a las ruinas carbonizadas del centro comercial. Uno de ellos, Ali Jawad, perdió a su esposa e hija en el incendio. “Solo salieron a comprar ropa para el Eid. El edificio ardió como si estuviera hecho de gasolina”, gritó en letras que desgarran el alma.
Las protestas espontáneas se extendieron en otras ciudades del sur de Irak, como Amara y Diwaniya, donde la ciudadanía también teme que infraestructuras similares puedan convertirse en trampas mortales.
El arma de doble filo de la reconstrucción post-guerra
Desde la caída del régimen de Saddam Hussein en 2003, Irak ha estado inmerso en una serie de esfuerzos de reconstrucción. Mucho del financiamiento externo —especialmente estadounidense— fue destinado para proyectos de infraestructura e instituciones públicas. Sin embargo, gran parte de esos fondos se esfumaron en contratos oscuros.
En algunos casos, los proyectos fueron terminados con materiales de baja calidad para maximizar las ganancias, sin las inspecciones debidas. Un informe del Ministerio de Planificación indicó que más del 30% de los edificios públicos construidos entre 2003 y 2018 presentan riesgos estructurales.
Según Ahmed al-Mousawi, experto en infraestructura urbana, “el caso del centro comercial de Kut es simplemente el más reciente de una larga serie. El problema es que cientos de otros edificios están igual de expuestos, incluso escuelas y hospitales”.
¿Qué viene ahora?
El nuevo gobernador de Wasit se comprometió a realizar una auditoría completa de los permisos de construcción en la provincia y a exigir responsabilidad penal a quienes resulten responsables de emitir autorizaciones ilegales o ignorar alertas de seguridad.
Además, el primer ministro ha instruido al cuerpo de ingenieros del gobierno central a realizar inspecciones aleatorias en lugares públicos en todo Irak. Pero, tal como comentó el periodista Saif Habib en Al-Jazeera, “la pregunta sigue siendo si la voluntad política realmente está ahí o si esto será otro ejemplo de declaraciones vacías hasta que la siguiente tragedia ocurra".
Incendios que reflejan una nación en crisis
El incendio de Kut es tanto literal como simbólico. Nos habla de una nación que sigue siendo devorada por llamas invisibles: la impunidad, la corrupción y una apatía institucional que minimiza la importancia de la vida humana.
En un país en el que los ciudadanos han aprendido a dudar de todo lo oficial, los escombros humeantes no solo son ruinas físicas, sino una metáfora del contrato social roto. Mientras las familias entierran a sus muertos, Irak enfrenta un nuevo dilema: mirar hacia otro lado o, por fin, encarar el fuego que lleva ardiendo desde hace tiempo entre sus instituciones.
Foto principal: Un guardia de seguridad iraquí observa los restos en llamas del centro comercial de Kut, el 17 de julio de 2025.