Ucrania entre la guerra y la indignación: Protestas contra la reforma anticorrupción de Zelenskyy

En plena ofensiva rusa y con Europa vigilante, Zelenskyy enfrenta movilizaciones históricas por una ley que debilita las instituciones anticorrupción

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Una protesta que marca un antes y un después

Desde hace tres días, miles de ucranianos se han volcado a las calles en Kiev y otras ciudades para protestar contra una nueva ley firmada por el presidente Volodymyr Zelenskyy que ha generado un profundo malestar tanto dentro como fuera del país. La norma, según expertos y activistas, debilita la independencia de dos de los organismos clave en la lucha contra la corrupción, en un país donde esa batalla está íntimamente ligada a su futuro europeo y su resistencia ante la invasión rusa.

"No estamos aquí contra nuestro ejército ni nuestra nación. Estamos aquí porque queremos una Ucrania limpia, justa y europea", declaraba Natalia, una joven manifestante en la Plaza Maidan de Kiev, donde se han concentrado cientos de personas diariamente.

El corazón del problema: ¿qué dice la ley?

La controversia gira en torno a una legislación adoptada esta semana que incrementa la supervisión del gobierno sobre la Oficina Nacional Anticorrupción de Ucrania (NABU) y la Agencia Nacional para la Prevención de la Corrupción (NAPC). Según el nuevo marco, el nombramiento de líderes en estas agencias queda ahora bajo mayor control del Ejecutivo, a través del Gabinete de Ministros, generando temores sobre su autonomía.

"Es un paso hacia el autoritarismo suave. Zelenskyy no está disolviendo instituciones, pero sí tratando de controlarlas desde adentro", señalaba Daria Kaleniuk, directora ejecutiva del Centro Anticorrupción de Ucrania, uno de los principales grupos ciudadanos de vigilancia pública.

La respuesta de Zelenskyy: ¿basta la promesa de una nueva ley?

Ante la presión callejera y las críticas de la Unión Europea, organizaciones internacionales como Transparency International, y agencias gubernamentales extranjeras, Zelenskyy intentó calmar las aguas. En su discurso nocturno del miércoles, aseguró: "Todas las normas para la independencia de las instituciones anticorrupción estarán contempladas en la legislación futura que presentaremos pronto".

No obstante, no se comprometió a derogar la ley recién aprobada, lo cual aumentó el escepticismo. "Una promesa legislativa no borra un hecho consumado. El daño institucional ya está hecho si no revierte esta reforma", apuntó el analista político ucraniano Volodymyr Fesenko.

Reacción internacional: Bruselas y Washington miran con lupa

La normativa no ha pasado desapercibida en Bruselas ni en Washington. Miembros del Parlamento Europeo han advertido que cualquier retroceso comprometido en la lucha contra la corrupción podría afectar seriamente el proceso de adhesión de Ucrania a la UE, en fase de negociación.

"Estamos extremadamente preocupados por esta nueva ley. Ucrania ha mostrado avances enormes en justicia y transparencia, pero esta medida es un paso hacia atrás", escribió Viola von Cramon, eurodiputada alemana, en su cuenta de X.

Mientras tanto, el Departamento de Estado de EE.UU., que apenas en abril aprobó ventas militares a Ucrania por 322 millones de dólares, ha expresado "preocupación considerable" y exigido salvaguardas efectivas para la independencia institucional.

Batalla en múltiples frentes: una guerra mientras rugen las calles

Estas protestas se producen en un momento crítico de la guerra. Las tropas rusas continúan sus ofensivas, en particular en Kharkiv, donde esta semana cayeron dos bombas planeadoras rusas dejando al menos 16 heridos, entre ellos una niña de 10 años. Ciudades como Odesa y Cherkasy también han sufrido bombarderos y ataques de drones.

Ucrania, a pesar de la debilidad evidente en recursos, ha intensificado el uso de drones de largo alcance fabricados localmente. Uno de los más recientes ataques alcanzó la ciudad rusa de Sochi, causando dos muertos y once heridos.

"La presión sobre Zelenskyy es máxima tanto en el frente militar como en el frente político interno. Está en una posición que requiere decisiones impopulares, pero trascendentales", opinaba el periodista militar Mykhailo Koval.

¿Recuerdos del pasado? El fantasma del Euromaidán

Las protestas tienen una resonancia simbólica con el Euromaidán de 2013-2014, cuando millones de ucranianos salieron a la calle precisamente para exigir transparencia, reformas democráticas y un acercamiento a Europa. "Es como una explosión emocional postergada. Durante más de dos años hemos aguantado por la guerra, pero esta ley fue la gota que colmó el vaso", dice el sociólogo Andriy Bychenko.

Sin embargo, a diferencia de aquel movimiento que acabó con la caída del presidente Viktor Yanukovych, las protestas actuales no exigen la renuncia de Zelenskyy. Al contrario, muchos manifestantes aclaran que todavía lo consideran un líder legítimo y valiente en tiempos de guerra. "Pero eso no significa que pueda hacer lo que quiera. Lo elegimos para liderar con ejemplo, no con decretos que socavan lo que tanto luchamos por construir", concluye la activista estudiantil Iryna Katrych.

La paradoja del poder en tiempos de guerra

El equilibro entre seguridad, eficiencia y democracia ha sido tema de debate constante en contextos bélicos. En la historia reciente, pocos países en conflicto han logrado sostener instituciones fuertes y transparentes. Ucrania ha tratado de ser la excepción, pero este episodio parece revelar una fisura importante.

"Uno no puede proteger la democracia sacrificando sus pilares. La independencia judicial no es un lujo de la paz, es una necesidad de la guerra, porque garantiza que quienes luchamos por la libertad no terminemos pareciéndonos a nuestros agresores", advirtió desde Ginebra Agnes Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.

¿Y ahora qué?

La velocidad con la que parece transformarse el conflicto ucraniano en un debate también sobre gobernanza interna, capacidad institucional y rendición de cuentas, plantea nuevos desafíos para Zelenskyy. Si bien ha prometido reparar el daño mediante nuevas leyes, el verdadero test será el cumplimiento efectivo de esas promesas.

La ciudadanía ucraniana, curtida por años de lucha y sacrificio, ya ha demostrado una y otra vez que no está dispuesta a ceder terreno en su lucha por una Ucrania moderna, libre y justa. Las próximas semanas serán clave para ver si el gobierno logra restablecer la confianza perdida, o si las protestas se transforman en una nueva ola de presión democrática con impacto imprevisible.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press