Gaza entre el hambre y la política: Trump cambia de tono ante imágenes desgarradoras
El expresidente estadounidense pide acción humanitaria urgente en Gaza y se distancia por primera vez del enfoque de Netanyahu
Gaza en crisis: El hambre como consecuencia tangencial del conflicto
“Basado en lo que veo en televisión, esos niños lucen muy hambrientos.” Esa frase de Donald Trump, expresada durante su visita a Escocia, resume el nuevo giro discursivo del exmandatario estadounidense sobre la situación en Gaza. El cambio de tono evidencia no solo la magnitud del desastre humanitario sino también una ruptura, poco habitual, entre Trump y uno de sus más cercanos aliados internacionales: el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
Por primera vez, Trump pareció criticar abiertamente la postura de Israel ante el clamor internacional por más ayuda humanitaria en la Franja de Gaza. Netanyahu había sostenido en días previos que “no hay una política de hambre en Gaza”, un comentario duramente refutado por el creciente número de imágenes y reportes de niños desnutridos, colas para conseguir pan, y familias sobreviviendo con una comida al día.
Imágenes que conmueven y transforman posturas políticas
Desde el inicio de la guerra entre Israel y Hamás en octubre de 2023, más de 37,000 palestinos han muerto según cifras del Ministerio de Salud de Gaza, y la mayoría son mujeres y niños. Aunque Estados Unidos ha seguido apoyando militarmente a Israel, el aspecto humanitario ha comenzado a pesar más en el discurso público, especialmente con la cobertura intensificada de medios internacionales.
Trump, al ver las imágenes y ante preguntas de la prensa, reconoció: “Quiero que ellos (los israelíes) se aseguren de que reciban la comida. Quiero asegurarme de que reciban la comida”. Detrás del lenguaje simple, hay un reconocimiento tácito de un fracaso en la provisión de asistencia humanitaria y una presión creciente sobre Israel para que permita el acceso total a ayuda.
Airdrops y pausas humanitarias: ¿suficientes?
Ante la presión internacional —que incluye llamados de la ONU, Cruz Roja y múltiples gobiernos árabes y europeos— el ejército israelí comenzó recientemente con lanzamientos aéreos de comida, así como pausas humanitarias de 10 horas diarias en tres zonas específicas de Gaza.
Sin embargo, organizaciones como el Programa Mundial de Alimentos (PMA) sostienen que esas medidas son insuficientes. En su informe de mayo, el PMA señaló que más del 90% de los habitantes de Gaza enfrentan hambre extrema. Además, advierten que los lanzamientos aéreos tienen altos márgenes de pérdida y pueden causar caos si no hay estructuras de reparto organizadas.
Trump promete centros de alimentación... sin detalles
En su intervención, Trump anunció que Estados Unidos estaría preparando la creación de centros de distribución de alimentos en Gaza, aunque no ofreció detalles, ni fecha, ni coordinación con organismos internacionales.
Esta propuesta ha generado escepticismo entre analistas y diplomáticos. “Es difícil tomar en serio una promesa tan vaga en medio de una campaña electoral y sin el apoyo explícito del Congreso o la Casa Blanca actual”, señaló el analista político Nathan Cohen para Al-Monitor.
Egipto, la voz regional que clama por una solución
El presidente egipcio Abdel Fattah el-Sissi sumó presión directa a Estados Unidos. En un discurso televisado, el mandatario árabe rogó a Trump encabezar los esfuerzos para poner fin a la guerra: “Usted tiene el poder de detener esta guerra, entregar la ayuda y acabar con este sufrimiento”.
Egipto es un actor relevante no solo por compartir frontera con Gaza, sino por ser uno de los principales interlocutores en las intermitentes negociaciones de tregua. El ingreso de camiones con ayuda humanitaria desde el cruce de Rafah ha sido, muchas veces, obstaculizado por razones militares y logísticas.
Israel entre prioridades militares y presión humanitaria
Netanyahu insiste en que la ayuda humanitaria no es limitada por decisión política, sino por “el riesgo de que Hamás robe los suministros”. Trump, al ser consultado sobre esto, admitió: “Hamás ha robado comida y ayuda”, aunque también subrayó que “Israel tiene mucha responsabilidad”.
Actualmente, todavía hay cerca de 20 rehenes israelíes bajo poder de Hamás, lo que añade complejidad a cualquier cese del fuego prolongado. “Se debe equilibrar la seguridad con lo humanitario”, comentó Trump, aunque rápidamente cambió el tema hacia Irán, uno de sus temas favoritos ante audiencias conservadoras.
Starmer endurece su postura: Reino Unido se suma al clamor
Durante su encuentro con Trump en Escocia, el primer ministro británico Keir Starmer fue más directo. “La situación es desesperada y creo que la gente en el Reino Unido está asqueada con lo que ve en sus pantallas”, dijo.
Starmer y su Partido Laborista enfrentan presión interna para reconocer oficialmente al Estado palestino, medida que Francia ya tomó. Sin embargo, el primer ministro señala que dicho reconocimiento debe ser parte de un marco más amplio hacia una solución de dos Estados.
Trump, por su parte, evitó emitir una posición firme. “No voy a tomar una postura”, dijo, en un claro contraste con su retórica de años anteriores cuando promovía su denominado “acuerdo del siglo”.
¿Cambio real o táctica política?
Aunque sus críticos lo ven como oportunismo político en el marco de su campaña presidencial para 2024, el giro de Trump sobre Gaza también ilustra el poder de las imágenes frente a los discursos.
No es la primera vez que Trump reacciona emotivamente tras ver noticias. En 2017, después de un ataque químico en Siria, ordenó el bombardeo de una base aérea siria alegando haber visto videos de niños asfixiados. “Fue hermoso, fue una acción bella”, dijo en ese entonces sobre los misiles lanzados.
Es posible que su reciente sensibilidad responda a una intención de ganar apoyo entre una base de votantes evangélicos más crítica con la situación humanitaria o simplemente una jugada calculada que le permita diferenciarse del actual presidente Biden, quien ha mantenido un respaldo más firme hacia Netanyahu.
Gaza como punto de inflexión global
Lo que parece claro es que Gaza, y el drama humanitario allí, se ha convertido en un nuevo eje de debate geopolítico. La Asamblea General de la ONU organiza reuniones para avanzar en una solución de dos Estados, pero ni Israel ni Estados Unidos han mostrado voluntad formal de participar activamente.
Mientras tanto, la población de Gaza sigue atrapada entre hostilidades, con menos de 300,000 litros diarios de agua potable para más de 2 millones de personas y un sistema hospitalario colapsado tras más de 21 meses de conflicto.
Las declaraciones de Trump marcan, al menos en el discurso, una reacción a la presión moral global y la visibilidad mediática del sufrimiento en Gaza. Falta ver si serán seguidas por acciones concretas, o si se trata tan solo de palabras al viento en plena temporada electoral.