El futuro incierto de la energía solar en Maine: ¿avance o retroceso?
Una nueva ley estatal modifica radicalmente los incentivos solares y pone bajo amenaza el liderazgo climático de Maine
Un éxito que desbordó expectativas… y presupuestos
Desde su implementación en 2019, el programa Net Energy Billing (NEB) de Maine fue considerado un ejemplo a seguir en cuanto a impulso para energías renovables a escala local. En apenas cinco años, los proyectos conectados a través de este sistema han superado los 1.000 megavatios de capacidad instalada, superando con holgura la meta inicial de 750 MW. No obstante, este rápido crecimiento despertó preocupaciones: el costo del programa para los consumidores.
Según cifras del gobierno estatal, los contribuyentes de Maine subvencionaron el desarrollo solar en más de $200 millones anuales, lo que comenzó a generar dudas sobre la sostenibilidad del proyecto bajo su estructura original.
L.D. 1777: una ley con muchas caras
En respuesta a las crecientes críticas, la legislatura de Maine aprobó en junio la Ley L.D. 1777. Esta nueva legislación —presentada por la demócrata Sophia Warren y respaldada por la gobernadora Janet Mills— busca modificar estructuralmente el modelo NEB, con la promesa de proteger a los consumidores frente al aumento de tarifas eléctricas.
Sus elementos clave incluyen:
- Un nuevo esquema de pagos por créditos para clientes no residenciales en el programa de tarifas NEB, con incrementos anuales de solo el 2.25%.
- Cuotas mensuales por kilovatio para proyectos solares comunitarios de entre 1 a 5 MW, a partir de 2025 (por ejemplo: $2,800 para proyectos de 1 MW y hasta $30,000 para los de 5 MW).
- Aplicación retroactiva a proyectos ya en operación o construcción.
Según la Oficina del Defensor Público de Maine, los nuevos términos podrían significar una reducción del 20% en pagos a proyectos existentes y representar una economía de unos $61 millones anuales durante los próximos 16 años para los habitantes.
¿Justicia para los consumidores o puñalada al sector?
Si bien varios actores políticos y ciudadanos aplaudieron la reforma, las empresas solares locales y nacionales reaccionaron con alarma. Eliza Donoghue, directora ejecutiva de la Maine Renewable Energy Association (MREA), calificó la ley como "un error estratégico colosal".
“Esta ley transmite a los inversores el mensaje de que Maine es un entorno regulatoriamente inestable”, afirmó Donoghue al Maine Monitor. “Ya muchas compañías me han confirmado que cancelarán proyectos futuros en el estado.”
La firma Nexamp, con decenas de proyectos en Maine, denunció explícitamente una “ruptura de confianza económica” por los cambios retroactivos, que afectarían negativamente su portafolio local.
Impacto en la ruta hacia 2040
Maine se ha fijado la ambiciosa meta de lograr electricidad 100% limpia para 2040. Pero quienes están en la trinchera del desarrollo renovable ahora dudan de que el estado logre alcanzarla. “Con este nuevo marco legal y los recortes federales de Trump, reducir las emisiones para 2040 será excepcionalmente difícil”, señaló Donoghue.
Reforma federal: el golpe final
A los efectos inmediatos de L.D. 1777 se suma la reciente “Big, Beautiful Budget Bill” promovida por Republicanos en el Congreso de EE. UU., firmada por Donald Trump. Esta legislación incluye:
- Eliminación de créditos fiscales federales para proyectos solares/renovables a partir de finales de 2025.
- Fin de incentivos para mejoras de eficiencia energética en hogares (bombas de calor, aislamiento, paneles solares).
La aprobación de esta ley federal coincidió prácticamente con la implementación local de L.D. 1777, dejando a Maine en una posición vulnerable desde ambos frentes.
¿Qué piensa el consumidor?
Según sondeos de Maine Public y organizaciones locales como Environment Maine, el apoyo a las energías renovables sigue siendo fuerte, pero la ansiedad por las tarifas eléctricas también va en aumento. El 65% de los encuestados apoyaron revisar los incentivos, siempre que no disminuya la inversión en energías limpias.
“No podemos permitir que el alza en las facturas socave el apoyo público a las renovables”, indicó Heather Sanborn, la Defensora Pública de Maine. “La nueva ley representa un enfoque más responsable para encontrar ese equilibrio.”
Empresarios en retirada
La directora regional noreste de la Coalition for Community Solar Access, Kate Daniel, resumió el sentimiento dentro del mercado: “El peor mensaje que Maine podía enviar al mundo era este. Estamos viendo cómo los inversores llevan sus fondos a lugares con más certeza normativa como Nueva York, Massachusetts o incluso los estados del medio oeste.”
¿Realismo o traición ecológica?
La aprobación de L.D. 1777 también ha encendido un debate ideológico. Algunos la celebran como ajuste sensato, otros la denuncian como ejemplo del “síndrome del éxito” aplicado a la política pública: cuando una iniciativa funciona tan bien que genera miedo político y termina neutralizada.
Para algunos defensores del clima, la ley es muestra de la falta de visión a largo plazo de ciertos legisladores. “¿Queremos liderar la transición energética o queremos balancear los libros a corto plazo?”, es la pregunta que sobrevuela el Capitolio estatal.
Camino incierto para 2025 y más allá
Con el panorama actual, el sector solar en Maine enfrenta múltiples retos:
- Financiamiento más caro y limitado.
- Menor confianza en el marco jurídico.
- Recortes federales que se avecinan en 2025.
Más allá del debate técnico, Maine debe decidir si desea seguir siendo líder en energías limpias o convertirse en un ejemplo de cómo las políticas bien intencionadas pueden terminar siendo víctimas de su propio éxito.