Roy Cooper salta al ruedo por el Senado: ¿la última esperanza de los demócratas en Carolina del Norte?
Con una trayectoria política que abarca cuatro décadas, el exgobernador demócrata se lanza a una de las contiendas más reñidas de 2026
Una figura consolidada en la política estatal
Roy Cooper, exgobernador demócrata de Carolina del Norte, ha anunciado oficialmente su candidatura al Senado de Estados Unidos para las elecciones de 2026. La noticia fue confirmada el lunes a través de un video publicado en redes sociales y en su sitio web de campaña.
Con 68 años y una carrera política que se remonta a casi cuatro décadas, Cooper ha ocupado puestos clave en su estado, incluyendo 16 años como Fiscal General antes de ser elegido gobernador en 2016 y reelegido en 2020. Su historial de éxito en un territorio políticamente dividido lo convierte en una carta fuerte para los demócratas nacionales en un ciclo electoral particularmente desafiante.
El panorama electoral en 2026: un camino cuesta arriba para los demócratas
La carrera por el Senado en 2026 promete ser una prueba de fuego para el Partido Demócrata. Para recuperar el control de la cámara alta, el partido necesita ganar al menos cuatro escaños, una tarea complicada debido a que muchos de los puestos en juego están en estados donde Donald Trump obtuvo amplias victorias en 2020.
En este contexto, la jubilación del senador republicano Thom Tillis representa una oportunidad crítica. Tillis, que ha representado a Carolina del Norte desde 2015, anunció en junio que no buscará la reelección, abriendo un escaño potencialmente volátil en un estado que Trump ganó por apenas tres puntos porcentuales.
El respaldo de Trump y el rival republicano
Del lado republicano, el panorama también empieza a definirse. Se espera que Michael Whatley, presidente del Comité Nacional Republicano (RNC, por sus siglas en inglés) y exlíder del Partido Republicano en Carolina del Norte, aspire al puesto con el respaldo expreso del expresidente Donald Trump. "Mike sería un senador increíble para Carolina del Norte", publicó Trump en su red Truth Social.
La decisión de Whatley vino después de que Lara Trump, nuera del expresidente y considerada por muchos como su heredera política natural en el estado, descartara su participación en la contienda. Esto deja a Whatley como favorito dentro del ala trumpista para la nominación republicana.
Un equilibrio delicado entre moderación y progresismo
Roy Cooper ha navegado durante años las aguas de una política estatal polarizada. Durante sus dos mandatos como gobernador, enfrentó mayorías republicanas en la legislatura estatal y en tribunales de apelación, lo que no le impidió impulsar leyes significativas como la expansión del Medicaid —uno de sus logros más celebrados— y la aprobación de legislaciones ambientales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Sin embargo, también sufrió derrotas notables, como la expansión de vales escolares para instituciones privadas y restricciones más severas a los derechos reproductivos. Aun así, su estilo de liderazgo, marcado por la disposición al consenso y una postura firme frente a medidas consideradas extremas, ha consolidado una imagen de estabilidad y experiencia.
Una figura resiliente: liderazgo en tiempos de crisis
Cooper también ha guiado a Carolina del Norte a través de momentos críticos. Desde el manejo de huracanes como Helene, Matthew y Florence, hasta la gestión de la crisis del COVID-19, su capacidad para tomar decisiones firmes y comunicarse de forma eficaz cimentó su reputación como líder competente.
Su mandato también fue testigo de la controversia nacional del "Bathroom Bill", una ley que prohibía a las personas transgénero usar los baños públicos que se alinearan con su identidad de género. Cooper derogó esta ley al inicio de su mandato, lo que fue visto como un paso hacia la reconciliación y la inclusión.
¿Una campaña nacional en el horizonte?
La figura de Roy Cooper ha ganado visibilidad más allá de Carolina del Norte. En los círculos políticos de Washington se especuló con su posible participación como compañero de fórmula de Kamala Harris en las presidenciales de 2024, algo que él declinó calificar como "el momento adecuado". Aun así, muchos lo ven como una voz centrista que puede resonar en todo el país.
Cooper tampoco ha permanecido inactivo tras dejar el gobierno estatal. Esta primavera pasada, se dedicó a la docencia en la Universidad de Harvard, lo que podría considerarse tanto un respiro como una preparación para su siguiente etapa política.
Un estado en disputa: ¿pueden los demócratas ganar de nuevo?
Carolina del Norte ha sido históricamente difícil para los demócratas a nivel federal. El último senador demócrata elegido allí fue Kay Hagan en 2008. El peso del electorado independiente, que suele inclinarse por los republicanos en elecciones federales, hace de cada contienda alguna que requiere recursos financieros colosales e iniciativas orgánicas de movilización comunitaria.
Se prevé que en esta carrera senatorial se gasten cientos de millones de dólares en anuncios de televisión y campañas digitales, ya que Carolina del Norte cuenta con múltiples y costosos mercados mediáticos.
Críticas y debilidades: el flanco expuesto
Desde el campo republicano, la candidatura de Cooper no es vista con temor, sino como una oportunidad para contrastar políticas. Lo acusan de apoyar "extremos" como el derecho al aborto sin restricciones y de oponerse a la "libertad educativa" al rechazar vales escolares.
Asimismo, culpan a su administración por sobrecostos en el Departamento de Transporte estatal, demoras prolongadas en la reconstrucción de viviendas tras desastres naturales y decisiones ejecutivas que restringieron la actividad económica durante la pandemia.
"El estado creció económicamente durante su mandato, sí, pero gracias a las políticas de reducción de impuestos implementadas por la Asamblea General liderada por los republicanos", afirman los críticos.
La batalla por el alma de Carolina del Norte
Mientras ambos partidos se preparan para una batalla épica en 2026, queda claro que lo que ocurra en Carolina del Norte será visto como termómetro político nacional. ¿Podrá Roy Cooper romper la racha perdedora de los demócratas en el Senado estatal? ¿Será Michael Whatley, con la bendición de Trump, el rostro definitivo del nuevo GOP?
Más allá del resultado, lo que se decidirá es si aún hay espacio en el espectro político de EE. UU. para liderazgos moderados en tiempos de polarización, o si caeremos –una vez más– en el abismo del partidismo feroz.