Apuestas, escándalos y transparencia: la nueva era de vigilancia en el béisbol de las Grandes Ligas

El caso de Emmanuel Clase marca otro capítulo en la lucha de la MLB contra el juego ilegal y plantea dudas sobre el presente y futuro de la integridad en el deporte

Por décadas, el béisbol de las Grandes Ligas ha sido considerado por muchos como el pasatiempo nacional de Estados Unidos. Pero detrás de los jonrones y las atrapadas espectaculares, el deporte ahora enfrenta su propio juego peligroso fuera del diamante: el escándalo de las apuestas deportivas.

La caída de Emmanuel Clase y el impacto en los Guardianes

El reciente caso del lanzador dominicano Emmanuel Clase, quien ha sido puesto en licencia pagada no disciplinaria tras el inicio de una investigación por apuestas deportivas, es solo el último de una serie de episodios que sacuden la credibilidad de la MLB.

Clase, un cerrador de élite y tres veces All-Star, ha sido pieza clave para los Cleveland Guardians en las últimas temporadas. Durante 2023 lideró la liga americana en salvamentos y, hasta su salida temporal en 2025, mantenía un récord de 5-3 con 24 salvamentos en 48 partidos pese a ostentar una efectividad de 3.23, la más alta de su carrera.

El equipo anunció que no se esperan más jugadores o miembros del club involucrados, pero la mancha está hecha. Clase es el segundo lanzador de los Guardians investigado esta temporada, uniéndose a Luis Ortiz, también en licencia pagada hasta el 31 de agosto.

Los detalles de las investigaciones y la tecnología que lo permite

Las investigaciones como la de Ortiz responden al aumento en la vigilancia gracias a las llamadas firmas de integridad en apuestas. Estas empresas analizan miles de datos en tiempo real para detectar patrones sospechosos, como ocurrió en el caso de Ortiz. En dos de sus juegos —el 15 de junio contra Seattle y el 27 de junio frente a St. Louis— se detectaron apuestas atípicas sobre determinados lanzamientos que fueron reportadas inmediatamente a la MLB.

Este tipo de tecnología está transformando la manera en que las ligas analizan el juego desde fuera de las líneas de cal. Plataformas como Sportradar y Genius Sports están a la vanguardia del monitoreo global de apuestas.

Antecedentes: de Shoeless Joe a Tucupita Marcano

El béisbol tiene una larga historia con escándalos de apuestas. Desde el célebre “Black Sox Scandal” de 1919, cuando ocho jugadores de los Medias Blancas de Chicago fueron acusados de haber arreglado la Serie Mundial, hasta casos más recientes como el de Pete Rose, máximo bateador histórico que fue vetado de por vida en 1989 por apostar en partidos cuando era mánager de los Rojos.

Hoy, la MLB enfrenta una amenaza más sutil pero igualmente dañina: las apuestas deportivas legalizadas. Tras el fallo de la Suprema Corte de EE. UU. en 2018 que permitió a cada estado regular las apuestas, el mercado ha explotado. Para 2023, el valor de la industria superaba los 100 mil millones de dólares en Estados Unidos, según la American Gaming Association. Con este crecimiento vienen nuevas tentaciones.

El caso más ejemplarizante de esta nueva era es el de Tucupita Marcano, infielder de los Padres de San Diego, quien recibió una sanción de por vida por realizar 387 apuestas en partidos de Grandes Ligas, por valor de más de $150,000. Cuatro jugadores más recibieron suspensiones de un año, entre ellos Michael Kelly (Athletics) y José Rodríguez (Philadelphia).

¿Qué se permite y qué no en la MLB respecto a las apuestas?

La política de la MLB sobre apuestas es clara, pero parece no ser tan conocida o respetada por todos los jugadores. Está prohibido apostar en partidos de béisbol bajo cualquier circunstancia, incluso si el apostante no tiene influencia directa sobre el resultado.

Fuera de eso, los jugadores pueden realizar apuestas deportivas legales en otros deportes, siempre y cuando no compartan información privilegiada o actúen como intermediarios para terceros, algo que llevó al despido del umpire Pat Hoberg por ceder su cuenta de apuestas a otra persona y borrar mensajes relevantes para la pesquisa de la liga.

¿Está la MLB perdiendo el control?

La pregunta inquietante es si la MLB puede verdaderamente mantener la integridad del deporte ante el tsunami de apuestas legales. El comisionado Rob Manfred ha dicho que el desafío no es prohibir las apuestas, sino gestionarlas y proteger el juego.

“No hay forma de poner el genio de nuevo en la botella”, dijo Manfred en una conferencia en 2022. “Debemos asegurarnos de que nuestras políticas evolucionen con el mercado.”

Pero con más de 30 estados ofreciendo apuestas legales y una audiencia joven hiperconectada, la tentación sigue creciendo. Las casas de apuestas ofrecen beneficios, patrocinan equipos y hasta estadios. En ese mismo entorno, los peloteros deben luchar por mantener el profesionalismo.

Reacciones y reputación: lo que se pierde más allá del terreno

Aunque jugadores como Emmanuel Clase no han sido hallados culpables, el solo hecho de estar implicados daña gravemente sus carreras. En una liga donde los contratos multimillonarios se construyen también con imagen y patrocinio, la sospecha puede costar más que una suspensión.

Además, para los fanáticos, el componente ético es vital. Un juego manipulado, o sospechado como tal, destruye la narrativa emocional del deporte y rompe la conexión con el espectador. Eso se vio claramente en el desplome del interés en deportes como el ciclismo tras el escándalo de dopaje de Lance Armstrong o el boxeo cuando las decisiones arbitrales eran sospechosas.

¿Qué sigue? Transparencia, educación y control

La solución a largo plazo para MLB pasa por tres vías:

  • Educación más estricta: capacitaciones obligatorias efectivas en ligas menores y mayores sobre los riesgos y consecuencias de participar en apuestas ilegales.
  • Mayor transparencia: publicar de forma más clara y oportuna los avances y sanciones relacionados con las investigaciones de apuestas.
  • Monitoreo técnico activo: reforzar alianzas con firmas tecnológicas de integridad que permitan detectar anomalías en tiempo real.

El comisionado Manfred ha iniciado reformas en este sentido, pero con el auge de las apuestas y la creciente integración de estas con contenidos digitales, el partido aún está lejos de terminar.

Frente a este escenario, el caso Emmanuel Clase debe ser una oportunidad para reflexionar en torno al futuro ético del deporte. Como dijo una vez Jackie Robinson, “una vida no vale nada, excepto cuando tiene un impacto positivo en otras vidas”. El béisbol debe abrazar ese legado también desde sus oficinas.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press