El centro de datos de IA en Wyoming: ¿Futuro tecnológico o dilema energético?
Un megaproyecto promete convertir a Cheyenne en una capital digital, pero plantea preguntas sobre energía, medio ambiente y escalabilidad
Wyoming, el nuevo epicentro del procesamiento de datos
En una movida que cambiará radicalmente el panorama energético y tecnológico de Estados Unidos, la ciudad de Cheyenne, en Wyoming, se prepara para acoger un centro de datos de inteligencia artificial (IA) que iniciará operaciones utilizando 1,8 gigavatios de electricidad, con capacidad para escalar hasta 10.
Para poner esto en contexto: un gigavatio puede alimentar a un millón de hogares. Wyoming tiene aproximadamente 590,000 habitantes, es decir, menos personas que casas *equivalentes* a la energía que este centro consumirá. El proyecto, presentado como una colaboración entre Tallgrass Energy y Crusoe Energy, promete catapultar a Cheyenne al foco del ecosistema digital global.
¿Qué hace de Wyoming un paraíso para los centros de datos?
- Clima frío: ideal para mantener refrigerados los servidores sin gastar fortunas en sistemas de enfriamiento.
- Electricidad barata: Wyoming es uno de los mayores productores de energía, especialmente gracias al carbón, el petróleo y el gas natural.
- Terrenos amplios: sitios disponibles a bajo costo cerca de zonas interconectadas.
La ciudad ya albergaba desde 2012 centros de datos de Microsoft y está finalizando uno de Meta (Facebook), valorado en 800 millones de dólares.
Escenarios energéticos: ¿Estamos preparados?
Según la Administración de Información de Energía de EE. UU. (EIA), Wyoming produce unas 12 veces más energía de la que consume. Gran parte de esta se exporta. Pero este nuevo centro será tan demandante que tendrá su propia infraestructura energética basada en una combinación de gas natural y fuentes renovables.
El gobernador Mark Gordon se refirió al proyecto como “emocionante y un impulso para la industria local del gas natural”. No obstante, las implicaciones en el consumo futuro y el impacto en las tarifas eléctricas para los ciudadanos están por verse. Expertos advierten que los usuarios finales podrían ver sus facturas aumentar a medida que las compañías eléctricas adaptan sus redes y planes a estos gigantes tecnológicos.
¿El lado oscuro del procesamiento de IA?
Detrás de ChatGPT, DALL·E, Gemini, Midjourney y otras herramientas de IA, existen centros de datos tan poderosos como costosos en términos de energía. Las herramientas generativas de IA no operan en el aire: requieren infraestructura física masiva para funcionar.
Por ejemplo, OpenAI, desarrolladora de ChatGPT, ha estado construyendo grandes centros con capacidad para más de 5 gigavatios en Texas, en colaboración con Oracle. Chris Lehane, director de asuntos globales de OpenAI, afirmó que “el campus en Abilene, Texas, es probablemente el centro de datos más grande del mundo”.
¿Y si no es OpenAI, quién ocupará el nuevo centro?
Andrew Schmitt, vocero de Crusoe Energy, no confirmó que OpenAI sea el arrendatario del nuevo centro en Cheyenne. Sin embargo, teniendo en cuenta los planes de expansión de la empresa de Sam Altman, los rumores se intensifican. Lo cierto es que el centro será lo suficientemente grande como para albergar a varios gigantes tecnológicos.
Impacto económico inmediato para Cheyenne
El alcalde Patrick Collins declaró que este proyecto es “un cambio de juego” para la ciudad. La construcción atraerá a miles de trabajadores, ingenieros y profesionales, y requerirá apoyo logístico, transporte, alojamiento y servicios.
Estamos ante una nueva fiebre del oro digital. Pero con ella viene una escalada en el costo de vida, gentrificación y desafíos de urbanismo que pueden ser tan disruptivos como las ventajas económicas que promete traer.
Repensando el costo climático y ético
Los centros de datos generan una huella de carbono significativa. Aunque muchas empresas, como Microsoft o Google, han prometido que sus centros funcionarán con energía 100% renovable, la transición no es instantánea ni perfecta.
Organizaciones como Greenpeace han denunciado que las cifras oficiales a menudo esconden las emisiones indirectas atribuidas a estas instalaciones, como la construcción de la infraestructura o el transporte de materiales.
Según un informe del International Energy Agency de 2023, los centros de datos y las redes representan alrededor del 1-1.5% de la demanda eléctrica global, y ese número podría duplicarse a medida que la IA y el streaming sigan creciendo.
El dilema: ¿progreso o precipicio?
Las promesas de empleo, innovación y crecimiento económico son tentadoras, sobre todo en estados con población y economías limitadas como Wyoming. Sin embargo, esto plantea una tensión entre el progreso tecnológico y nuestros valores ecológicos.
¿Queremos beneficio económico inmediato a costa del equilibrio medioambiental y energético? ¿Estamos dispuestos a redefinir comunidades pacíficas para convertirlas en zonas industriales digitales?
El auge de los "pueblos-silicio"
Wyoming no es único. Ciudades como Prineville (Oregón), The Dalles (Oregón), y Des Moines (Iowa) se han convertido en nodos tecnológicos por el mismo motivo: su bajo costo energético y terrenos disponibles. Las consecuencias, sin embargo, han variado ampliamente: en algunos casos, la inversión en infraestructura ha elevado la calidad de vida. En otros, ha elevado el coste del agua, la electricidad y la vivienda sin ofrecer empleos suficientes a largo plazo.
¿Y si una crisis energética cambia las reglas del juego?
Un aspecto que a menudo se pasa por alto es la resiliencia. ¿Qué ocurre si enfrentamos una crisis energética o un apagón masivo? ¿Cómo garantizan las empresas como Crusoe o OpenAI que sus operaciones no amenacen al resto de los consumidores?
Una fuente dentro del sector energético confirmó que estos grandes centros muchas veces reciben trato prioritario, concesiones fiscales y subsidios, lo cual puede generar aún más desigualdad sistémica.
¿Regular para proteger o para frenar?
Finalmente, se abre un debate clave para los gobiernos locales y estatales: ¿deberían imponer límites al consumo energético de estas instalaciones? ¿Deberían las ciudades recibir compensaciones o exigir inversiones equivalentes en infraestructura social (escuelas, hospitales, transporte)?
La alcaldía de Cheyenne no ha anunciado todavía una mesa de diálogo con la ciudadanía. Una omisión polémica, si consideramos la escala del proyecto.
¿Es este el Stargate definitivo?
El proyecto Stargate de OpenAI busca construir una red masiva de centros de datos ultraeficientes que redefinan cómo procesamos la inteligencia artificial. Aunque no confirmado, el diseño operativo del centro en Wyoming coincide sospechosamente con los parámetros técnicos y estratégicos del proyecto Stargate.
¿Será Cheyenne el nuevo centro gravitacional del pensamiento automatizado? ¿El lugar donde literalmente se construya la mente de la próxima generación de humanos digitales?
La carrera apenas comienza
Mientras el mundo proyecta una digitalización acelerada y los países buscan su lugar en esta nueva revolución industrial algorítmica, estados como Wyoming tienen la oportunidad de liderar o de perderse entre los datos.
Nadie sabe con certeza cuánto durará la actual fiebre de los centros de datos. Pero lo que es seguro es que el código binario ha llegado al corazón de las Grandes Llanuras con más aire de conquista que de colaboración.