Chris Paul regresa a los Clippers: una historia de redención, nostalgia y un último baile por el anillo

Un regreso largamente esperado

Chris Paul ha vuelto. La imagen del veterano base entrando al Intuit Dome, ahora casa de los Clippers de Los Ángeles, fue un momento cargado de simbolismo y emoción. Su nombre iluminando el gigantesco halo board y su número 3 colgando en el vestuario local confirmaban lo que él mismo anheló en silencio durante años: volver a vestir el uniforme de los Clippers.

“Es un poco salvaje, un poco loco, todavía me deja sin palabras”, confesó Paul durante la conferencia de prensa que oficializó su reincorporación. Y no es para menos. A sus 39 años y a pocos meses de cumplir los 40, Paul está de regreso en el lugar donde consolidó su legado y se convirtió en uno de los mejores bases de la NBA. Sólo que esta vez, asume un nuevo rol: líder desde la banca y mentor de una plantilla con sed de gloria.

Un viaje turbulento pero lleno de aprendizaje

Desde que dejó los Clippers en 2017 rumbo a los Houston Rockets, la carrera de Chris Paul ha sido una travesía exigente. En Houston, formó una dupla temible junto a James Harden y estuvo a punto de destronar a los Warriors de Stephen Curry en las Finales del Oeste de 2018. Sin embargo, una inoportuna lesión en el juego 5 terminó con las aspiraciones de campeonato de los texanos.

Luego vendría un corto pero fructífero paso por Oklahoma City Thunder, donde se convirtió en mentor de jóvenes promesas y lideró al equipo a unos inesperados playoffs. Su etapa en los Phoenix Suns le permitió alcanzar las Finales de la NBA en 2021, pero cayó ante unos imparables Milwaukee Bucks liderados por Giannis Antetokounmpo.

Un año en los Golden State Warriors y otro más reciente con los Spurs cerraron un capítulo que muchos creían finalizado. Sin embargo, Chris Paul tenía otro plan: cerrar su carrera donde él considera su "hogar".

La conexión con Los Ángeles

La familia de Chris Paul siempre consideró Los Ángeles su hogar permanente, incluso en los años donde él jugaba en otras franquicias. Su esposa Jada y sus hijos Chris Jr. y Camryn se quedaron en la ciudad, manteniendo una distancia física que a veces sólo compensaban con videollamadas antes de ir a la escuela.

“Amo jugar baloncesto, pero amo a mi familia más que a cualquier otra cosa”, dijo Paul.

Hoy, puede balancear ambas pasiones. Asiste a los torneos AAU de su hija, levanta pesas con su hijo, y por fin puede disfrutarlos sin vuelos ni campañas interminables que lo alejan de casa.

El contexto del regreso

El regreso de Paul no es solo un capricho emocional. Los Clippers se han armado para competir seriamente en el Oeste, con Kawhi Leonard y James Harden como puntas de lanza. Pero necesitan dirección, experiencia y temple. Eso es precisamente lo que Chris Paul trae con él. En sus 18 temporadas, ha disputado 1,272 partidos de temporada regular y 149 de playoffs. Fue 12 veces All-Star, 10 veces All-NBA y lideró la liga en asistencias en cinco ocasiones.

Sumado a esto, su visión y ética de trabajo pueden ser clave para una plantilla en transición. Paul sabe cuándo hablar, cuándo liderar desde lo emocional y cuándo mostrar con acciones.

¿Última oportunidad para el anillo?

Con todo lo que ha logrado, a Chris Paul le falta un solo trofeo en su vitrina: el campeonato de la NBA. En más de una ocasión ha estado cerca, pero el destino (y algunas desventuras físicas) le ha negado ese privilegio. Ahora, enfrentando lo que es muy probablemente su último año, CP3 se ha puesto como objetivo el cierre perfecto.

“Quería volver aquí a jugar como fuera posible”, indicó. “No me importaba cómo luciera el equipo, sólo quería estar en casa con los Clippers”.

Una perspectiva más madura

Chris Paul ya no es el joven eléctrico que dominaba desde la línea de tres y rompía tobillos cada noche. Hoy es un veterano astuto, un maestro del pick-and-roll, capaz de manipular los partidos desde la toma de decisiones. Puede no promediar los 20 puntos y 10 asistencias de antaño, pero su presencia vale oro en momentos críticos.

Paul comparte ahora camaradería con otro cuarentón ilustre: LeBron James. “Será genial”, comentó al respecto. “Estoy agradecido de seguir jugando a esta edad”.

La NBA de hoy es más física, exige más velocidad y resistencia. Pero Paul nunca fue completamente dependiente de su físico. Su valor siempre estuvo en su cabeza: lectura del juego, timing y ritmo. En eso, sigue siendo de élite.

El legado de ‘Point God’

Independientemente del resultado de esta última etapa con los Clippers, la herencia de Chris Paul en la historia del baloncesto está asegurada. Muchos lo consideran el mejor base "puro" desde Magic Johnson. Su impacto va más allá de las estadísticas: es un referente de liderazgo, profesionalismo e inteligencia en cancha.

Estuvo en la Fundación de Jugadores de la NBA, presidió el sindicato y fue mentor de estrellas emergentes como Shai Gilgeous-Alexander y Devin Booker. Ahora, puede sumar a ese rol el de ayudar a los Clippers a capturar el primer campeonato en la historia de la franquicia.

Un ciclo completo

Hay una poética circularidad en este regreso de Chris Paul. En 2011, su llegada a los Clippers marcó el nacimiento de la popular era "Lob City", junto a Blake Griffin y DeAndre Jordan. Transformaron una franquicia históricamente mediocre en contendiente habitual en el Oeste. Aunque nunca alcanzaron las Finales, elevaron el estatus de los Clippers e hicieron historia.

Ahora, con un equipo diferente, una edad diferente, pero la misma hambre competitiva, CP3 vuelve para cerrar el círculo. ¿Será este el año donde finalmente se le haga justicia a su leyenda con un campeonato?

“El baloncesto me ha dado todo… pero estar en casa, con mi familia y aún tener la oportunidad de competir por el título, no hay nada que se le compare”

Los focos del Intuit Dome están listos. Chris Paul también. Que comience el último acto.