¿Abandono institucional? El desastre en Gabriel House y la alarmante fragilidad de los centros de atención asistida en EE.UU.
Entre maltratos, negligencia y tragedias evitables, el incendio mortal en una residencia de ancianos en Massachusetts expone la falta de supervisión en este tipo de instalaciones
Una tragedia con antecedentes: El incendio en Gabriel House
El 13 de julio, un incendio en el centro de atención asistida Gabriel House, ubicado en Fall River, Massachusetts, cobró la vida de 10 residentes. Este ha sido el incendio más mortífero del estado en más de cuatro décadas. Sin embargo, lo que en principio parecía un accidente trágico comenzó a revelar una red de problemas estructurales y negligencias sistemáticas que apuntan a una peligrosa realidad: la fragilidad regulatoria de los centros de atención asistida en Estados Unidos.
Historial turbio: Un pasado marcado por sanciones y denuncias
Gabriel House no es ajeno al escrutinio público. En 2016, perdió temporalmente su certificación estatal durante un mes debido a la falta de respeto y maltrato hacia los residentes. Tal como lo documentan los registros del Executive Office of Aging & Independence, el centro fue encontrado culpable de no tratar a los adultos mayores con "consideración, respeto, dignidad personal y privacidad". La situación involucró a una auxiliar de enfermería certificada que, posteriormente, fue despedida.
Durante esa suspensión, Gabriel House no podía aceptar nuevos residentes y tuvo que presentar un plan correctivo para recuperar su licencia operativa.
Denuncias persistentes a lo largo de una década
Según documentos recientemente divulgados, el centro acumuló al menos dos docenas de denuncias entre 2013 y 2023. Las acusaciones incluyen desde negligencia médica, abuso y explotación financiera, hasta problemas de seguridad ambiental e incidentes de violencia entre residentes.
- Una denuncia de 2015 —presuntamente escrita por un residente— señalaba la presencia de chinches, cucarachas, residentes sobre-medicados y peleas físicas en zonas comunes.
- Otro caso implicaba a un residente atrapado durante horas en un ascensor fuera de servicio que no fue reparado por meses.
- Una denuncia impactante describía a un cocinero como “obsesivo, controlador y abusivo”.
Una de las frases más contundentes extraídas de estos testimonios es: “Es un lugar donde no puedes sentirte seguro por otros pacientes y por el personal corrupto. El personal trata a las personas con mucha crueldad y no muestra respeto por ellos ni por sus necesidades.”
¿Falta de regulación en centros de atención asistida?
Lo ocurrido en Gabriel House sirve como llamado de alerta sobre el escaso escrutinio al que están sometidos los centros de atención asistida en EE.UU., en particular aquellos que alojan a residentes de bajos recursos o con discapacidades.
La gobernadora de Massachusetts, Maura Healey, rehuyó comentar sobre la eficacia de las inspecciones estatales y locales. Sin embargo, informó que una comisión estatal se encuentra actualmente formulando recomendaciones para mejorar estos centros.
No obstante, el incendio y las denuncias pasadas revelan que las herramientas existentes de fiscalización podrían ser insuficientes o ineficaces.
¿Qué ocurre a nivel federal?
A diferencia de los nursing homes —que están sujetos a regulaciones federales a través de los Centers for Medicare & Medicaid Services (CMS)—, los centros de atención asistida operan bajo regulaciones estatales, lo que produce importantes variaciones en estándares, inspecciones y sanciones.
Esto significa que el nivel de supervisión, calidad y control depende en gran medida de la voluntad política y administrativos de cada estado, y en algunos casos, como el de Gabriel House, esa supervisión es laxa o reactiva.
Acción tardía: Renovación de la certificación en 2023
Paradójicamente, la última inspección de cumplimiento en Gabriel House renovó su certificación en diciembre de 2023, apenas siete meses antes de la tragedia. En esa evaluación se detectaron múltiples violaciones reiteradas, especialmente en lo que respecta a la correcta documentación.
Aunque el centro presentó un plan de medidas correctivas, la aprobación final del estado sugiere un proceso más burocrático que verdaderamente riguroso.
Investigación del incendio: causas y consecuencias
Los investigadores indicaron que el incendio fue probablemente no intencional, provocado por el uso indebido de un cigarrillo o una falla eléctrica en una máquina de oxígeno. Sin embargo, el desastre se vio complicado por las condiciones del edificio: un edificio de tres pisos con residentes colgando por las ventanas y pidiendo auxilio.
Esto plantea preguntas cruciales: ¿Estaban los sistemas de alarma contra incendios y evacuación en condiciones adecuadas? ¿Había planes de emergencia eficientes? ¿El personal estaba capacitado para eventos de emergencia?
La respuesta del propietario
Dennis Etzkorn, propietario de Gabriel House, ha evitado hablar con los medios y ha declarado que se está concentrando en ayudar a las familias afectadas y colaborar con la investigación.
Su silencio contrasta tanto con la magnitud de la tragedia como con el historial de su establecimiento, algo que inevitablemente genera desconfianza y frustración entre los familiares de las víctimas y la comunidad.
Una llamada urgente a la reforma
En EE.UU., unos 800,000 adultos mayores viven en centros de atención asistida (NCAL, 2023), muchos de los cuales no desean o no pueden permitirse vivir solos o en hogares de cuidado médico avanzado. De estos residentes, aproximadamente el 40% dependen de Medicaid para cubrir sus gastos de vida y atención básica. Sin embargo, la mayoría de las regulaciones federales se aplican a instituciones de cuidado a largo plazo (nursing homes), dejando a los centros de atención asistida en una especie de vacío regulatorio.
El caso de Gabriel House subraya algo más profundo: el abandono sistemático de una población vulnerable.
¿Qué reformas se están planteando?
La Comisión Estatal de Massachusetts (y otras similares en diversos estados) están considerando:
- Establecer estándares mínimos estatales uniformes de seguridad y cuidado.
- Mejorar los sistemas de inspección y hacerlos públicos.
- Requerir la capacitación continua del personal sobre manejo de emergencias.
- Imponer mecanismos de denuncia más accesibles y efectivos.
Pero más allá de la legislación, es crítica una revisión cultural y ética del sistema. ¿Cómo aseguramos que los adultos mayores vivan en condiciones dignas, seguras y respetuosas?
Una cuestión de dignidad humana
La crisis vista en Massachusetts no debe reducirse a un caso aislado. Según The National Center for Victims of Crime, 1 de cada 6 adultos mayores en centros residenciales ha sufrido algún tipo de abuso, ya sea físico, emocional, sexual o financiero.
No basta con reacciones post mortem. Es necesario un sistema de prevención, fiscalización y sanción permanente y transparente que esté enfocado no sólo en el cumplimiento normativo, sino en el bienestar emocional, físico y psicológico de los residentes.
Como sociedad, debemos dejar de considerar estos espacios como simples repositorios finales de vida y empezar a verlos como lo que deberían ser: comunidades dignas, donde los adultos mayores puedan vivir sus últimos años con respeto, cuidado y humanidad.